Con especial acento

 

Siempre he dicho que una de las razones por las que muchas personas no manejan con facilidad el asunto de la acentuación de palabras, está en el hecho de la confusión entre acento y tilde, lo cual hace que algunos redactores habituales incurran en impropiedades cuya solución es sencilla.

En infinidades de veces he dedicado artículos para contribuir con la disipación de las dudas, y es justo reconocer que ha habido una mejora sustancial; pero aun así, quedan resabios, por lo que es necesario seguir insistiendo. 

Es por eso que hoy, en atención a unas amables peticiones de consecuentes seguidores de este trabajo de divulgación periodística y redactores habituales, una vez más vuelvo sobre este tema.     

Todas las palabras, con la excepción de aquellas de una sílaba, tienen una sobre la que recae la mayor expresión de voz, y en la que, de acuerdo con unas reglas, se coloca o se omite la tilde según el caso. Es decir, hay un acento prosódico y otro ortográfico. El ortográfico se le coloca a las palabras agudas cuando estas terminan en vocal o en las consonantes “N” o “S”; en las graves cuando terminan en consonante que no sea ni la “N” ni la “S”; y en las esdrújulas y sobresdrújulas, cualquiera que sea la letra en la cual terminen. 

Aquí vale acotar que las palabras agudas son aquellas que llevan la mayor entonación de voz en la última sílaba; las graves la tienen en la penúltima; y las esdrújulas y sobresdrújulas en la antepenúltima. Para entender mejor el asunto y evitar confusiones, se debe tener presente que acento alude a tono, entonación; en tanto que tilde, a símbolo gráfico. Ese desconocimiento ha   incidido para que hoy día muchos redactores tengan deficiencias en ese sentido. 

Es relativamente sencillo, pues solo basta saber que acento es una cosa, y tilde, otra, además de que se debe tener presente que de acuerdo con la entonación, existen palabras agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas, tal como lo señalé en el párrafo anterior. Si eso no se maneja con facilidad, siempre habrá dudas que desembocarán en impropiedades. 

La regla general para colocación de la tilde exceptúa a las palabras monosílabas que tienen más de una función dentro de la oración, y he allí la confusión en muchas personas que tienen el lenguaje como herramienta básica de trabajo. La Real Academia de Lengua, en aras de disipar las dudas, ha dispuesto que esa diferencia se marque con una tilde, lo cual ha dado origen a otro tipo de acento, conocido como diacrítico, es decir, que distingue la función de esas partículas en la oración. Con unos ejemplos tomados de varios autores, trataré de explicar de la mejor manera este asunto que, aunque sencillo, es una fuente inagotable de errores en la escritura, paradójicamente en personas a las cuales se las ha tenido como buenos conocedores.

“Mi” y “tú”, en caso de que sean pronombres personales, llevarán tilde; pero cuando cumplen función de adjetivos posesivos, no la llevan: “Mi casa es un refugio de paz”; “Tu trabajo te agrada porque sabes hacerlo”. En ambos ejemplos, “mi” y “tu” son adjetivos posesivos, y por lo tanto no llevarán el símbolo grafico. Pero si se escribe: “Para lo más importante es acudir a la asamblea” o “ conoces muy bien los riesgos que implica negarse a asistir”, fungen de pronombre personales, lo cual sugiere la tilde. 

“Si” se acentúa cuando es pronombre personal o cuando es adverbio de afirmación: “Tardó en volver en ”; “Yo voy a la fiesta”. No se acentúa cuando es conjunción condicional: “Si me acompañas, podré prestarte algunos  libros”. 

“Mas” lleva tilde cuando es adverbio de cantidad o comparativo: “Yo quiero más”; “Este libro es más caro que el otro. No la lleva cuando es conjunción adversativa: “Habían avanzado mucho, mas la meta todavía estaba lejos”. 

 “De” se acentúa cuando es tiempo del verbo dar: “Cada quien como propuso en su corazón…”. No se acentúa cuando es preposición: “Es tiempo de rectificar”

“Se” lleva tilde cuando es tiempo de los verbos ser y saber: “No qué le pasa a ese tipo”; “ tú misma, y olvídate de los demás”.  

