Las Brujas de Salem y la Casa de los siete tejados

La región de Massachussetts es especialmente histórica porque en estos lares se generó la Independencia de Estados Unidos, surgieron teorías filosóficas en el Siglo diecinueve, como el Trascendentalismo, el Romanticismo Oscuro y vivieron muchos escritores en la región: Maria Luisa Alcott, Herman Melville, Waldo Emerson, Henri D.Thoreau, entre otros.

Salem es el pueblo de las brujas y el lugar de uno de los episodios más tristes de la historia de Nueva Inglaterra, en el sigo diecisiete, en Estados Unidos.

España sabe sobre la Santa Inquisición y las persecuciones por brujería. Estas persecuciones también existieron en América pero en menor escala. El caso de Salem tomó especial resonancia porque fue una histeria colectiva que llevó a gente inocente a la muerte y porque surgió de un rumor, según los datos históricos.

Arthur Miller escribió una obra de teatro titulada «Las brujas de Salem», estuvo trabajando en los archivos del juicio, y fue él quien me dijo que debía visitar el lugar, por lo histórico, por la relación con el Macarthismo y la persecución en 1950 a los comunistas y homosexuales y porque en Salem nació un escritor, Nathaniel Hawthorne, parte del Romanticismo oscuro, una tendencia literaria originaria de la región. No pude en aquel entonces, pero ahora aproveché la ocasión que estaba en Boston, a solo cuarenta kilómentros, y fui a visitar Salem.

Salem, desde sus comienzos, fue un puerto importante del estado de Massachussetts sobre la costa atlántica, por el tráfico comercial de esclavos y luego por el auge de la caza de la ballena, y por la expansión de las rutas marítimas a África, Sumatra, China, India; ese intenso comercio desarrolló la arquitectura de casas señoriales que aún hoy se mantienen, algunas preparadas como albergues turísticos y bed&breakfast.

Por esta bella arquitectura y por su historia, Salem es Patrimonio Histórico Nacional y un centro turístico importante: ofrece el Museo Peabody Essex, el más antiguo del país, el Witch Museo, El Museo de la Casa de los Siete Tejados, típicos restauarantes, atractivos parques, paseos en barco por la bahía y tours sobre fantasmas y misterios.

Visitamos el Museo de las brujas o Salem Witch Museum, una iglesia del siglo diecinueve que hoy alberga el museo de los juicios de las brujas de Salem, con una dramatización sobre los eventos acontecidos allí.

La historia resumida es la siguiente: Durante 1692, el reverendo Samuel Parris se mudó a Salem con su familia, sus tres hijos, su sobrina Abigail, la esclava Tituba y su marido. El reverendo era muy estricto y no contaba con la simpatía de sus vecinos. Comenzaron a suceder eventos perturbadores. Lo cierto es que fueron descubiertas las niñas bailando en el bosque bajo los rituales de origen Vudu que practicaba la esclava Tituba. Las niñas tuvieron convulsiones, llantos y extrañas conductas. El médico consideraba que la enfermedad no era física sino una influencia satánica. Este maleficio de brujería era penado con la horca, se inició un juicio donde las niñas acusaron a la esclava Tituba, quien aseguró haber visto al diablo con las niñas y otras dos mujeres. Así comenzaron las detenciones y los ahorcamientos. La histeria se apoderó del pueblo y los juicios siguieron condenando personas.

En 1703 el Tribunal de Massachussetts intervino los juicios por irregularidades. Algunos historiadores citaron casos de epilepsia, otros vieron pánico colectivo y otros estudiosos consideraron una posible intoxicación por cornezuelo de Centeno, cereal que posee una toxina, de la que deriva el ácido lisérgico. Fueron muchos los motivos desencadenantes de estos eventos además de rencillas internas entre vecinos, clima opresivo religioso y mucho fanatismo e ignorancia.

