Cuba confía en el biogás y biometano para el desarrollo local y del transporte público

El tránsito de los primeros cinco autobuses alimentados con biometano en el municipio cubano de Martí significará, además de un hito en el país, una solución al angustioso tema del transporte, reducir emisiones de gases nocivos y afianzar el desarrollo local, informa Luis Brizuela (IPS) desde Martí (Cuba).

Para Yaisema Fabelo, bibliotecaria del centro preuniversitario local, «los ómnibus darán calidad de vida a los pobladores» del municipio ubicado en el norte de la occidental provincia de Matanzas, a unos doscientos kilómetros al este de La Habana.

Al conversar con IPS, la también agricultora de la finca agroecológica «Tres hermanos» destacó que usar biogás a escala industrial y en fincas individuales «para producir electricidad, cocinar alimentos y obtener biofertilizantes para cultivos orgánicos» beneficiará a los 22.000 habitantes del municipio y zonas aledañas.

El proyecto

La conversión de desechos porcinos y de cosechas en biometano y biogás centran el proyecto «Acción global para el cambio climático en Cuba: municipalidad de Martí, hacia un modelo de desarrollo sostenible carbón neutro».

Implementado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Economía y Planificación, debe ejecutarse de 2020 a 2024 con un financiamiento total equivalente a unos 5,5 millones millones de dólares, desembolsados por la Unión Europea (UE).

«El principal problema que tiene Martí en el caso de los gases de efecto invernadero son los desechos, responsables de 57 por ciento de nuestras emisiones», explicó Sobeida Reyes, directora de desarrollo territorial de la localidad.

En entrevista con IPS, la funcionaria significó que con el proyecto y como parte de la estrategia de desarrollo local, se busca contribuir gradualmente a la descarbonización con el uso de fuentes renovables de energía e incorporar tecnología de conversión de biogás a biometano.

El biogás es un gas compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono, obtenido en biodigestores a partir de la descomposición de bacterias de restos orgánicos como residuos agrícolas o ganaderos, mediante digestión anaeróbica, si oxígeno.

El biometano, también conocido como gas renovable, deriva de un proceso de tratamiento que retira del biogás el dióxido de carbono, humedad, amoníaco, sulfuro de hidrógeno, entre otras impurezas, lo cual acerca su composición a la del gas natural fósil y favorece su uso para generar electricidad, calor y propulsar vehículos.

Se prevé fortalecer el sistema de transporte público mediante «dieciséis ómnibus movidos con biometano, de los cuales los cinco primeros deben probarse en febrero de 2024, tras un proceso de licitación que contempla el proyecto y facilitará su importación», precisó Reyes. «Hay un compromiso de que estas guaguas (buses) sean manejadas por mujeres», aseguró.

La futura planta de biometano, ya licitada, aportará, según los planes, unos 150 metros cúbicos por hora del gas apto para ser envasado.

Para ello dependerá de los biodigestores de laguna cubierta Martí I y Martí II, que serán los mayores del país y producirán cuando entren en operación alrededor de 1800 y 3600 metros cúbicos de biogás diario, respectivamente.

Estos, a su vez, serán alimentados cada uno por un centro de cría de cerdos pertenecientes a la Empresa Porcina de Matanzas.

Están enterradas ya un tercio de los catorce kilómetros de tuberías de los gasoductos que conectarán a ambos biodigestores con la planta de biometano.

También se está instalando el generador, mientras que la laguna se está llenando de agua para comprobar su funcionamiento. Faltaría la membrana que la cubrirá una vez ya cuente con los parámetros establecidos.

Se espera que esta parte estará operativa en febrero del año próximo, al igual que la planta de biometano, de manera que entonces puedan probarse los primeros cinco ómnibus, de acuerdo al plan establecido.

Se prevé que con ayuda de un generador de electricidad el Martí I aporte cien kilovatios por hora, equivalente al consumo aproximado de ochenta a cien viviendas. El Martí II tendrá un aporte mayor.

Mayor apuesta al biogás

Como potente gas de efecto invernadero, el metano posee un poder de calentamiento ochenta veces superior al del dióxido de carbono, indican estudios.

Científicos argumentan que el manejo adecuado del metano resultante de la descomposición de los residuos agrícolas y el estiércol ganadero, ayuda a mitigar la contaminación de aguas y suelos y combatir el cambio climático.

Su extracción y uso energético, sobre todo en entornos rurales y periurbanos, puede ser una solución rentable para reducir el consumo de electricidad basado en fuentes fósiles. Se estima que en Cuba existen unos cinco mil biodigestores de pequeña escala (hasta veinticuatro metros cúbicos diarios).

En este país de 11,1 millones de habitantes, un porcentaje significativo de las 3,9 millones de viviendas utilizan la electricidad como energía fundamental para cocinar y calentar el agua para el baño.

