Contexto peligroso en Guatemala

Como en otros períodos históricos, Guatemala atraviesa momentos de mucho riesgo para el futuro que con tanto sacrificio y vidas valiosas hemos ido construyendo.

Hoy la democracia, ese sistema de vida que dicen que es el mejor y que nosotros todavía no disfrutamos plenamente, pues lo único que hemos podido hacer son ensayos frustrados, corre el riesgo de ser abortada. Tenemos una historia plagada de golpes de estado, autoritarismo, racismo, desigualdad, marginación, pobreza, dramas sociales y conflictos armados. Ninguno de los gobiernos que hemos tenido, salvo en la llamada primavera democrática, ha asumido un plan para desarrollar el país con equidad.

La mayoría de gobiernos priorizaron la corrupción y el saqueo del Estado, hechos que casi nunca fueron castigados. La cosa pública ha sido vista con ojos insaciables y el erario ha sido un gran botín que se repartieron a diestra y siniestra. En esto contaron con la complicidad de actores externos, que a través de negocios ilícitos o de maniobras legales se enriquecieron o aumentaron sus fortunas, incluyendo a varios empresarios, a los que nunca les ha importado si las mayorías se mantienen en el abandono.

Cuando los civiles sustituyeron a los militares se pensó que iría mejor, pero la situación continuó, solo cambiaron los beneficiarios de los desmanes. Las estructuras enquistadas en las instituciones se han profesionalizado y mantuvieron el control, no solo de los recursos, sino del sistema legal y de quienes deben aplicarlo.

Se han mantenido tan ocupados llenándose las alforjas de dinero que el Estado está a la deriva, tanto, que fue penetrado por criminales y narcotraficantes, con la complicidad de funcionarios, lo que terminó de contaminar la institucionalidad, con la terrible secuela de que algunas poblaciones rurales y urbanas los ven como los benefactores colectivos y los ha defendido y reconocido como las verdaderas autoridades.

La corrupción no es patrimonio de un sector, de un gobierno o de algunos funcionarios, es una lacra social que penetra cuando no hay controles, no hay castigo, ni jurisdicción respetada y respetable. Es un mal del ser humano que no diferencia ideologías, es producto de la descomposición social y de la tolerancia o indiferencia con la que se ha permitido. Se ha cobijado en la impunidad que hoy se ve combatida, enfrentando a las actuales autoridades, que en un desborde de ambición decidieron cimentar la estructura y prepararse para trasladarla a sus sustitutos. No midieron los alcances que la Cicig ha tenido.

Hay tambores de guerra. Estamos al borde de una nueva confrontación. Ya hemos tenido experiencias anteriores y probablemente se repetirá la historia, con otras implicaciones, ninguna para beneficiar a los más necesitados. La prensa también recibe ataques. Es impredecible el final de esta historia. El presidente tiene una responsabilidad ineludible.

Se consumó otra etapa

Lo que se esperaba, ocurrió. Una fase más de la investigación produjo la captura de la ex vicepresidenta Baldetti, noticia ansiada debido a que se le señala de ser una de las artífices de la corrupción, del descalabro en que quedó el gobierno del partido que ella contribuyó a construir y a destruir y, de paso, de la situación de inestabilidad política existente.

Este es un claro mensaje de lo que a partir de ahora ocurrirá a quienes intenten estafar la democracia, saquear el Estado, realizar negocios a su amparo, enriquecerse ilícitamente, aliarse con las mafias y, en general, cometer ilícitos en la función pública. Ojalá también se dirija a la sociedad civil, donde se incurre en ilegalidades.

La Cicig y el MP dan otro golpe de mano a la estructura que, desde espacios de poder, despojó a la población de recursos necesarios para la inversión pública de interés social. Faltan más, especialmente su principal operador político, Juan Carlos Monzón, desaparecido misteriosamente y cuyo paradero ha dado lugar a especulaciones que contemplan la probabilidad de su muerte. En esto el Ministerio de Gobernación tiene gran responsabilidad por el retardo y la negligencia manifiesta en su localización.

La hoy encausada es acusada de delitos como asociación ilícita, cohecho y caso especial de defraudación aduanera, por los que guardan prisión por lo menos 20 personas de la gavilla que provocó enormes pérdidas al erario nacional. Quedan pendientes muchos de los implicados, especialmente los empresarios que participaron de los beneficios del delito y que aún no han sido ni siquiera mencionados por su nombre. Pocos fueron los capturados.

Roxana-Baldetti-y-Otto-Perez-Molina Contexto peligroso en Guatemala
Roxana Baldetti y el presidente de Guatemala Otto Pérez Molina

Baldetti cometió, además de delitos, demasiados errores políticos que en otras circunstancias hubieran pasado desapercibidos o se hubieran ocultado, sobre todo porque era un poder reconocido por la cantidad de votos que recibió, pero también autoritario, con un estilo que le provocó anticuerpos, principalmente en las altas esferas del gobierno que resentían la forma en que se giraban las órdenes, algunas manifiestamente ilegales. Algunos funcionarios debieron dejar sus cargos antes de acatarlas, otros se subordinaron.

Ella es una de las cabezas que la población informada ha reclamado desde que se revelaron los reiterados escándalos vinculados en su entorno y que hoy está a disposición de la justicia. Era imposible que hubiese ocurrido tanto desmán sin su participación, ya que su estilo de liderazgo obligaba a que se le informara de todo y porque su desmedida ambición acabó con su prestigio, su carrera y con su vida pública, afectando a su entorno familiar, que seguramente es lo que más resiente.

Y no se trata de hacer leña del árbol caído, debemos ubicar en su justa dimensión las acciones de cada uno de los involucrados en todas estas revelaciones.

El presidente, que tiene los mismos señalamientos que ella, debe someterse voluntariamente a la justicia para dilucidar su situación, que es sumamente delicada, ya no es una denuncia basada en publicaciones de prensa, ya se informó de la cantidad de indicios que supuestamente lo implican.

En el escenario público hay señalados, procesados o antejuiciados y algunos que se han cobijado en el silencio de sus fechorías, pero también van a ser descubiertos.

En los anteriores gobiernos, los corruptos se salvaron pues no hubo Cicig que los investigara y gozaron de impunidad en una sociedad que se hizo la disimulada ante el poderío del dinero. La política no debe tener como fin la riqueza (Mujica).

Ileana Alamilla
Fallece en enero de 2018. Abogada, notaria, periodista. Presidenta de la Comisión de Libertad de Prensa de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG). Analista en temas de libertad de emisión de pensamiento y de prensa. Coordinadora del Observatorio de los Periodistas y Directora de la agencia Cerigua. Consultora de Agencias del Sistema de Naciones Unidas, de entidades de investigación y de Organismos no Gubernamentales. Miembra de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Genero y onsultora en temas de género.

1 COMENTARIO

  1. Estupendo reportaje y pobre Guatemala, estos ciudadanos han sufrido desde años atrás asesinatos de indígenas, robo de sus tierras y cada año más pobres. Este país merece justicia en todas las corruptelas por parte de sus políticos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.