El objetivo principal para escribir «España-Marruecos: Heridas sin cicatrizar» (Diwan Mayrit, 2012, Madrid, 304 pp.) es el estudio de la construcción de la imagen que los media españoles ofrecen a la opinión pública en relación con Marruecos a través distintas líneas editoriales y planteamientos ideológicos.
Durante las últimas crisis que sacudieron las relaciones entre Marruecos y España, asistimos a un intenso debate público sobre la incompatibilidad entre la filosofía de las relaciones económicas y culturales, y el nefasto papel que desempeñan los media en los dos países. Esta situación nos invita a reflexionar sobre la alteridad y los residuos del pasado en la memoria colectiva. Desde la perspectiva marroquí, el papel de los media constituye uno de los factores que dificultan el entendimiento entre los dos gobiernos. Los intentos de mejora de la imagen pública de Marruecos en España, después de la ruptura de los canales de comunicación entre los dos gobiernos de 2001 hasta 2003, demostraron que el acercamiento entre los dos países dependería más de la voluntad de los pueblos que de la actitud de los políticos. Los resultados de los barómetros de opinión llaman la atención sobre una decidida implicación de la sociedad civil en la reconstrucción de la confianza mutua.
El permanente miedo de una potencial amenaza, que pudiera venir del Sur, reaviva los sentimientos nacionalistas que plantean la defensa de la identidad nacional y refuerza las actitudes de rechazo, de negación del otro y de animadversión. El clima de opinión contraproducente, cimentado en plena crisis diplomática e institucional entre los dos países vecinos, dibuja un marco de temas que agranda aun más la distancia que separa políticamente los dos países y robustece la reticencia y los viejos estereotipos y prejuicios.
Dentro de la óptica de los medios de comunicación, las relaciones entre Marruecos y España se rigen por un constante intercambio de miradas cargadas algunas veces de amor y otras de odio. La mayoría de lo que se escribe en la prensa y lo que expresa la opinión pública en España sobre Marruecos está dominada por una ignorancia casi total sobre el país y el funcionamiento de sus instituciones. Se presenta al vecino del Sur como una nación con una economía y una cultura subdesarrolladas. Aunque se aproxime a la realidad, esta corriente de opinión resulta poco favorable para el acercamiento de las dos sociedades.
Los pocos estudios universitarios que se han interesado sobre el sistema político marroquí se preocupan de las relaciones entre las élites y la administración; las élites y el palacio y las instituciones legislativas. El estudio de la imagen de Marruecos en la prensa española en los momentos de crisis nos llevó a analizar las causas de discrepancia durante un siglo y medio, por qué se preocupa la opinión pública española por la estabilidad y el porvenir de este país, y el inusual interés de los medios de comunicación por todo lo que sucede en la otra orilla del Estrecho de Gibraltar.
Mi experiencia profesional como periodista e investigador en España durante 25 años, me permitió conocer de cerca los principales contenciosos surgidos entre los dos países desde finales de los años 80 y por tanto formar un bosquejo de las relaciones hispano-marroquíes. A lo largo de este periodo, intervinieron acontecimientos trascendentales en las relaciones bilaterales: renovación de tres acuerdos de pesca entre Marruecos y la Unión Europea con gran incidencia sobre España (1988, 1992, 1995), promulgación de la Ley Orgánica de Extranjería (2000, 2002 y 2009) y de cinco procesos de regularización de los inmigrantes indocumentados afectando particularmente a la comunidad marroquí (1992, 1996, 2000, 2001 y 2005), adopción del Estatuto de Autonomía de las ciudades de Ceuta y Melilla (abril de 1995), visitas oficiales en España de los reyes Hasán II (septiembre de 1989) y Mohamed VI (septiembre de 2000), deterioro de la situación en el Sahara e implicación de la sociedad civil española en la ayuda de la población saharaui en los campos de Tínduf (Sur de Argelia). Tres momentos claves en las enturbiadas relaciones hispano-marroquíes marcan especialmente las efemérides políticas en el siglo XXI: la tensión surgida entre ambos gobiernos debido al fenómeno de las pateras y la inmigración irregular en el verano del 2001, la crisis diplomática a raíz de la llamada a consultas del embajador de Marruecos (2001 y 2007), y el incidente del islote de Perejil, en julio de 2002. Numerosos ciudadanos marroquíes fueron también inculpados por su presunta implicación en los atentados del 11-M contra los trenes de Cercanías de Madrid, que causaron 192 muertos y 1.500 heridos.
