Una exposición reúne obras de Derain, Balthus y Giacometti, tres artistas que mantuvieron una amistad que se refleja en sus respectivas creaciones
En los años 30 del siglo XX una corriente artística con ramificaciones en todos los ámbitos recorría la espina dorsal de la vida artística francesa. París aglutinaba entonces a creadores de los más variados orígenes de aquella década decisiva.
Entre las vanguardias, el surrealismo era algo más que un movimiento que seducía a jóvenes artistas que buscaban un lugar al sol del nuevo panorama del arte, la literatura, el cine o el teatro. Aunque más tarde se alejaron de sus propuestas, fue en el círculo surrealista donde tuvieron sus primeros contactos André Derain, Balthasar Klossowski (firmaba sus obras como Balthus) y Alberto Giacometti.
Los tres coincidieron en 1934 en la primera exposición de Balthus en la Galería Pierre Loeb, uno de los templos del surrealismo, y a partir de entonces comenzaron a tejer el fuerte lazo de amistad que mantuvieron hasta el final de sus vidas. Estos días puede verse en la sala de exposiciones de la Fundación Mapfre de Madrid una exposición que reúne obras de los tres artistas y recuerda la fuerte amistad que les unió durante muchos años.
Clásicos modernos
Con la vista puesta en los antiguos maestros, aprovechando el legado de los clásicos, desde Egipto y el arte africano a Piero della Francesca y el barroco, todos ellos quisieron renovar los lenguajes del arte a través de nuevas propuestas de ruptura y hacer una lectura no convencional del arte moderno. Pretendían reafirmar que la verdadera modernidad estaba en la reinvención del pasado. Así, Derain y Balthus aprovechan de los pintores realistas del XVI la distribución de los espacios y la utilización de la luz. Mientras el primero otorga una dimensión suprarreal al paisaje, Balthus recuerda la luminosidad con la que Courbet trataba la naturaleza. Por su parte Giacometti quería llevar la realidad a sus lienzos y a sus esculturas. Todos ellos practicaban un realismo metafísico de tendencias surrealistas. Un realismo perturbador y no academicista.
Tradición y modernidad se abordan por los tres artistas de maneras diferentes pero con un indudable nexo común. En el apartado de esta exposición que figura bajo el frontispicio “El sueño-Visiones de lo desconocido”, los tres artistas recrean el tema clásico de la mujer tumbada, pero ahora lo hacen evocando el viaje al interior a través del sueño de mujeres lánguidas o extáticas, y de desnudos femeninos sobre un fondo de paisajes suaves. Coincide esta exposición con la noticia de la retirada del cuadro de Balthus “Teresa soñando” del Museo Metropolitano de de Nueva York por consideraciones morales. En ocasiones los tres utilizaron las mismas modelos para sus obras y a veces añaden elementos ausentes en el momento de retratarlas, como en “Les beaux jours”, donde originalmente no había nadie más en el escenario ni la habitación tenía la chimenea que aparece finalmente en el cuadro.
En la sección “La garra sombría” se han reunido para esta exposición las relaciones que los tres artistas mantienen con la realidad, relacionada con el miedo, la alegría y el espanto. Giacometti muestra las dificultades para captarla en su escultura “El hombre vacío”, a través de la que transmite la sensación de un fracaso. Derain por su parte traslada sus angustiosas pesadillas al espectador en cuadros como “Las bacantes” y “Gran bacanal negra”. En este espacio, en Balthus prevalece la luz de tonos cálidos a través de la que traslada a cuadros, como “La Phalène”, la estética de los frescos de la antigüedad clásica.
Además de ilustrar revistas como “Minotaure” y obras literarias (Balthus dibuja “Cumbres borrascosas” de Emily Brönte y Derain “El anarquista coronado”, de Antonin Artaud), los tres colaboraron también en la creación de las escenografías del ballet y del nuevo teatro de aquellos años, creando decorados, máscaras y figurines para obras clásicas y contemporáneas, de William Shakespeare a Albert Camus, así como escenografías para las óperas de Mozart y Rossini. Giacometti ideó un original decorado minimalista para “Esperando a Godot” de Samuel Beckett, que tuvo tanto éxito como la propia obra.
- Título: “Derain/Balthus/Giacometti. una amistad entre artistas”
- Lugar: Fundación Mapfre. Sala Recoletos. Madrid
- Fecha: hasta el 6 de mayo