El incendio del cementerio de neumáticos de Seseña (Toledo, Madrid, España), ha puesto de manifiesto que las administraciones públicas españolas no tienen la salud de los ciudadanos entre las prioridades que deben estar por encima de discrepancias partidarias o de recortes económicos que resten medios para poder actuar de forma preventiva y, llegado el momento, actuar con eficacia para evitar daños a las poblaciones afectadas.
En este caso concreto, la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad Pública de Madrid (CasMadrid) ha destacado cómo se han prodigado las apariciones en los medios de comunicación de políticos y técnicos a sueldo de las administraciones públicas, para señala que «no hay peligro», que los límites de exposición a las múltiples sustancias producidas por la combustión de la inmensa pira «no tienen repercusión negativa sobre la salud de la población».
Pero Ecologistas en Acción (EA) ha cuantificado esas sustancias cercanas al 6,5 % del total de emisiones de partículas inventariadas en España durante todo un año (122.190 toneladas en 2014), y estima que “solo este incendio, podría emitir a la atmósfera tantos HAP como a lo largo de un año en todo el Estado (265 toneladas se registraron en 2014)”.
Ecologistas en Acción señala también que las emisiones de los cancerígenos benceno y benzo(a)pireno (BaP) alcanzarían respectivamente 150 y 5,6 toneladas, por citar sólo los contaminantes con límites legales de inmisión. A 300 metros del incendio se han medido 121 microgramos por metro cúbico de benceno (cuando el valor límite anual es de 5 µg/m3), y en la pluma del incendio se han detectado 3.000 ng/m3 de BaP (el valor objetivo anual es 1 ng/m3)”. También denuncian que se están dejando de medir los contaminantes más peligrosos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), benceno, benzo(a)pireno y diversos compuestos volátiles y semivolátiles.
Aclarado que las consecuencias para la salud de las personas afectadas por la cercanía al incendio sí son graves, ha llegado el momento de determinar las responsabilidades desde que el primer neumático apareció en este descampado de Seseña y cómo ha sido posible que alcanzase una magnitud de tal envergadura a la vista de quienes debían estar atentos precisamente a que no se consolidase ese vertedero ilegal, tanto en el Ayuntamiento de Seseña como en las comunidades autónomas de Madrid y Castilla la Mancha, así como en los ministerios del Gobierno de España con competencias en Salud y Medio Ambiente.
Para CasMadrid no hay duda de que se debe «a la inacción desde hace años de políticos de todos los colores», y demuestra, una vez más, «el nulo interés de las administraciones por garantizar la salud de la población, al tiempo que deja meridianamente claro para quien quiera apreciarlo, su dependencia de los intereses de las empresas de turno».
Señala además que Seseña no es el primer caso. En 2015 ocurrió un incendio similar en Chozas de Abajo (León), que tardó casi un mes en extinguirse por completo, con declaraciones de la Junta de Castilla y León iguales a las que han hecho los políticos de turno en Madrid y Castilla La Mancha.
Ecologistas en Acción considera que todos los estudios serios de casos similares al incendio de Seseña refuerzan considerar que las consecuencias para la salud son graves y por ello resulta necesario extremar, más de lo que se está haciendo hasta ahora, las medidas de protección.
La organización ecologista cita que el estudio de un incendio de neumáticos en Iowa (EEUU) en 2012 concluye que la exposición a los contaminantes en un radio inferior a 1,5 km del foco tenía efectos nocivos para la salud, y eso que fue de magnitud muy inferior, ya que se quemaron en 18 días 1,3 millones de neumáticos, la cuarta parte de los que han debido arder hasta ahora en Seseña, y dio paso a las siguientes conclusiones:
- Según los estándares norteamericanos de calidad del aire, los riesgos de exposición en un radio inferior a 1,5 km del foco resultaban claramente nocivos para la salud.
- Los riesgos calculados para exposiciones durante 24 horas indicaban que hasta 3,1 km de distancia del fuego había afecciones a la salud en grupos de población sensibles (niñas y niños, personas mayores o con problemas respiratorios).
- Hasta a 18 km del foco en la dirección del viento podían detectarse valores de contaminación considerados nocivos, según sus estándares de protección a la salud.
Para Ecologistas en Acción, lo importante para conocer la verdadera exposición de la población y del medio ambiente a estas sustancias tóxicas es medir los contaminantes allí donde van los vientos que arrastran el humo, no tanto los datos de las estaciones fijas, que pueden ser usados como referencia.
En el caso de Seseña, las estaciones que se han llevado con posterioridad al siniestro están funcionando como fijas, puesto que no se están moviendo de sus emplazamientos para seguir la evolución de humo.