El 24 de agosto de 1944 fue un día muy especial. Durante toda la tarde y la noche, el cónsul general de Suecia en Francia, Raoul Nordling, estuvo junto al gobernador militar alemán del Gran París, Dietrich von Choltitz, convenciéndole de la inutilidad de llevar a cabo las órdenes de Hitler de destruir la capital francesa, una vez que los nazis ya tenían perdida la guerra.
Continuador de una larga tradición de militares prusianos, el general no se paraba a pensar cuando se trataba de obedecer órdenes; eso era lo que más preocupaba al cónsul sueco cuando subía la escalera que le llevaba a la suite que el general ocupaba en el Hotel Meurice, cuartel general de la Wermacht.
Los puentes sobre el Sena y muchos edificios estaban minados y preparados para explotar a una orden suya. El plan consistía en dejar París arrasado, en borrarlo del mapa. Con tan solo las armas de la diplomacia, el cónsul iba a intentar convencer al militar de lo absurdo de los planes de Hitler.
El resultado se conoce, está en los libros de historia; pero eso no quita un ápice de interés al desarrollo de la película. La ocupación de París fracasó; los soldados alemanes abandonaban sus puestos e intentaban escapar a la persecución de las redes de la Resistencia. Las cargas colocadas en los lugares más emblemáticos de Paris – todos los puentes salvo el Pont Neuf, que debía permitir la circulación de las tropas nazis entre las dos orillas, la Opera Granier, la Asamblea Nacional, la Plaza de la Concordia, el Arco del Triunfo…, lo que iba a causar además una crecida de las aguas del Sena que causaría la muerte de cientos de miles de parisinos- no estallaron la noche del 24, y el día 25 de agosto entraron en la capital francesa las columnas aliadas, encabezadas por “La Novena” de los republicanos españoles que habían partido hacia el exilio en 1939, tras la derrota.
En síntesis, este es el argumento de la excelente película Diplomacia, basada en la obra del dramaturgo francés Cyril Gely, quien ha participado en la elaboración del guión, junto al realizador y los dos protagonistas. Drama histórico dirigido por Volker Schlöndorff (ganador del Oscar con El tambor de hojalata) y magistralmente protagonizado por Niels Arestrup (War horse, Un Profeta) y André Dussollier (No se lo digas a nadie, Amelie), que en la última edición de la Semana del Cine de Valladolid (Seminci 2014) se ha alzado con el Premio al Mejor Director y ha conseguido el Premio al Mejor Actor para Niels Arestrup, inmenso en su papel del militar alemán, que marca en todo momento el ritmo de un diálogo ininterrumpido, que es nudo y desenlace de la obra.
Pese a que la anécdota de Diplomacia es un hecho imaginario, una ficción en la estela de la leyenda que asegura que Von Choltitz se negó a cumplir la orden de Berlín “por amor a la Cultura y la Civilización”, y que lo cierto es que nunca se ha explicado con exactitud qué fue lo que impidió que los militares alemanes llevaron a cabo las órdenes de Führer, los personajes existieron, el cónsul Nordling –nacido en París y representante de un país neutral en la contienda- escribió en 1945 un libro titulado Sauver Paris. Mémoires du consul de Suède (Salvar París. Memorias del cónsul de Suecia), que no se encontró hasta 1995 y fue publicado en 2002; y se sabe que el general alemán y el cónsul sueco se entrevistaron en varias ocasiones.
Esa noche tan especial, la del 24 de agoto de 1944, ya fue el tema de otra película, Paris, brûle-t-il?, coproducción franco-americana dirigida en 1966 por René Clément e interpretada por Orson Welles en el papel del cónsul sueco, basada en el libro de Larry Collins y Dominique Lapierre; un fresco histórico sobre los últimos hechos de la Resistencia que llevaron a la liberación de Paris y la rendición del general von Choltitz, comandante en jefe de la Wehrmacht en la capital francesa.
La Gran Invención, otra ficción histórica
En la misma línea de ficción histórica, junto a la película Diplomacia se proyecta en la mayoría de los cines el corto La Gran Invención, dirigido por el economista español Fernando Trías de Bes, quien imagina un escenario de París, en 2027, cuando se cumple el décimo aniversario de la disolución de la Unión Europea y la desaparición de la moneda única.
Con un enfoque interesante, y una realización correcta, Tría de Bés parte de un programa conmemorativo, emitido por la televisión pública francesa, donde se explica que el detonante del final de la UE fue un desconocido director de cine español, llamado Carlos Giró, quien descubrió un informe redactado en Alemania en 1942, bajo los auspicios del nazismo, titulado Unión Económica Europea, en el que se esbozaban la posterior UE, así como la creación del euro. El horror de haber seguido, sin saberlo, los planes de Hitler, habría obligado a los dirigentes a disolver el proyecto europeo, cuando ya llevaba más de medio siglo de andadura, primero como CEE y después como UE.