Las fuentes renovables de energía aportan apenas cinco por ciento a la matriz energética nacional.

En el caso del biogás, «el principal obstáculo para su aumento es la disponibilidad de estiércol, con una deprimida masa porcina y vacuna, debido a los problemas con los piensos y la alimentación animal», reconoció a IPS el especialista Anober Aguilar, de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, ubicada en Perico, otro municipio de Matanzas.

El centro de investigación científica para la gestión e innovación tecnológica en el ámbito de la producción pecuaria es el encargado del montaje tecnológico de los biodigestores de laguna tapada en Martí.

En un contexto de una crisis económica que dura ya tres décadas, agudizada por el endurecimiento del embargo estadounidense, la covid, y malogradas o demoradas reformas económicas, Cuba ha limitado las compras de pienso en el exterior ante la escasez de divisas.

Las insuficientes cosechas tampoco permiten garantizar abundante materia prima para manufacturar piensos, mientras que la escasez de materiales de construcción y su elevado precio imposibilitan a muchos agricultores asumir la construcción de un biodigestor.

Cálculos conservadores de expertos sugieren que existen potencialidades para ampliar la red de biodigestores en la isla hasta veinte mil unidades, al menos los de pequeña escala.

«Si miramos el costo de la inversión en el corto plazo, resulta más factible apostar por un emplazamiento eólico o solar fotovoltaico, porque montar un biodigestor como estos lleva un mayor financiamiento, más tiempo y personal especializado», explicó Aguilar.

Pero visto a la distancia de diez a quince años, «la inversión se empareja, porque las celdas fotovoltaicas merman su potencial, las reparaciones se dificultan por el rápido cambio de la tecnología, o las aspas de los molinos se deterioran, además de que ambas son más vulnerables ante el paso de ciclones tropicales» razonó el especialista.

«Mientras tengan materia prima, los biodigestores producen las veinticuatro horas», añadió.

Precisó que uno de los objetivos del proyecto es «demostrar que estos biodigestores son económicamente factibles para Cuba, que conectados con grandes centros porcinos pueden ser usados para la generación eléctrica y contribuir a la economía».

La Orden Ministerial 395 de abril de 2021, del Ministerio de Energía y Minas, dispuso que cada uno de los 168 municipios cubanos cuente con un programa y estrategia de desarrollo referente al biogás, y articular su gestión e implementación con los de su respectiva provincia.

Potenciar la agroecología

La estrategia de desarrollo de Martí incluye proyectos para elaborar alimentos en conservas, condimentos y deshidratados con ayuda del sol, un gasificador de biomasa para el secado de arroz y generar electricidad, la producción de aceites, los baños termales, explotar yacimientos de asfalto natural, y obras sociales, entre otros.

Reyes dio cuenta de veintiocho fincas en el municipio con biodigestores si bien en doce de ellas, como parte del proyecto, «se entregó un módulo que incluye un refrigerador, un fogón, una olla arrocera y una lámpara que emplean biogás».

Otro objetivo perentorio es incentivar la agroecología y avanzar hacia el autoabastecimiento local de alimentos, incluidos aquellos para el consumo de animales.

«En la actual cosecha tuvimos un rendimiento por hectárea de diecinueve toneladas de papa (patata) ecológica. El manejo, igual que con los otros cultivos, se hizo solo con productos biológicos de los cuales más del ochenta por ciento los producimos nosotros», explicó a IPS el productor José Luis Márquez.

Con sus trece hectáreas de extensión, obtenidas en usufructo, y asociado a la cooperativa de créditos y servicios Ciro Redondo, Márquez gestiona desde 2018, junto con su esposa Yaisema Fabelo y su hijo Yadir, la finca escuela agroecológica «Los tres hermanos», dedicada a cultivos varios y ganado menor, mediante técnicas sostenibles.

También allí está instalado un biodigestor tubular de PVC (policloruro de vinilo) de fabricación nacional, con un volumen de cuarenta metros cúbicos.

«Debido a la pandemia y la escasez de excretas no está produciendo. Queremos estimular nuevamente la cría de cerdo y conejos, reciclar los desechos sólidos y convertirlos en abono orgánico para las plantaciones y las tareas domésticas», indicó Márquez.

La tecnología del biogás aporta biol y biosol, efluente líquido y lodo, respectivamente, ricos en nutrientes para fertilizar y reconstituir los suelos.

A la finca acuden estudiantes de diferentes niveles de enseñanza, hasta el preuniversitario, quienes mediante talleres y círculos de interés impartidos por Márquez y Fabelo, aprenden buenas prácticas agroecológicas «y del impacto positivo en la economía, la salud de las personas y el medio ambiente», indicó esta última.

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