«Es terrible pensar que un rumor o una acusación falsa pueda generar la muerte de gente»- me dice una estudiante que miraba los regalos en la tienda de recuerdos.

«Estos hechos ahora pasan por las redes sociales, en internet»- le comento- «Las acusaciones falsas son como el desplumar de una gallina al viento. Quién puede recoger las plumas?»

La casa de los siete tejados

Caminamos por el pueblo para despejarnos de esos hechos tan irracionales. Viendo las bellas casas, atisbando el mar y recibiendo su brisa, llegamos a la Casa de los siete patios, nombre de la novela de Nathaniel Hawthorne, que vivía frente a esta casa que lo inspiró a escribir la novela.

Me atiende David, quien me comenta que a partir de 2007, el complejo museográfico de casas y jardines fue nominado Patrimonio Histórico y que antes de la pandemia lo visitaban alrededor de 150.000 personas anualmente.

Primero recorremos la mansión de los siete tejados, una casa con diecisiete cuartos y setecientos metros cuadrados. El mercader y empresario marino John Turner fue quien construyó la casa en 1668. Fueron propietarios tres generaciones de Turner que la vendieron a la familia Ingersoll. Luego de un período de abandono, en 1910, la benefactora Caroline Emmerton restauró el predio y lo inauguró al público creando conciencia nacional y comunitaria, puesto que el museo solventaba la Casa de Asentamiento al servicio de los inmigrantes y hasta hoy continua la labor social.

Esta casa sobrevivió trescientos años y es parte de la historia de Estados Unidos: vivió la Independencia del país, aprovechó el esplendor del período comercial llamado «la gran época de los veleros», entre 1780-1810. Al pasar a manos del capitán Ingersoll vivió la expansión del comercio con China, al morir el capitán, su hija Susana se hizo cargo y siendo prima de Nathaniel lo invita a la casa y lo motiva para que escriba.

Surgen dos novelas inspiradas en la mansión: «El sillón del abuelo» y «La Casa de los siete tejados», publicada en 1851. La casa sufre los avatares del Romanticismo oscuro de tendencias misteriosas y secretas, se llena de pasadizos y escaleras, y es el enlace entre la vida marítima y las tradiciones familiares, de la venganza y del amor. La casa mantiene mobiliario y empapelados de las distintas épocas, y conserva los siete tejados que fueron añadiéndose según el ensanche de la propiedad.

Casa del escritor Nathaniel Hawthorne

Cruzamos los jardines mirando la bahía y llegamos a la casa del escritor Nathaniel, mucho más modesta, en ella se encuentran ediciones de su obras, el dormitorio donde nació el 4 de Julio de 1804, y la buhardilla donde se escondía llamándola «su nido de lechuza», donde vivió sus fantasías literarias, su acercamiento al Romanticismo, su encuentro con el Puritanismo, a través de sus antepasados que habían sido los primeros colonos de Salem y uno de ellos parte de los famosos juicios de brujería de Salem. Su primer libro se publicó en 1837: «Cuentos dos veces contados», y en 1850 publica «La letra escarlata», un clásico de la literatura donde critica la hipocresía de la sociedad de su época y profundiza el concepto de culpa y pecado.

Edgar Allan Poe lo reconocía como el gran escritor de su generación; la amistad que Nathaniel entabló con Herman Melville, hizo que se emparentaran las dos novelas: «Moby Dick» y «La casa de los siete tejados», en el análisis de los valores éticos del hombre.

Zoe Quinn, directora de los Servicios y Programas Públicos del museo, me explica: «Este complejo de casas tiene importancia histórica, arquitectónica, náutica y literaria y un profundo significado como identidad y patrimonio nacional»

Estas casas y sus jardines son símbolo de Estados Unidos, de su nacimiento como nación, símbolo del comercio, del trabajo familiar y de la filosofía que forjó este país.

Visitar este sitio tan especial de Estados Unidos es entrar en el corazón norteamericano.

Conocer es una forma de amar.