En España hay 13.657.232 de personas pobres y están en riesgo de exclusión social; 400.000 personas más que el año anterior han pasado a la pobreza extrema; 3,2 millones en total, ya que viven con ingresos inferiores a 332 euros. Ciertamente, las familias más afectadas son las monoparentales y un dato relevante es el del trabajador pobre; una persona que pese a trabajar no puede afrontar unas condiciones de vida normal, es decir, uno de cada cinco españoles está en riesgo de pobreza.
El 22,1 % de la población española se encuentra en riesgo de pobreza, es decir, vive con menos de 8.011 euros al año según cita el INE (Instituto Nacional de Estadística) en la Encuesta de Condiciones de vida de 2014.
En este sentido, los niños son los más perjudicados ya que uno de cada tres es pobre, frente a los mayores de 65 años, que es el 12,3 %. El «riesgo de pobreza», entendido como tal es un indicador que mide la desigualdad, no la pobreza absoluta, es decir, cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población.
El 13,7 % de los españoles llega a fin de mes con mucha dificultad y el 40 % no tiene capacidad de afrontar gastos imprevistos. Un 40,6 % confiesa que no puede ir de vacaciones ni una semana al año y el 9,4 % normalmente se retrasa en los pagos relacionados con los gastos fijos; luz, teléfono, gas, hipoteca, etc. Es importante reseñar la pobreza energética sufrida el pasado invierno en España ya que hasta el 12% de la población no ha podido mantener su vivienda en condiciones adecuadas de calor.
Por ello, el porcentaje de la población española que vive en riesgo de pobreza se eleva hasta el 28,6% (con una caída de 0,6 puntos en un año) si se utiliza el indicador Arope (siglas de At Risk Of Poverty or social Exclusión) que es el que figura en la estrategia Europa 2020 de la Unión Europea.
Es significativo que este indicador cuente la baja intensidad de empleo en los hogares y la carencia de víveres; no pueden comer carne, pollo o pescado cada dos días, no ingieren leche, no suelen tener lácteos ni frutas o verduras a pesar de la recomendación de ingerir 5 piezas al día en un país como España. Por otro lado, no disponen de 650 € para gastos imprevistos, no pueden comprarse un coche, y el que lo tiene, suele adquirir un o de más de 15 años, aunque curiosamente sí disponen de móvil, ordenador y/o tableta.
El INE ha dividido a España en cinco grupos. El 41 % de la población que tiene educación superior es el que mayores ingresos tiene, mientras que un porcentaje similar de ciudadanos, 41, 5 % está en paro, tiene bajos ingresos o trabajos temporales. El 14, 1 % de las familias numerosas no tienen problemas frente al 36,8% de los hogares con 5 o más miembros, que son pobres. Estas familias suelen tener dependientes, personas con discapacidad o están poco formadas. El 29% de las personas que tienen un nivel de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) está en riesgo de pobreza frente al 9,8% de los que tienen estudios superiores.
Por nacionalidad, el porcentaje de personas por debajo del umbral de riesgo de pobreza es del 18,8% para los españoles, del 33,3% para los extranjeros de la UE y del 55,3% para quienes no pertenecen a la UE. En relación a las comunidades autónomas de España, las tasas de riesgo de pobreza muy elevada son Andalucía, (35,7%), Murcia (31,8%), Extremadura (29%), Castilla La Mancha y Canarias, (28,5) y la Comunidad Valenciana, 25,3 %. Las comunidades más prósperas son Navarra (9,6%), País Vasco (10,9%) y Cataluña (13,9%), y tras ellas, Aragón (14,4%), Cantabria (14,9%), Madrid (15,1%), Asturias (16,7%) y La Rioja (17,1%). La tasa de pobreza por debajo de la media nacional son Castilla y León, con un 18,3%; Galicia, con un 19,4%, y Baleares, con un 21,7%.
Según el informe del INE los españoles más perjudicados son los que padecen desempleo, pobreza y privación material. Cerca de un millón de personas que se encuentran en la peor situación económica y social posible. La sociedad española compuesta por 46 millones de personas, tiene un alto nivel de desigualdad dado que el 20 % de la población con mayores ingresos tienen rentas casi siete veces mayores que el 20 % más pobres.
