¡De nuevo Picasso! La Fundación Mapfre nos da la oportunidad a quienes hemos viajado para ver sus obras en museos y exposiciones, de conocer ahora lo que atesoran las colecciones privadas, –sin identificar o identificadas- la colección de su nieta Marina Picasso y algunas cesiones privadas a museos de cualquier parte del mundo.
Siempre es un placer volver a encontrarse con antiguos conocidos, con colores primarios, líneas rectas y curvas, con gloriosos desnudos femeninos y masculinos, como en la última parte de la exposición inaugurada para el público este 12 de febrero de 2014 en Madrid.
Todo el mundo sabe que Picasso, desde muy joven hasta su muerte a los 91 años, estuvo casi siempre pintando su propia vida, los entornos de su vida, sus demonios personales. Que con cada relación amorosa comenzaba un nuevo ciclo de su pintura y hasta cambiaba de taller, para que todo fuera nuevo, como un nuevo comienzo, una nueva experiencia, en lo personal y en lo profesional. Que aunque prácticamente toda su carrera se desarrolló en Francia, él siempre mantuvo su nacionalidad española, aunque le ofrecieron la francesa, casi le suplicaron que la aceptase. Pero alguien nacido en Málaga, director del Museo del Prado en tiempos difíciles, que dejó un testimonio de sufrimiento del pueblo español en el Guernica, que se llamó Guernica por el bombardeo de la Luftwafe un 27 de abril de 1937, bombardeo de una ciudad española, transformada en testimonio de sufrimiento universal causado por guerras sin fin, por la interminable estupidez humana, sencillamente, no podía dejar de ser español. Ni podía dejar de ser español un apasionado por la tauromaquia, en sus múltiples versiones, desde la corrida hasta el eterno mito sagrado, tal como aparece en el Guernica, como testigo de sufrimiento secular. Por desgracia siempre ha habido guerras y para mayor desgracia, aunque parezca increíble, sigue habiéndolas. Ni por supuesto podía dejar de ser español alguien con su andaluza y mediterránea alegría de vivir, su sensualidad y…su mala leche. Múltiples razones para ser español a ultranza y quizá todavía me dejo alguna por ahí.
Picasso: mujer con guitarraVolvamos a la Fundación Mapfre. A sus mujeres, a sus talleres. El Bateau-Lavoir y el Boulevard de Clichy para Fernande Olivier. La rue Soelcher para Eva Gouel. La elegante rue de la Boétie para la bailarina rusa, la bella Olga. Para ella y Paul los veranos en Saint Raphaël, Jean-les-Pins, Antibes o Dinard, con talleres alquilados. Para Marie Thérèse Walter y Maya, el Château de Boisgeloup con su taller de escultura y producción de la suite Vollard. Les Grands Augustins para el Guernica y Dora Maar. Con el fin de la guerra llega a su vida la valiente Françoise Gilot, madre de Claude y Paloma, Château Grimaldi en Antibes, la joie de vivre, -hoy Museo Picasso – y a partir de 1948 la mansión en Vallauris. En 1953 se va Françoise, la valiente artista, que se harta de renunciar a su propio espacio vital, a su crecimiento personal, que se ahoga en el espacio Picasso, harta de su tacañería, “tenía que mantenernos a mí y a los niños”. Se va y es un golpe duro para el genio, ¿cómo se puede vivir sin Picasso? ¡No hay vida después de Picasso!, llegó a exclamar. Pero Françoise sigue demostrando a día de hoy que sí hay vida después de Picasso. En la exposición, es maravillosa la rabieta de Picasso, en toda la serie de dibujos para la revista Verve, feroces e irónicos, especialmente aquellos de La pintora y su modelo.
Picasso: la californieFinalmente, para la joven y sumisa Jacqueline Roque – Monseigneur – que entra en escena en 1954, varios lugares de ensueño: La Californie en Cannes, hasta que un mal año a alguien se le ocurre construir un bloque de apartamentos que tapan las vistas al Mediterráneo. Esa villa, la Californie, que Picasso había transformado desde la cursi decoración interior belle époque, en una serie de espacios abiertos y desordenados, con talleres que invadían las estancias creando espacios para el trabajo y los encuentros con amigos. Extraordinario testimonio fotográfico de la Californie picassiana, en la exposición. Picasso en el palomar, vista general del salón/taller, lleno de lienzos y otros materiales por doquier, Picasso conversando con su marchante Kahnweiler, Kahnweiler posando para Picasso, un Picasso relajado cortando recortables, Picasso con Jacqueline…
Los últimos talleres, esta vez sin cambiar de compañera, el Château de Vauvenargues en Provenza, al pie de la montaña Sainte Victoire, – conocida mundialmente gracias a Cézanne – y Nôtre Dame-de-Vie en Mougins. En Vauvenargues pinta esa maravilla de serie El pintor y su modelo, en la que la mujer no posa, se ofrece a la manera de la Maja desnuda de Goya. En Mougins pinta la serie del Reina Sofía, El pintor y la modelo y la del Centro Pompidou, Nova Galicia, Bridgestone Museum of Art, Ishibashi Foundation, Tokio.