Para percatarse de la imagen que se construye de Marruecos en la prensa española y de las reacciones que surgen en periodos de crisis, ha sido necesaria una amplia revisión bibliográfica de los escritos históricos sobre la cuestión marroquí desde la segunda mitad del Siglo XIX. Esta labor ha sido completada por el repaso de periódicos españoles de audiencia nacional de las dos últimas décadas (1987 – 2012), revistas especializadas en relaciones internacionales, algunas tesis doctorales, prensa marroquí y charlas con intelectuales y profesionales de ambos lados del Estrecho. Estrechamente relacionado con la imagen pública y con el papel que cumple la prensa en la sociedad actual, la elaboración del libro nos exigió el análisis de los prejuicios que subyacen en la sociedad española sobre Marruecos y que de vez en cuando reaparecen (y se refuerzan) en los medios de comunicación.
Como las relaciones con Marruecos han sido siempre omnipresentes en la agenda política, los sucesivos gobiernos de Madrid las consideran como distintas de las que tienen con los demás vecinos de su entorno europeo y mediterráneo por múltiples razones. Su sistema político está en fase de transición, desde 1998, con una nueva Constitución, adoptada por referéndum el 1 de julio de 2011. Además, se encuentran establecidos legalmente en España más de 800.00 marroquíes, un determinante factor para el éxito de la convivencia entre los dos pueblos. Son estos rasgos los que constituyen el contraste y a la vez la vinculación entre los dos Estados, y que provocan la curiosidad de la opinión pública española. Hay otros factores que fundamentan el estudio, en los momentos de tensión, como la persistencia de las percepciones de la sociedad civil española hacia Marruecos y los marroquíes, su sistema político y sus relaciones con España. Como el libro analiza la imagen de Marruecos en España, vemos que los estereotipos, perjuicios y percepciones negativas condicionaban de forma rotunda la incidencia en las relaciones bilaterales de los conflictos militares en el pasado, y actualmente las negociaciones sobre temas sensibles como la inmigración y el Sahara. Históricamente, las tensiones entre los dos Estados han sido recurrentes hasta tal punto que han surgido conflictos armados, descolonización gradual y recelos sobre temas económicos, territoriales y culturales.
Si ahondamos en las razones anteriores, es consecuente admitir que una de las causas manifiestas de la mala imagen que da Marruecos en España se encuentra en el papel que desempeñan los medios de comunicación españoles al hablar del vecino del Sur. La prensa española ejerce el papel de privilegiado intermediario en los contactos entre las dos Estados fundamentalmente por el hecho de publicar con abundancia noticias, comentarios y monografías sobre Marruecos. Los corresponsales actúan como un canal de transmisión de valores culturales y políticos, lo que ayuda al lector a acceder a un conocimiento mejor del paisaje político, de las condiciones de vida y de las costumbres marroquíes.
Aunque tiene un enfoque sociológico, es precisamente en un marco histórico que el libro aporta su grano de arena para hacer un repaso de los conflictos surgidos en las relaciones bilaterales a partir de la mitad del Siglo XIX y llevar a cabo un análisis empírico de la prensa española de audiencia nacional en los momentos de crisis. Sin este ejercicio no se podría lógicamente entender la trascendencia de los conflictos en las relaciones hispano-marroquíes. El libro se divide en cuatro capítulos que respetan un hilo común. El primero aclara el marco teórico que va permitir describir los factores que inciden en la construcción de la realidad social y el papel de los medios de comunicación de masas.
En el segundo capítulo, explicamos la situación de desigualdad que ha marcado durante más de un siglo y medio la historia de las relaciones hispano-marroquíes. Durante esta etapa se han incrementado los estereotipos, el desprestigio de los marroquíes en los manuales escolares, la literatura, la prensa, los discursos políticos, etc. puesto que los marroquíes han sido retratados como personas de segunda categoría. Esta actitud se justifica por los residuos históricos, un largo paréntesis de protectorado español en el Norte de Marruecos, la persistencia de los tópicos viejos de muchos siglos. La permanencia de contenciosos insolubles (como la situación en el Sahara y el caso de las posesiones territoriales de España en el Norte de Marruecos) y el reciente contacto directo de las poblaciones a través de una numerosa colonia de inmigrantes marroquíes en España dificultan el deshielo de las tensiones. Dentro de este panorama, se han construido estereotipos e imágenes negativas hacia Marruecos y los marroquíes en la memoria colectiva española.
El tercero capítulo consiste, mediante el análisis de contenido de los periódicos de audiencia nacional, en averiguar si esas percepciones negativas se han desvanecido o siguen siendo vigentes en la prensa española, particularmente en los momentos de crisis. Por último, en el cuarto y último capítulo aprovechamos la idoneidad de otras técnicas de investigación sociológica y recursos metodológicos, como los barómetros de opinión, para poder conformar una idea global de los efectos de las crisis en las relaciones bilaterales y el comportamiento de los actores políticos y sociales. El análisis de los resultados de algunas encuestas de los institutos demoscópicos españoles en relación con la imagen que se construye de los marroquíes, permitió conocer algunas actitudes colectivas. Actualmente, el contencioso territorial infecta, más de un medio siglo después del fin del Protectorado español, el conjunto de las relaciones bilaterales. A pesar de la muestra de la buena voluntad a nivel oficial, la tensión y el clima de crispación dominan las relaciones entre Madrid y Rabat de manera permanente. Sin embargo, en el marco social ocurriría todo lo contrario y no se produjo ningún tipo de incidente racista ni xenófobo contra los marroquíes a pesar de la implicación de sus conciudadanos en los atentados del 11 de marzo de 2004.