En la venidera entrega repasaré lo hoy mostrado y culminaré el capítulo con otros casos de monosílabos y otras palabras que, aunque no son monosílabas, antes se las tildaba y ahora no.      

                                                                            

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

1 COMENTARIO

  1. Estimado David:

    Las reglas ortográficas para tildar las palabras son fáciles de aplicar cuando se entiende su lógica y se tienen presentes las excepciones importantes y otros aspectos (los hiatos, por ejemplo).

    Los que trabajan redactando escritos tienen la obligación de manejarlas con solvencia, ¡no faltaba más! Los docentes de todos los niveles, por otro lado, también tienen el deber de usarlas con facilidad. Es deseable que todos los que reciben instrucción de bachillerato o profesional lo hagan, pero naturalmente no todos se ven en la necesidad de trabajar con la escritura o de hacerla visible para otros, entonces es posible que la falta de práctica conduzca a la comisión de yerros ortográficos.

    Hay algo relacionado con este asunto que me hace reflexionar con frecuencia, lo podría resumir así: La acentuación o la tildación, ¿qué fue primero? En vista de que esta entrega tiene secuela, quizás estimado David puedas comentar al respecto en tu siguiente columna. Como has dicho, parte del problema es no discernir entre acento y tilde, así que mi pregunta de arriba es como aquella interrogante sobre el huevo y la gallina… Para aclarar el porqué de mi pregunta tengo que comentar que los hablantes articulan o acentúan algunas palabras en más de una forma, un ejemplo muy sencillo es el vídeo (con la i tildada) de los españoles y el video (sin tilde) de los hispanohablantes nacidos en América. En este caso ambas grafías están registradas en el DLE (versión actual del conocido DRAE) y el Diccionario Clave. La versión llana entró en el DLE en el 2001.

    No son pocos los casos de doble acentuación, algunos son ejemplos son ícono/icono, páprika/papikra, isóbara/isobara, diábetes/diabetes, úrea/urea. Los primeros tres casos están registrados en los diccionarios mientras que los últimos dos no, pero en Venezuela la vacilación entre las dos versiones es patente. El profesor Alexis Márquez, individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua (ya fallecido), era un entusiasta de la voz esdrújula diábetes, sobre esto fijó claramente su posición en su columna semanal del diario de circulación nacional Últimas Noticias, desafortunadamente estas columnas ya no están disponibles en línea como antes, así que no es posible evidenciar esta opinión; sin embargo, este catedrático consideraba su uso válido, así lo muestra en El Nacional -otro diario venezolano- en su conocida columna Con la lengua por allá en el 2008. Esta todavía puede consultarse en la siguiente dirección web: https://www.analitica.com/opinion/opinion-nacional/verosimil/.

    La acentuación puede variar de una región a otra, es un fenómeno que me despierta mucho interés. ¿Por qué se dice úrea (sí, voz esdrújula) preferencialmente en Venezuela y no urea (voz llana) como en otras latitudes? Es un misterio como el de por qué los acentos regionales dentro del país o fuera de él. La doble acentuación admitida por los diccionarios para algunas palabras es reflejo de que ciertas acentuaciones regionales, minoritarias al principio, se vuelven más comunes y abarcadoras, de esta forma la fuerza y amplitud geográfica que van tomando su uso las legitima y las academias tarde o temprano tienen que darles cabida formal.

    La globalización podría estar fomentando algunas acentuaciones minoritarias. La pervivencia de una grafía con tildación alternativa en estos tiempos de auge de Internet y de redes sociales internet, sobrevive precariamente mientras se libra una lucha entre hablantes puristas e innovadores, entre hablantes cultos y descuidados. Y quién sabe… Pienso que es más probable que se imponga la innovación, estadísticamente son más numerosos los que empujan el cambio bien sea con conciencia o sin ella, mediante una especia de entropía lingüística.

    Saludos.

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