Varios estudios acerca de los beneficios de tomar paracetamol cuando se padece artrosis de rodilla o cadera demuestran que no ofrece una evidencia de mejoría o esta es mínimas frente al placebo.
La artrosis de cadera o rodilla es una enfermedad incapacitante progresiva que afecta a muchas personas en todo el mundo. Aunque el paracetamol se usa como una opción de tratamiento para este trastorno, los estudios recientes han puesto en duda la efectividad de esta medicación para el alivio del dolor.
La revisión que pertenece a a diez ensayos aleatorizados ha sido procurada por Cochrane en donde se analizan los resultados de la ingesta de paracetamol para atenuar el dolor frente a un fármaco a modo de placebo y en los 3.540 casos, los resultados fueron similares.
Aunque la recomendación en casos de dolor agudo se pauta paracetamol, la ingesta de este no es baladí ya que existen efectos secundarios producidos por dicho fármaco analgésico. En este sentido, la comunidad médica se cuestiona si debe reconsiderar las recomendaciones que actualmente establece en el caso de tener dolor crónico producido por la artrosis.
El paracetamol es un medicamento muy popular, con propiedades contra el dolor y la fiebre, que puede conseguirse en las farmacias sin receta médica. Es eficaz y seguro a las dosis terapéuticas recomendadas siempre que se observen algunas precauciones, pero al mismo tiempo, pertenece a un grupo de fármacos (muy reducido hoy en día) que al ser consumidos a dosis mayores de las que se recomiendan, pueden ser tóxicos para el hígado.
Esto ocurre tanto en personas sanas como en pacientes con alguna enfermedad de base y se debe a que durante el proceso de transformación del paracetamol en el hígado, se producen sustancias tóxicas (metabolitos tóxicos) en pequeña cantidad (si la dosis fue pequeña), que permite que los sistemas defensivos del propio hígado las neutralicen. En cambio, cuando se consume el paracetamol a dosis demasiado altas, se produce también una gran cantidad de sustancias tóxicas que el hígado no puede depurar, produciéndose así el daño en el propio hígado.
A pesar de ello, y muy al contrario de lo que podría pensarse, el paracetamol es el analgésico-antitérmico más seguro para los pacientes con enfermedad hepática siempre que se tome a las dosis adecuadas. Esto es así porque mientras se conserva la capacidad funcional del hígado (como ocurre en la mayoría de los pacientes con hepatitis crónica) el metabolismo del paracetamol permanece inalterado. Si tiene asma, padece una deficiencia de la enzima glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa; si padece el síndrome de Gilbert (ictericia leve); si tiene anemia hemolítica (descenso anormal de glóbulos rojos); si está embarazada o padece deshidratación o malnutrición crónica nunca debe tomar paracetamol. En ningún caso, debe hacerlo sin prescripción facultativa, y menos, si padece una enfermedad crónica.
A partir de los 15 años se prescriben dosis de 400 mg, que nunca deben superarse y la dosis máxima en adultos es de 2.6 gramos al día. En el caso de los niños, hay formulaciones de 100 mg pero nunca debe darse a menores de tres años y jamás sin que el médico no lo haya prescrito. En cualquier caso si cree que puede tener una intoxicación debe acudir a urgencias y antes llamar al Servicio de Toxicología para confirmar si necesita un lavado de estómago o aspiración del fármaco.