En Guatemala estamos de nuevo en un escenario que provoca odios, desata pasiones, genera temores, divide familias y sectores sociales. Aquí no ocurre lo que pasó en Alemania, donde hay un consenso claro en la sociedad de tratar la historia de hechos que sucedieron.
Instituciones como la DW Akademie, que trabaja con medios de comunicación y capacitación en diversos temas, entre ellos el de Memoria Histórica, organizaron un taller con periodistas de países que han tenido conflictos armados, para compartir la experiencia de Alemania sobre la construcción de la memoria histórica tras un pasado doloroso. Las profundas heridas que ellos sufrieron después del Holocausto y la división en dos países durante la Guerra Fría determinaron que asumieran como una tarea fundamental la confrontación con su pasado.
Estas experiencias deberían servirnos para reflexionar sobre el camino que debemos tomar para transitar hacia el futuro y no quedarnos anclados en todo lo terrible que sucedió durante la guerra interna.
Es indispensable revisar los hechos, reconstruir el pasado, para forjar el futuro. Ese legado se lo debemos a la juventud que no le tocó vivir lo que nosotros experimentamos. Escuchar análisis de académicos, de reconocidos periodistas, visitar los memoriales, tener contacto directo con esa realidad son lecciones de vida y una oportunidad para tener un referente y contribuir al encuentro con la paz y la democracia.
El doctor Michael Parak, académico alemán y miembro de la Organización Contra el olvido y a favor de la Democracia, dice que en Berlín la Historia está persistentemente presente, siempre hay algo que recuerda el pasado. La incógnita era ¿qué hacer con esa historia?
Algunos proponían olvidarla, pero se decidió enfrentar el pasado, donde hubo millones de víctimas del pueblo judío, pero también de los comunistas que fueron los primeros mártires de Hitler. Los crímenes nazis fueron algo único que no se debe relativizar, y también hay que recordar y reconocer a las personas encarceladas: comunistas, gitanos, homosexuales, a quienes les robaron sus vidas.
Todas las víctimas valen igual y tienen derecho a ser reconocidas.
Estos temas son abordados, están en los textos, en los debates, en los trabajos periodísticos; son parte de la política. Hay que aprender cómo construir una sociedad democrática. Y también se tomaron decisiones sobre los criminales; pero no en todos los casos se pueden utilizar los mecanismos de la justicia.
En Alemania lo decisivo en cuanto al trato no fueron los juicios, lo importante fue el debate. La justicia penal ordinaria no es la adecuada para abordar estas problemáticas. Se requiere de un abordaje político y de un debate social. No siempre justicia y derecho van de la mano, fueron algunas de sus reflexiones en la exposición que hizo a periodistas colombianos y guatemaltecos asistentes al taller.
No se pueden replicar modelos, dar consejos o recetas, pero es muy valioso tomar en cuenta las experiencias de otros países. El caso Ríos Montt nos tiene confrontados, unos exigen castigo, otros amenazan con otra guerra. No equivoquemos el camino de nuevo.