Holodomor: una hambruna del siglo veinte

Una investigación documenta la hambruna que provocó millones de muertos en Ucrania

Entre 1931 y 1934 murieron de hambre en la URSS cinco millones de personas, de las cuales más de cuatro millones eran ucranianos. La dimensión de la tragedia no se conoció hasta que con la llegada de la Glasnost de Gorbachov se permitió el acceso a los documentos reservados que el Kremlin mantenía fuera del alcance de los investigadores y de los historiadores que quisieron documentar aquel desastre.

Applebaum-Hambruna-roja-Debate Holodomor: una hambruna del siglo veinte

El episodio de la hambruna que asoló Ucrania fue ocultado durante años por las autoridades soviéticas y muy pocos testimonios de víctimas y familiares pudieron filtrarse a occidente. Se falsearon certificados de defunción, se manipularon censos y estadísticas y se alteraron datos para ocultar el alcance de la hambruna.

Iósif Stalin nunca reconoció los errores que llevaron a la situación que provocó el Holodomor, nombre con el que se conoce la hambruna que afectó a millones de personas y que algunos historiadores consideran un auténtico genocidio.

«Hambruna roja. La guerra de Stalin contra Ucrania» (Debate), un libro de Anne Applebaum, Premio Pulitzer y profesora de la London School of Economics, cuenta cómo se gestó aquella tragedia y las consecuencias que provocaron unas medidas de las que la investigadora responsabiliza a Stalin y a la colectivización que obligó a los kulaks (pequeños campesinos dueños de terrenos, animales y aperos) a desalojar sus posesiones y a la deportación a granjas colectivas de cientos de miles de trabajadores del campo ucraniano.

Un país en busca de su identidad

La geografía de Ucrania ha marcado el destino de un país que ha sido víctima de las numerosas invasiones que ha sufrido a lo largo de la historia y del dominio colonial que sobre ella han ejercido Rusia, Polonia y el Imperio Austrohúngaro.

El siglo veinte fue testigo de las continuas maniobras de la rusificación sufrida por la sociedad ucraniana desde la creación de la Unión Soviética, que no sólo trató de convertir Ucrania en una provincia de Rusia sino también de terminar con las aspiraciones del nacionalismo ucraniano, apoyado por una generación de políticos concienciados con la identidad nacional del país y por intelectuales, artistas y escritores que se oponían a la imposición del idioma y la cultura rusas sobre la ucraniana y a la censura que impulsaron Lenin y Stalin desde el principio de la revolución.

La fuerte oposición de la sociedad ucraniana a los bolcheviques y el miedo a perder Ucrania obligaron a Lenin a rectificar sobre aquellas medidas que coartaban los sentimientos nacionales ucranianos, pero más tarde Stalin trató de debilitar el nacionalismo ucraniano y aprovechó la crisis económica de 1929 para llevar a cabo la colectivización agrícola que causó la hambruna.

La tesis que sostiene Applebaum en su libro es que la colectivización no fue sólo una medida económica sino también un instrumento para eliminar al nacionalismo que se oponía al régimen soviético con la excusa de que suponía una amenaza para la unidad del proletariado. La implantación de la colectivización resucitó las tensiones entre el nacionalismo ucraniano y Rusia, que llevó a cabo una fuerte represión de los líderes, purgados, encarcelados en campos del Gulag o fusilados.

La colectivización puesta en marcha por Stalin desplazó a cientos de miles de campesinos de sus hábitats y, al contrario de lo que se había pensado, no supuso un aumento de la producción. La disminución de los terrenos destinados a la plantación de trigo y el descenso de la mano de obra campesina (cuando empezó la operación un tercio de los hombres más jóvenes estaba movilizado en los frentes de la Primera Guerra Mundial y otros miles habían emigrado a las ciudades), provocó una sucesión de cosechas ruinosas que no alcanzaron los objetivos de los planes que el Kremlin había fijado para sostener el crecimiento de la URSS y el cumplimiento de las cuotas de exportación establecidas.

La mayor parte del trigo se vendía al exterior para obtener divisas con las que comprar las maquinarias que necesitaba la industrialización de la URSS, y la disminución de las cosechas no podía suponer un freno a los planes quinquenales.

Fue entonces cuando se ordenó confiscar todo el grano que se obtuviera, incluido el destinado al consumo. Para ello se crearon unas brigadas especiales de incautación que iban registrando cada casa y cada escondite donde los campesinos habían ocultado parte de ese grano para alimentar a sus familias.

Los culpables eran castigados con fuertes multas y penas de prisión, cuando no ejecutados, lo que empeoró la situación y llevó a la inanición a miles de personas, provocando una verdadera catástrofe humanitaria.

La imposibilidad de abandonar el país debido al cierre de las fronteras decretado desde el Kremlin aumentó el número de muertes. En las carreteras, en los caminos que conducían al exterior, en los andenes de las estaciones, en las aldeas y en las granjas, comenzaron a amontonarse miles de cadáveres víctimas de la hambruna, que a su vez generaron epidemias que aumentaron la mortalidad.

Anne Applebaum documenta exhaustivamente acontecimientos y testimonios de casos personales (incluidos de canibalismo y necrofagia) y revela datos registrados en informes hasta hace poco secretos o inaccesibles.

Pese a todo, las autoridades soviéticas no llegaron a reconocer los errores de sus planteamientos y atribuyeron siempre el descenso de las cosechas a sabotajes y complots de agentes contrarrevolucionarios pletiuristas (Pletiura fue, con Majnó, un héroe del nacionalismo ucraniano) que trataban de derrocar al gobierno soviético y establecer una república democrática burguesa.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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