El tratamiento del agua es una labor clave en el desarrollo industrial y el buen funcionamiento de muchas empresas ligadas a diferentes sectores. Compañías como Merus son las protagonistas de esta función, que ha dado importantes pasos en cuanto a eficacia y sostenibilidad durante los últimos años.
Son numerosas las actividades que requieren de esta tarea, como la agricultura, hostelería, turismo o producción industrial, entre otras; si bien hay una que por su contexto requiere de un tratamiento especial. Se trata del área marina, donde cientos de miles de embarcaciones utilizan diariamente un agua que tiene que ser tratada de la forma adecuada para optimizar su uso así como para cumplir con los criterios ecológicos necesarios.
Este proceso debe actuar ante la ingente cantidad de agua que consume una gran embarcación, tenga esta una función lúdica como los cruceros, de transporte o pesca; así como ante aquellos vertidos líquidos que se generan de esta actividad.
La Organización Marítima Internacional permite expulsar al mar ciertas sustancias si el barco está a 12 millas de la costa, pero esta decisión no es la ideal, ya que se trata de aguas contaminantes o de incluso basura sólida. Son aguas oleosas, procedentes del funcionamiento de maquinaria, y sucias; que se generan a partir del uso en cocinas y aseos.
El objetivo que se han marcado cada vez más empresas del sector del tratamiento de aguas es optimizar estas posibilidades en alta mar, a fin de reducir los niveles contaminantes y cumplir con las necesarias acciones de respeto hacia el medio ambiente.
La depuración es un proceso clave en la búsqueda de una mejora en el vertido de aguas al mar. Los líquidos alcanzan niveles muy cercanos a la potabilización, por lo que el coste de contaminación se reduce considerablemente, una situación muy diferente a cuando se lanzan los vertidos sin hacer ningún tratamiento previo.
Autoabastecimiento
Reducir el impacto de una gran naviera sobre el mar implica también un cambio en el sistema de consumo propio. La producción de agua potable a partir del agua de mar es un factor decisivo en ese sentido, ya que permite cubrir las necesidades básicas sin generar una gran alteración.
La tecnología ha experimentado grandes avances en esta labor, como se aprecia en los anillos de la compañía Merus, que desarrolla esta función con unos altos niveles de respeto hacia el medio ambiente y una optimización de los recursos. Además de generar agua fresca, disponible para el consumo humano, este sistema de tratamiento del agua cumple otros objetivos como el suministro para instalaciones sanitarias, motores o calderas.
Por otro lado, existen tres problemas que afectan de forma directa al funcionamiento de un barco en alta mar y que se solventan con esta propuesta. Se trata del crecimiento de crustáceos en tuberías y equipos, y la corrosión de los mismos; así como las incrustaciones y suciedades que pueden dañar a los sistemas.
La habitual corrosión generada por la sal reduce su velocidad considerablemente, por lo que este mineral se disuelve en el agua sin causar un efecto negativo sobre los materiales de la embarcación.