Las enfermedades del corazón tienen lugar cuando en una revisión rutinaria un médico nos dice que ya nos debemos cuidar. Antes, quizá años antes, podemos notar algunos síntomas que son la antesala de que algo no va bien; acaso cada latido cuenta, uno tras otro nos avisan de que algo no va bien.
Cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón; una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para concienciar acerca de la mortalidad prematura provocada por las enfermedades cardiovasculares. Diecisiete millones de muertes al año son debidas a infartos, problemas cardíacos y/o enfermedades cardiovasculares.
Los síntomas que deben alertarnos coinciden con algún problema en la función del músculo cardíaco o una alteración en su irrigación. Por otro lado, también puede haber algún problema derivado del ritmo cardíaco.
Entre los más habituales se deben observar los siguientes:
Dolor brusco en el pecho que se irradia hacia la espalda, mandíbula, oído, estómago o bien los brazos. Esto es sinónimo de un evento coronario agudo. Si ese cuadro se presenta y dura más de diez minutos estamos hablando de una situación de emergencia que debe abordarse rápidamente.
La rotura de una placa de colesterol; una angina de pecho; un infarto de miocardio, entre otras situaciones provocan una alteración en el flujo sanguíneo que llega al corazón y por tanto, el tiempo es importante y el abordaje médico debe ser inmediato.
La sensación de falta de aire, disnea, fatiga o dolor agudo puede indicar que existe una angina de pecho atípica o bien una cardiopatía aguda. Esto junto a la sensación de mareo con un preámbulo de un síncope puede ser signo de una alteración cardíaca.
De igual forma, los latidos acelerados, irregulares, las palpitaciones y la sensación de inestabilidad se puede deber a una alteración en la conducción eléctrica que puede dar lugar a enfermedades como el Wolff Parkinson White, entre otros. Generalmente son eventos benignos pero pueden dar lugar a la muerte súbita si no hay un abordaje inmediato, sobre todo porque exista una fibrilación auricular, un tipo de arritmia caracterizado por generar un pulso irregular del latido cardíaco.
Las arritmias en algunos casos se presentan en personas con una tensión alta, que padecen de diabetes son sedentarios, obesos y/o practican deportes de alto rendimiento. En estos casos se administran fármacos antiarrítmicos y medicinas anticoagulantes para evitar una embolia cerebral derivada de esas arritmias. En el caso de que esto no funcione actualmente se practica una ablación por radiofrecuencia para poder eliminar los síntomas y retomar una vida normal.
En el caso de otros eventos más complejos como pueden ser la estenosis ártica por una obstrucción en la salida del corazón, es necesaria la sustitución de una válvula para recuperar la original y que no se calcifique.
“La mejor forma de diagnosticar una estenosis aórtica severa según la descripción que realice el paciente, quien percibe los síntomas. A través de los estudios complementarios, se detecta la afección de la válvula. El más completo es la ecografía doppler color, que permite visualizar todas las estructuras del corazón y comprender el funcionamiento”, explica el doctor Velasques de la Unidad Coronaria de los hospitales Madrid.
En todo caso, una vez llegados los cincuenta años para mantener una calidad de vida correcta para el corazón, es mejor mantener una reducida ingesta de sal; una alimentación saludable; realizar ejercicio físico; reducir el estrés; dormir al menos ocho horas y evitar el tabaco y el alcohol.
Siempre debe el paciente tomarse la tensión al menos dos veces al día y sobre todo mantener un control de la glucosa en sangre y las grasas que pueden anticiparnos a cuadros no deseados que provoquen un infarto de miocardio agudo o una insuficiencia cardíaca.
Tras tener covid-19 se ha considerado según estudios referidos desde el grupo ECLA, que pacientes refieren secuelas tras haber padecido la enfermedad provocada por el virus Sars-CoV.-2. Esta enfermedad puede dejar trastornos derivados de la función renal, pulmones y riñón, cuestiones que pueden provocar otras enfermedades cardiovasculares.
Respecto a la alimentación están desaconsejados: la carne roja; el azúcar; el alcohol, la bollería industrial; los alimentos fritos y las grasas en general. Es importante mantener una cierta actividad física al menos 30 minutos al día, y dormir, por lo menos, ocho horas. Estos hábitos de vida saludables alejan a los mayores de 50 años de episodios bruscos y eventos cardiovasculares no deseados; algunos de los cuales pueden provocar la muerte si no se llega a tiempo.