Cuba: Mirta Yáñez ingresa a la Academia de la Lengua con discurso feminista

Los aportes del feminismo a los estudios literarios fueron el sello con que la escritora cubana Mirta Yáñez formalizó su entrada a la Academia Cubana de la Lengua, en acto celebrado el pasado 30 de marzo en el Colegio San Jerónimo de La Habana, informa Helen Hernández Hormilla (SEMlac).

Mirta-Yañez Cuba: Mirta Yáñez ingresa a la Academia de la Lengua con discurso feminista
Mirta Yáñez

En su discurso de ingreso, sobre el personaje femenino en la literatura romántica latinoamericana, defendió con maestría el análisis desde las ideologías de género para desentrañar los recursos simbólicos de la dominación patriarcal en las letras canónicas de la región.

La actualmente miembro de número de la corporación académica puntualizó las tendencias con que autores románticos del siglo XIX latinoamericano conciben la mujer como un signo subordinado y la constriñen al espacio íntimo y doméstico.

Yáñez argumentó que la narrativa del romanticismo coloca a la mujer en el centro de la literatura para afianzar modelos androcéntricos dominantes, donde el personaje del hombre resulta el pensador de la Historia.

La mirada de género permitió a la autora reseñar los mecanismos simbólicos y narrativos de los cuales se valió esa corriente creativa para establecer un ideal femenino subordinado.

Pero, al mismo tiempo, su acercamiento reveló la tendencia entre las escritoras de esa época a cuestionar el orden de desigualdad social, familiar y sexual en que se desarrollaban las mujeres: «Uno de los rasgos fundamentales del romanticismo latinoamericano es el tratamiento de la mujer por parte de las autoras», afirmó.

Aunque fueron silenciadas y represaliadas con burla y olvido, algunas de las más sobresalientes le plantaron cara a los estereotipos románticos, como lo hizo Gertrudis Gómez de Avellaneda, sostuvo ante el auditorio la autora de La narrativa del romanticismo en Latinoamérica (1989): «El Romanticismo significó una presencia descollante de la mujer como lectora, como autora y como protagonista», agregó.

A juicio de la literata, las protagonistas de la literatura romántica escrita por mujeres marcaron un hito decisivo en el proceso de representarlas.

«El ángel del hogar rompió sus hierros y dio paso a las transgresoras protagonistas, sin lugar a dudas nuestras auténticas antepasadas», significó la escritora, que ahora porta al cuello la letra R de la asociación normativa del idioma en la isla.

No olvidó tampoco reflejar en su disertación las relaciones entre la exclusión de género y otras discriminaciones por color de la piel, etnia y clase, presentes en la literatura romántica decimonónica.

Yáñez, nacida en 1947 y doctora en Letras desde 1992, ha incursionado con maestría en casi todos los géneros literarios, desde la poesía, el cuento y la novela, hasta el testimonio y el ensayo.

Además, a su interés y laboriosidad se deben compilaciones excepcionales sobre literatura romántica de la región y de obras narrativas y poéticas de escritoras cubanas.

Ha publicado, entre otros, los libros de narrativa «La Habana es una ciudad bien grande», «Todos los negros tomamos café», «El diablo son las cosas», «La hora de los mameyes», «Falsos documentos» y «Sangra por la herida».

Cultivadora también del periodismo, la crítica literaria, el magisterio y el activismo intelectual, se ha sumado a no pocos debates de labor justiciera para superar los rasgos machistas preeminentes en el campo cultural cubano.

En las palabras de bienvenida a la institución, fundada en 1996, la ensayista Margarita Mateo Palmer aseguró que Yáñez logra denunciar cómo tras el discurso falsamente laudatorio de la mujer se cobija la subestimación y el menosprecio.

La también integrante numérica de la Academia destacó en la iniciada una sostenida vocación literaria, defendida contra viento y marea.

En opinión de Mateo Palmer, Yáñez ostenta un profundo dominio de la lengua desplegado en la escritura, por «su competencia lingüística y su capacidad para moverse con similar rigor en registros muy diferentes».

Notó también su sensibilidad hacia las formas del habla popular en Cuba, que están diseminadas alrededor de la obra de la creadora, cuatro veces distinguida con el Premio Nacional de la Crítica Literaria.

Con la letra R sobre su cuello, Yáñez inauguró su presencia en la Academia con un tipo de perspectiva investigativa, la de género, que aún provoca reticencias en quienes se dedican a los estudios literarios y lingüísticos en el país.

La consonante que la identifica marca vocablos como «rigurosa, reflexiva, rebelde, racional, retadora y rotunda», apuntó Mateo Palmer con intención lúdica.

Yáñez es reconocida como una de las principales defensoras del arte realizado por mujeres en Cuba, especialmente la literatura, y como una de las más notables feministas contemporáneas del país caribeño.

Entre la membresía de la Academia Cubana de la Lengua, compuesta por escritores, críticos, lingüistas y profesores, se encuentra también la feminista Luisa Campuzano, la poetisa Nancy Morejón y otras autoras reconocidas del país.

El grupo se integra a proyectos de la Asociación de Academias de la Lengua Española y elabora publicaciones y acciones de promoción cultural para defender el buen uso del idioma y sus legados.

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