Entrevista al compositor cubano Jorge Martín
El mundo de la composición musical y de la opera no es especialmente fácil. Las nuevas generaciones de compositores dependen de la interpretación de sus obras, de la elección en los repertorios orquestales y operísticos, de las modas, además del talento. Aún siendo un camino difícil, el músico contemporáneo vive en el torbellino de sus sonidos y melodías, compone y no abandona su mundo musical, buscando una renovación de la opera contemporánea.
Es el caso de Jorge Martín, un joven compositor cubano americano, formado en la Universidad Yale, con un posgrado en Columbia, quien ha impulsado el concepto operístico actual con su audaz opera “Antes que anochezca”. Ha compuesto música de cámara, trabajos orquestales y para coro y canto. Ha realizado varias operas entre ellas “Beast and Superbeast”; y la opera en un acto “Tobermory” que obtuvo el Primer premio del Concurso de Música de Cámara de la Asociación Nacional de Opera (USA), además del reconocimiento CINTAS y de ASCAP.
Nos encontramos en Nueva York, donde reside, para hablar de música y de su renombrada Opera “Antes que anochezca” basada en el libro homónimo del escritor cubano Reinaldo Arenas, que se estrenó en esta temporada, con la Florida Gran Opera, en el Arsht Center de Miami, con gran éxito de público y crítica.
Cabe destacar que el libro autobiográfico de Arenas inspiró la película de Jules Schnabel protagonizada por Javier Bardem, además de esta opera del músico Jorge Martín.
Jorge Martín: Yo soy Cubano y nos mudamos a Estados Unidos cuando tenía unos seis años, me crié, por lo tanto, en Estados Unidos, hablo mejor el inglés aunque mis padres no querían que perdiera el español y lo uso bastante cuando visito mi familia en Miami. Descubrí mi vocación por la música desde niño, en Cuba. Mis padres se dieron cuenta y me pusieron a estudiar piano. Pero, yo siempre quise ser compositor no intérprete de música. A mi me gustaba crear la música; tocaba bien el piano pero yo quería componer no tocar.
Adriana Bianco: Hay interés de tu parte por la opera y hacia el canto lírico o lied. Es todo un género la relación de la música con el texto literario.
JM: Hay gente que menosprecia el canto lírico, en cambio, en mi caso, es algo que me provoca y me entusiasma. Para mi la música con la voz humana tiene algo de ancestral. Cada voz es única y es distinta. Para mí, es la forma más originaria de la expresión de un ser humano. La unión entre la poesía, que es un lenguaje muy primitivo y la música es algo único. Ahora estoy escribiendo música para poemas del poeta mexicano Amado Nervo. Leo esos poemas, me empapo del lenguaje poético y eso me lleva a la música.
AB: Comprendo entonces que te guste tanto escribir para opera porque allí tenemos la conjunción de la voz, con la música.
JM: Tengo mucha admiración por la Opera. La Opera implica muchas cosas: la historia, la narración, el carácter de los personajes, su desarrollo, lo escénico, lo teatral, la actuación de los cantantes. Mira, sabemos que el teatro tiene su origen en los ritos dionisíacos griegos y ese sentido ritual sobrevive en la opera. Cuando yo escribo música no pienso en esos aspectos rituales pero en el acto creativo hay algo religioso…
AB: Sin duda. Cómo llegaste a componer una opera sobre el libro “Antes que anochezca” de Reinaldo Arenas, ese libro tan fuerte, tan audaz y tan conmovedor. ¿Pensaste al leerlo en una opera?
JM: No. No pensé al leerlo en una opera pero veía tantos episodios y personajes, tantos temas, y lo único que unía ese enjambre de situaciones era la vida de Reinaldo Arenas y su afán de libertad. Amigos a los que consulté, que lo conocieron, me dijeron que adaptara el libro a un texto operístico.
El libro tiene elementos básicos teatrales y la historia es una mezcla de tragedia y comedia. El personaje de Reinaldo es fuerte y sus temas son profundos. Entonces, leí el libro de nuevo pensando en la posibilidad de hacer una opera. La traductora Koch fue fundamental para mi, ella lo conoció y me ayudó. Además, yo no sabía sobre Cuba, solo por mis padres, por eso, me informé mucho.
Fue un atrevimiento porque nadie me había pedido esta opera. Yo había trabajado con gente de opera por casi diez años y empecé a buscar un libretista pero no pude encontrar y entonces decidí hacer yo mismo el libreto. Luego, empecé a escribir la música. Estuve trabajando dos años en este proyecto. Terminando, había que encontrar a alguien que quisiera montar la obra y se interesó el director de Fort Worth en Texas. Se hicieron avances hasta que decidieron a montarla como espectáculo operístico.
AB: Y ahora gozas de esta versión en la Gran Opera de Florida, en Miami, que ha sido un éxito esta temporada. Me pareció interesante porque concebiste el protagónico como barítono. ¿Por qué?
JM: Para mi esa voz es muy varonil e instintiva. El tenor es otra cosa, y en el caso de Reinaldo había algo muy profundo con la tierra, con el campo cubano. La voz del barítono expresa ese mundo originario. Además, hay muy pocas operas donde el barítono es el protagonista. Es una voz plena que puede comunicar el conflicto que vive Reinaldo, prisionero en Cuba, perseguido político y perseguido por su condición homosexual. Hay varios conflictos. Es muy interesante el concepto de la libertad y lo que significó para Arenas, la lucha por la libertad de sus ideas, la lucha por manejar su cuerpo, la lucha por salir de Cuba y luego cuando está en Estados Unidos, cae prisionero de su enfermedad. Nunca pudo lograr esa libertad total, se liberó de lo político, escribió libremente, pero terminó preso de su enfermedad y notó que sus escritos no interesaban en Estados Unidos, como los escritos que había hecho en Cuba. Es una vida muy difícil.
AB: Si. Salió de la cárcel de Cuba, como él la sentía, y entró en la cárcel de su cuerpo enfermo, en la cárcel del Sida.
JM: Llevar esa vida a la opera era un verdadero desafío desde todo punto de vista.
AB: Justamente, hablemos del panorama musical para los compositores actuales, los que buscan desafíos y nuevas propuestas. ¿Hay apertura en los repartos de los teatro operísticos?
JM: Actualmente, hay más apertura que cuando yo comencé, aunque no hay toda la aceptación que debería haber. Todas las compañías de Opera, inclusive el Metropolitan, deberían tener, en sus repertorio, operas nuevas de compositores actuales. Lo ideal sería tener el repertorio clásico con la incorporación de operas de vanguardia.
Pero muchos teatros de opera redefinen las puestas de los clásicos con criterios modernos y no estrenan nuevas operas.
La razón por la cual el teatro moderniza las operas clásicas es porque supone que no hay operas modernas o actuales. Sí las hay. Necesitamos un espíritu de renovación, incorporar nuevas operas de autores actuales. La energía de la innovación ponerla en obras nuevas además de remozar el repertorio tradicional.
Las voces, el coro, la orquesta, la música es lo que impulsa una opera, sea el tema que sea, pero vivimos en una cultura muy visual, nuestros oídos no están tan adiestrados como antes, y lo visual se vuelve demasiado importante. La opera es “oído”, después viene lo visual y el movimiento. Creo que los grandes teatros de opera deberían incluir operas de compositores actuales a sus repertorios operísticos, traer así, una verdadera renovación en la Opera y entusiasmar al público más joven.