El género de la biografía tiene una amplia trayectoria en la historia de la cultura. Desde la antigüedad, las vidas de los hombres y de las mujeres que destacaron en actividades como la política, la literatura o el arte, atrajeron el interés de sus contemporáneos y de las generaciones que los sucedieron.
En España la biografía fue muy practicada por escritores e historiadores y gracias a ellos hemos podido conocer las vidas de personajes de todas las actividades y los campos sociales e históricos.
Un libro de autoría colectiva coordinado por los profesores María Jesús González y Adrián Magaldi recoge los testimonios y experiencias de varios autores de biografías, profesores, periodistas o intelectuales, que reflexionan en torno a este género. Su título «Travesías biográficas. Un diálogo interdisciplinar» (Universidad de Cantabria).
En la introducción se dice que la biografía trata de las vidas de los hombres y las mujeres y de las múltiples proyecciones e introspecciones de su ser, de su estar y de su hacer, una definición que concuerda con la que Birgitte Possing, de la Universidad de Copenhague, incluye en su ponencia «Comprender las biografías. El género y sus arquetipos»: «Una historia sobre una vida y también una interpretación de una vida».
Para Anna Caballé, de la Universidad de Barcelona, el sentido de la biografía es el de ser una buena escuela de vida. Autora de varias biografías, entre ellas una muy polémica del escritor Francisco Umbral, Caballé señala que la biografía conlleva un enorme trabajo de investigación, de reflexión y de comprensión de una manera de ser que no es la propia.
Autora también de biografías de Paulino Masip y de Concepción Arenal, dedica de uno de los capítulos de este libro a las circunstancias que rodearon la escritura y la publicación de «El frío de una vida», la biografía dedicada a Umbral, escrita, según dice, para saber «qué había de verdad en la historia de aquel niño, evocada obsesivamente en sus libros».
Otra de sus aportaciones en este volumen está dedicada al panorama biográfico en España y a la historia reciente de la biografía en nuestro país, en el que la autora destaca los focos madrileño y catalán durante el primer tercio del siglo veinte, y también el tratamiento del género en los años de la República, el franquismo, la transición y la situación actual, con la presencia de los historiadores hispanistas.
De uno de estos hispanistas, Paul Preston, se recoge su aportación «La historia de España a través de sus biografías», en la que habla de las que escribió de Franco, Juan Carlos I, Santiago Carrillo y de las que se incluyen en sus obras «El final de la guerra civil», «Arquitectos de terror» y «El holocausto español».
En relación con los objetivos que le movieron a estudiar la vida de Franco, escribe: «Tenía que explicar cómo una persona que cada vez se evidenciaba más claramente como ‘hueca’, carente de intereses o conocimientos culturales, más allá de libros sobre batallas o de marchas militares, había podido llegar a ostentar el poder durante casi cuarenta años».
Para Manuel Alberca, de la Universidad de Málaga, autor de una excelente biografía de Valle-Inclán, «La espada y la palabra», el biógrafo debe comprometerse a buscar la verdad de la vida de una persona, de acuerdo con lo que decía Maurois, para quien el objeto de la biografía es transmitir una personalidad de forma verídica.
En su ponencia, Alberca analiza los términos de Ficción/No ficción, Individuo/Grupo, Historia/Literatura, Subjetividad/Objetividad y Continuidad/Discontinuidad aplicados a la construcción de una biografía.
La coordinadora María Jesús González aporta capítulos dedicados al Panorama biográfico en España y en Gran Bretaña y a Isaiah Berlin, a quien considera el pensador más importante del siglo veinte, de quien analiza su vida y su obra a la luz de sus encrucijadas histórica, cultural y sociopolítica.
Por su parte, el otro coordinador de este libro, Adrián Magaldi, analiza el fenómeno de la biografía en España durante la transición y cuenta su trabajo sobre la del político Alfonso Osorio.
La mayoría de los autores de este libro rinden reconocimiento a los autores británicos de biografías, a quienes consideran como los mejores del género.
Desde la publicación en el siglo dieciocho de la de Samuel Johnson por su amigo James Boswell, esta obra ha servido de modelo y paradigma de muchas otras y ha contribuido a fomentar y a prestigiar el género en Gran Bretaña.
El periodista gallego J. Benito Fernández reconoce su magisterio («admiro la minuciosidad y el rigor de los datos con que a menudo abruman al lector») en el capítulo «Cómo he construido mis biografías», en el que cuenta cómo se documentó, se relacionó y escribió, las de Leopoldo María Panero (recientemente reeditada), Eduardo Haro Ibars y Sánchez Ferlosio.
Son de agradecer los capítulos de autores alejados de los cánones occidentales y que aportan testimonios sobre las dificultades de escribir biografía en países como Irán o Sudáfrica, escritos por Sabar Vabdati Hosseinian (Universidad Islámica de Azad, Irán) y Lindie Koorts (University of the Free State de Sudáfrica).
«Travesías biográficas» es un texto que no sólo reflexiona sobre la elaboración de las biografías, sus dificultades y sus gratificaciones, sino que además resulta muy instructivo para quienes tengan que afrontar trabajos de este tipo.