España, entre el IBEX 35 y los 4,4 millones de parados

Con pocas horas de diferencia hemos conocido dos datos económicos distintos que, siendo ambos verdaderos, dividen a nuestros país en dos mundos diferentes, separados, incluso antagónicos, llegado el caso. Se trata por una parte de los beneficios que han obtenido durante el primer semestre de este año las empresas del IBEX 35, es decir, la creme de la creme de nuestra economía, y por otra los datos del paro dados a conocer por el Ministerio de Empleo correspondientes al mes de julio.

Es, de alguna manera, el retrato, la imagen de nuestro país a la altura de la canícula agosteña de 2014. Los dos lados contrapuestos, las dos caras de la moneda de una España reflejada en una misma realidad, la de las empresas que hoy por hoy están ganando dinero, muchos millones, frente a esos más de cuatro millones de parados que se las ven y se las desean para seguir remando en una chalupa que llaman existencia. Como decía Machado, “españolito que vienes al mundo te guarde Dios…”.

A las empresas del IBEX 35 les va bien, muy bien, dato éste bueno para el país, porque crean puestos de trabajo. Según los datos que han comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), dichas empresas ganaron en el primer semestre algo más de 14.000 millones de euros, cifra que representa un 10,6% más que en el mismo período del año anterior. Según los expertos en la materia el año 2014 está siendo “el año de la normalización de las cuentas”, por lo que dichas empresas están ya en velocidad de crucero, que es mucho decir. Claro que para algunas de estas empresas sigue siendo sagrada la política del ahorro de costes, cosa que los legos en la materia podríamos traducir como despidos, bajos sueldos (excepto a los altos directivos), o racanería a la hora de conceder préstamos ya sea a particulares o a la pequeña y mediana empresa, verdadero columna vertebral de nuestro mercado laboral.

La otra España, la del paro y el gran drama que supone para millones de familias y hogares, es la que hemos conocido al unísono con el revoloteo de campanas del IBEX 35. Tan verdadera como la anterior, pero menos edificante. Según los dados a conocer por el Gobierno, en el pasado mes de julio bajó el paro en 29.841 personas, dato del que hay que alegrarse por supuesto. En estos momentos tenemos en España 4,41 millones de personas desempleadas, la cifra más baja en toda la legislatura desde que el actual Gobierno del presidente Mariano Rajoy llegara al poder, ya que en aquellos momentos, con un Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero teníamos 4,42 millones de parados. Es decir, que durante todo este tiempo ha seguido aumentando el paro, dato oficialmente achacado a la tan cacareada “herencia recibida”.

Lo que no proviene de ningún tipo de herencia, sino más bien de la Reforma Laboral, entre otros, es la destrucción de un tejido laboral de trabajo fijo por una precariedad laboral rampante. Tanto es así, que de todos los puestos de trabajo creados en el último mes el 93,1% lo fueron con contratos temporales, por lo que no llegaron al 7% los contratos fijos. Por eso hay que ser sumamente cuidadosos, máxime cuando se tiene responsabilidad de gobernar, y no jugar con las cosas del comer. Porque a fin de cuentas la solvencia de una persona con un trabajo temporal tiene fecha de caducidad, el día que su contrato termina. Decir, como se ha dicho, que “la recuperación ha venido para quedarse”, con la precariedad laboral existente, resulta atrevido, cuando no rayano en el insulto.

Bienvenida sea la creación de puestos de trabajo, cuantos más mejor, y a ser posible con contratos fijos, que dignifiquen el trabajo y al trabajador, afín de que pueda hacer planes que vayan más allá de unos meses de incertidumbre. Lo demás serán parches temporales para ir tirando mientras la bicicleta aguante o el Gobierno de turno se sostenga.

En esta España de la bonanza del IBEX 35 y del descenso del paro, de la recuperación “que ha venido para quedarse”, he presenciado hace días una escena que me ha producido escalofríos: estando esperando el AVE en la estación madrileña de Atocha que me traía a Alicante he visto cómo en la cafetería hay personas que van mirando entre las mesas los restos de comida que otros viajeros han dejado. Y cuando hay algo que les interesa lo cogen y se lo comen, o lo guardan. Seguramente porque “una de las dos Españas les está helando el corazón”…

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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