En Mougins pinta esas maravillas que están en colecciones particulares no identificadas: Retratos de Jacqueline, vestida y desnuda. Jacqueline con gato, pintado en cuatro sesiones, -26 y 28 de febrero y 1 y 3 de marzo de 1964. Jacqueline con sombrero amarillo y verde, otra vez Jacqueline sentada, desnuda, con las manos alzadas, la acuarela Pintor trabajando, de una intensidad indescriptible en la mirada, Pintor y modelo en un bosque, – sinfonía en verdes- y ya los varios guaches de Pintor y modelo, ambos desnudos. Esa delicia con Picasso pintando a Jacqueline, ella posando su mano en un hombro de él, muy cómplices. O Jacqueline desnuda pintando. Y los cuatro cuadros de la serie El pintor. La guinda, Hombre en un taburete, autorretrato de Picasso, que se exhibe por primera vez. Empieza la exposición con un autorretrato pintado en 1906 y termina con un autorretrato pintado en 1969, tras un recorrido vital, de intensidad única, que dura 63 años…
En cada ciclo, aparecen retratos de sus mujeres: Fernande, – Eva – Olga y Paul, varios de Marie Thérèse, de Dora, de Françoise, los innumerables de Jacqueline. Luces y sombras del universo Picasso, de las sombras que supo librarse Françoise, y en cierto modo Marie Thérèse, que se mantuvo ahí, separada y humillada, pero siempre volviendo a verle de forma intermitente, termina sus días ahorcada. Maya conserva buenos y malos recuerdos de su padre. Fernande murió pobre y olvidada. ¡No hay vida después de Picasso! Olga, que le negó el divorcio hasta su muerte, sumida en la locura, igual que Paul, ¡aquel delicioso niño arlequín! Pablito, el hijo de Paul y hermano de Marina, que se suicida a los dos días de la muerte del abuelo. Dora que también enloqueció y Jacqueline…que podía haber vivido libre y millonaria tras la muerte de Picasso, acabó pegándose un tiro, ¿por un desamor?. ¡No hay vida después de Picasso!
¡Qué largo ha sido el siglo XX! Una revolución rusa, dos guerras mundiales, una guerra civil, una dictadura que le aleja de su amada España. Pintura azul y rosa, cubismo cezanniano, analítico, sintético, clasicismo y naturalismo con toques cubistas, surrealismo a la manera de Picasso, y después él es sus propios ismos. Los talleres como espacios del alma, laboratorios de arte y vida, mi paisaje interior. – dixit– Se despide del cubismo en 1914, en la expo, con hombre en un sillón. Supera el cubismo vía clasicismo de vanguardia entre 1917 y 1920. Resplandece el colorido y la luz mediterránea en Bodegón delante de un balcón y Velador delante de un balcón. 1920 al 27, los espacios no son lugares vacíos, son parte al igual que los volúmenes de lo que existe, cuadro o naturaleza, como esa pequeña escultura de papel recortado Guitarra y mesa delante de una ventana. Bodegones con guitarras, mandolinas, vasos, fruteros, veladores, una Naturaleza muerta con busto, Cuerpo con paleta, caballete y jarra, Guitarra y frutero con naranjas-clasicismo más naturalismo, con mucho color y matices, donde las rectas van cediendo a las curvas. Es una época de transición, de volver a reencontrarse, época de bodegones.
El pintor y la modelo irrumpe con la fuerza de la juventud de Marie Thérèse desde 1927. Ha nacido un nuevo género. Pintor en su taller, Mujer tendida al sol, bajo una lámpara, Durmiente bajo un árbol, vestida de rojo…-exaltación de los atributos femeninos- Años 30. Marie Thérèse, Boisgeloup, escultura, suite Vollard…Minotauro, surrealismo, la guerra, Dora Maar, Grands Augustins, el Guernica…Visitado en su estudio por el embajador alemán, éste le pregunta ante el Guernica: ¿Esto lo ha hecho usted? No, -responde Picasso- Esto lo han hecho ustedes. Retratos de Dora en sillón rojo, sentada con abecedario, recostada…
Picasso: ventana del tallerHay naturalezas muertas con cráneos para describir el estado de ánimo en la guerra mundial, pero quizá es el cuadro Ventana del taller, un interior con ventana que se asoma a un paisaje de tejados de París. En el interior, un radiador y tubería que desciende por la pared, sin calor, imagen de la penuria de la guerra, ausencia de figuras, el más impactante.
Con el fin de la guerra llega a su vida Françoise, una nueva modelo para el pintor, la alegría de vivir recuperada, vida en el mediterráneo, en el château Grimaldi de Antibes, cuatro meses de pintura alegre, con colores cálidos. 1947 y 48 traen a Claude y Paloma, se trasladan a Vallauris, viven felices, pero la relación se va deteriorando y en 1953 Françoise dice adios.
La recta final de su vida con Jacqueline, es una etapa de enorme producción pictórica, escultórica, cerámica, intensamente vital y social, ahí están los Dominguín, los grupos de flamenco, las corridas de toros, la vida como empezó, bajo el sol brillante del Mediterráneo, con los cuerpos gloriosos…Luces y sombras quizá del mayor genio del siglo XX.
La exposición está abierta hasta el 11 de mayo. Es un extraordinario recorrido a través de imágenes, de la historia de todo un siglo.
Ficha de la exposición.
- Fundación Mapfre, Paseo Recoletos 23.
- “Picasso en el Taller”
- Comisaria: Maite Ocaña
- Del 12 de febrero al 11 de mayo 2014.