El fútbol es una asignatura especial en las escuelas primarias y secundarias de China. A las diez de la mañana de un día cualquiera, decenas de niños practican ese deporte, sin importar que el calor supere los 34 grados. El objetivo: dominar la disciplina en los próximos 30 años, informa Lizette Abril C. (Andes)
Los dos últimos años los equipos chinos han invertido millonarias sumas de dinero en fichar a jugadores extranjeros, en gran parte sudamericanos, como el ecuatoriano Walter Ayoví, los argentinos Ezequiel Lavezzi y Carlos Tevez, el brasileño Alex Teixeira, el colombiano Jackson Martínez, entre otros. Sin embargo, su gran reto es crear sus propios “crack” y han empezado la tarea por “fomentar la cultura del fútbol” en los más pequeños.
Las autoridades han visto en las escuelas su principal cantera para “conseguir nuevos talentos”. La Escuela N° 1 de Sanlitun, en el centro de Pekín, fue la primera en adoptar la cátedra de fútbol como materia especial hace diez años, cuando ese deporte era conocido pero poco practicado. A diario, 500 de los 750 estudiantes que asisten a esa institución entrenan las diferentes formas de dominar el balón.
Según Jin Zhiang, jefe del Comité de Especialistas para la Promoción del Fútbol de Campo del Ministerio de Educación de China, hasta la fecha 20 000 escuelas públicas ya enseñan esa disciplina en el país al menos una vez por semana y la meta es llegar a 50 000 en 2025.
A sus 74 años, este exasistente de la selección China entre 2001 y 2002, cuando el equipo quedó entre las 32 seleccionadas para la Copa del Mundo, asegura que para lograr una base sólida del fútbol lo primero es “elevar las condiciones de salud de los niños”, como lo establece un documento sobre la Reforma Integral del Fútbol en China, publicado en 2015 por el Consejo de Gobierno.
“El desarrollo de la educación de fútbol en los campus es una tarea para la que se necesitan muchos años y no podemos apresurarnos, sino que deberíamos dedicarnos a estudiar lo que han hecho los otros países que tienen ya amplia experiencia en este aspecto”, dijo Jin en una entrevista con periodistas latinoamericanos.
Como parte del nuevo proyecto nacional para potenciar la práctica de fútbol y aumentar su desarrollo, una de las tareas de las escuelas es descubrir nuevos talentos y formarlos no solo en el deporte, sino también en el ámbito académico, para asegurar su desarrollo futuro.
“En la primaria nos interesamos por descubrir los futuros talentos y en la etapa de bachillerato los ligamos con las universidades para transportar a los futbolistas futuros y para buscar una ruta de desarrollo sostenible para nuestros jugadores”, dijo a Andes Wang Lirú, directora de la escuela.
El fútbol, política de estado
Según Jin, la idea de popularizar el fútbol en China se remota a tiempos del propio Mao Tse Tung (o Mao Zedong, en la grafía china), quien ya había elogiado el deporte en la antigüedad y ahora se ha convertido en una política de Estado, en gran parte, por la afición del presidente Xi Jinping a este deporte.
El plan de promoción del fútbol del gobierno chino también contempla otras aristas, por ejemplo, la mejora en infraestructura y la contratación de entrenadores del extranjero, especialmente de países donde el fútbol es reconocido, para capacitar a los pequeños y desarrollar en ellos un “amor” al deporte y que este no se convierta en una obligación.
Según Wang Lirú, el gobierno destina un presupuesto anual para las mejoras en infraestructura en las escuelas, la compra de indumentaria y arreglo de canchas para que los futuros futbolistas se preparen. Los alumnos más talentosos llegan a entrenarse de una hora y media a dos horas al día.
En el distrito de Chaoyang, uno de los más grandes de Pekín, trabajan seis entrenadores de Inglaterra y esperan contratar más personal en los próximos días. Según dicen, en China hay oportunidades para el desarrollo del fútbol, tanto para los especialistas como para estudiantes con aptitudes.
Wang agrega que los planes a futuro incluyen aumentar el número de alumnos en la carrera profesional del fútbol y crear un equipo femenino. Aunque reconoce que en ya existe una política que estimula la práctica y la enseñanza del balompié todavía no hay un gran entusiasmo alrededor del balón como si pasa en América del Sur o Europa.
La comunidad hispanohablante tiene su propio espacio para el fútbol. Se trata de la Academia Sudamericana de Fútbol (ASUF) de Pekín, una escuela creada por el ecuatoriano Jamil Quintuña y el venezolano Armando Hernandez, dos latinos que han visto en el balompié una opción para unir a los latinos en China.
Este lojano de 33 años explica que la ASUF surgió como una necesidad de incentivar el estilo “muy particular y técnico” del futbol latino, que generalmente se juega con pelota al piso y se diferencia mucho de la técnica china, que es más similar al juego europeo.
Aunque la academia nació en 2015, recién este año empezó a dar clases y entrenamientos a niños latinos y chinos. En total entrena unos 40 niños por semana.
Quintuña, quien se radicó en China hace tres años y la visitó por primera vez en 2012 para hacer una maestría en educación física y entrenamiento deportivo, reconoce que en el país asiático “aún no se ha desarrollado la cultura del juego en las calles o en los parques”, como si ocurre en países de Latinoamérica, sino que se debe pagar por una cancha.
“Se ha ampliado el consumo de fútbol, pero no se lo ha ampliado como cultura”, dice a Andes y agrega que “si un equipo quiere acceder a una cancha de fútbol debe pagar entre 600 y 700 yuanes (unos 85 dólares más o menos) por hora”.