Tras el XXIII Congreso de Neumomadrid, la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica, ha analizado las cifras de incidencia de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, (EPOC) y esta ha aumentado significativamente en mujeres debido al incremento del consumo de tabaco desde una edad temprana.
Según datos publicados por la Organización Mundial de la Salud, (OMS), existe un progresivo aumento de la prevalencia de la EPOC a nivel mundial. En España, actualmente se barajan cifras de un 10,2 %. Lo cierto es que actualmente menos de un tercio de la población que padece esta enfermedad está diagnosticada y aunque existe un gran conocimiento de la enfermedad no se está tratando como debiera por esa causa. El EPOC cuya causa principal es el abuso del tabaco, a lo largo de décadas, genera síntomas persistentes y limitación crónica al flujo aéreo. En el mundo, tres millones de personas fallecieron el año pasado por esta causa y quizá, si hubieran abandonado el hábito tabáquico podrían haber sobrevivido con ayuda.
El aumento, especialmente significativo en mujeres resalta que estas consumen tabaco al igual que los hombres y además existe una mayor concienciación sobre la enfermedad y ante síntomas como son el ahogo, las bronquitis crónicas y otros síntomas se acude al médico. Si las cifras que se barajan hacen prever que menos de un tercio de la población está diagnosticada, muchas personas mantienen un tratamiento con médicos de primaria y son recetadas con broncodilatadores de larga duración pero no tienen un diagnóstico certero. Es importante analizar a cada paciente en su contexto y la evolución y tratamiento individualizado porque no todos cursan igual.
Los datos no son nada halagüeños si sabemos que además del tabaco, la contaminación ambiental tiene un gran impacto en la función pulmonar si hablamos de las partículas de menor tamaño suspendidas en el aire que respiramos. La exposición crónica al humo de combustión de biomasa en espacios cerrados causa EPOC y también el humo de fuego que se utiliza para cocinar o calentar la vivienda.
El día a día de los pacientes que la sufren, dependiendo del grado de afección, puede ir desde leves síntomas respiratorios (disnea, tos y expectoración) en pacientes menos graves hasta incapacitar al paciente para cualquier actividad básica de la vida diaria como el aseo o la alimentación, en casos graves. Es importante resaltar que la enfermedad EPOC no tiene cura y puede afectar también a fumadores indirectos.
El diagnóstico se realiza cuando existe una sospecha ante un adulto fumador o exfumador que presente síntomas respiratorios. Si se hace una espirometría se puede confirmar además del grado de la misma además de determinar el fenotipo en pacientes de alto riesgo. En cuanto se tengan los mínimos síntomas se debe acudir al médico; ya sean sibilancias, expectoración habitual, tos crónica o síntomas de ahogo (disnea). La forma de abordar la enfermedad supone que se disminuye la frecuencia y gravedad de las agudizaciones y se puede pautar oxigenoterapia en casos graves si se asocia a una insuficiencia respiratoria.
Una adecuada nutrición, actividad física regular, abandono total del tabaco y una vida relajada puede hacer que la enfermedad se sobrelleve y no empeore.