El agua es un recurso de suma importancia y central para nuestra supervivencia como especie y para la existencia de la vida, tal y como la conocemos. Existen dos tipos principales de agua, la salada y la dulce.
El agua dulce es de la que depende el ser humano para vivir. Esta clase de agua se puede encontrar en ríos, lagos, lagunas, glaciares, arroyos, pantanos, etc. Puede parecer que hay muchas fuentes de agua dulce, sin embargo, es la más escasa en el planeta Tierra, ya que es mucho mayor la cantidad de agua salada en los mares y océanos.
Es por ello, que es un recurso que debemos cuidar, ya que, a pesar de ser renovable, no es ilimitado. Actualmente comienza a escasear, producto del aumento de la demanda mundial.
Necesitamos el agua no solo para hidratarnos, sino también para el riego y otros usos industriales. Por lo que, su escasez, también afecta al desarrollo sostenible, el progreso socioeconómico, la obtención de energía, la industria agroalimentaria, a todos los ecosistemas, es decir, sin agua no podemos imaginar un futuro.
¿Cuáles son los efectos del cambio climático en la producción de agua dulce?
Uno de los grandes problemas actuales con el agua, es que hoy en día solo una pequeña parte de la población mundial tiene acceso al agua potable. Esta es una de las graves consecuencias del cambio climático y todo indica que esta situación se agudizará en las próximas décadas.
El calentamiento global está teniendo un efecto directo sobre los ciclos del agua. Se elevan las temperaturas, se están fundiendo los glaciares, se acidifican los océanos, crece el nivel del mar y cada vez hay más fenómenos extremos como inundaciones, sequías y grandes tormentas.
Esto es especialmente importante en el contexto actual, con un alto crecimiento poblacional, que significa mayor consumo de recursos alimentarios y también de agua. Se estima que el aumento de la demanda de agua rondará entre un veinte y un treinta por ciento de aquí al año 2050.
La previsión es que por cada grado que suba la temperatura media del planeta, sufriremos una disminución del veinte por ciento de nuestros recursos hídricos.
Otras consecuencias indirectas del cambio climático serán: deterioro de las infraestructuras de abastecimiento, degradación de las cuencas hidrográficas y el empeoramiento de la calidad del agua.
Por lo que será crucial que las personas utilicen fuentes seguras, como algún sistema de filtración de agua, ya que el suministro será menos fiable y aumentará la exposición a agentes patógenos y químicos tóxicos.
Es el momento de tomarse este problema en serio, y plantear soluciones tecnológicas que tengan la capacidad de dar respuestas a los retos planteados, para la conservación y distribución justa de este recurso vital.
Todos podemos contribuir minimizando nuestro impacto medioambiental. Es urgente, un modelo de sociedad responsable con el clima y un impulso a proyectos de ciudades más ecológicas.
Para ello es importante que los Estados se involucren y establezcan mecanismos para una buena coordinación intersectorial, aumentar la participación ciudadana, elaborar un buen análisis de la situación, plantear escenarios y definir las prioridades de un plan de acción concreto.