El descontento del gobierno marroquí se fue incrementando con el tratamiento informativo que se hace de los temas relacionados con el poder de un hipotético lobby pro-francés en Marruecos, el sector pesquero o las exportaciones hortofrutícolas hacia la UE. En la literatura diplomática usada por Marruecos y España, los términos “colaboración” y “cooperación” ocupan no obstante un simbólico espacio en el discurso oficial sobre la lucha contra los flujos irregulares de inmigrantes. El análisis de la actual fase de las relaciones bilaterales, permite resaltar la manifiesta disposición de las dos partes a asentar sólidas relaciones.
A partir del 20 de diciembre de 2011, Mariano Rajoy, lider del Partido Popular tomó el relevo de Rodríguez Zapatero para presidir el gobierno de España e iniciar une nueva etapa en las relaciones con Marruecos. A diferencia de Aznar, es un dirigente de perfil dialogante, proclive al consenso y pragmático. Los contenciosos pendientes siguen sin resolver, incluso la actitud de España sobre el Sahara no cambió desde la etapa de Aznar. Tiene la ventaja en la gestión de las relaciones con Marruecos de beneficiar del apoyo de la empresa que aspira a fortificar su presencia en el mercado marroquí. La cooperación en materia migratoria, implantada durante la etapa socialista, se apoya en una serie de instrumentos legislativos que regulan la mano de obra y la lucha contra los flujos irregulares.
Conscientes de la prerrogativa de favorecer el diálogo y fortalecer los intercambios entre las sociedades civiles, los medios de comunicación tanto españoles como marroquíes intentan ahora atemperar los estereotipos negativos y connotaciones peyorativas. El estudio del papel de los medios de comunicación resulta muy útil para acercar a la opinión pública a la realidad de cada uno de los dos países. Sin embargo, existe una abismal diferencia en cuanto a las condiciones de trabajo de los periodistas y al entorno jurídico-profesional en Marruecos y en España. La difusión de la prensa diaria española es casi 18 veces superior a la de Marruecos.
Los periódicos de referencia que analizamos en nuestro libro (El País, El Mundo, ABC, La Razón, El Periódico), tratan una temática similar en relación con Marruecos. Debido a la calidad del autor como corresponsal de prensa en España desde 1987, constatamos que algunas cuestiones constituyen el eje central de las crónicas de los corresponsales de prensa españoles. De esta forma quedan señalados en sus crónicas la figura del Rey, los derechos humanos, el Sahara, el tráfico de hachís, el islamismo, la inmigración, la democratización de las instituciones, la transición democrática y la monarquía.
Los intentos de depurar tensiones y agravios acaparan casi todos los esfuerzos de los diplomáticos, de la sociedad civil y de los círculos económicos. Aun así, el desastre de Anual (1921) está apenas citado en los libros de textos en Marruecos y las percepciones negativas sobre el colectivo marroquí pierden cada vez fuerza. Con el regreso del PP al poder, tras las elecciones del 20 de noviembre de 2011, el gobierno de Madrid tuvo en su agenda los mismos problemas insolubles que no había resuelto durante el mandato de Aznar. Sin embargo, se inició su nueva etapa con la manifiesta disposición de las autoridades de Marruecos de restaurar la confianza y potenciar la cooperación bilateral.
Esta vecindad jalonada de periodos de crisis y conflictividad desde 1859 hasta hoy, ha sido con el paso del tiempo, un tema frecuente en los artículos de opinión y crónicas de la prensa española ocupando, a menudo, un importante espacio en sus páginas. El trato que se dispensa a los temas relacionados con Marruecos se evidencia por la preocupación de informar a los lectores de lo que afecta a su entorno geográfico, una tendencia corroborada en los sondeos de centros demoscópicos.
La escasez de estudios sobre esta tendencia nos invita a aportar nuestro grano de arena para llenar este vacío, entender el contenido de lo que se escribe sobre Marruecos y cómo se presenta su sistema político a los lectores de prensa.
En nuestro estudio, nos apoyamos sobre lo publicado, fundamentalmente en los momentos de crisis, para averiguar si los viejos estereotipos se mantienen en el imaginario español y, sobre todo, si los medios contribuyen a su permanencia y refuerzo en el tiempo. El análisis de la prensa española nos lleva a delimitar los rasgos de esta imagen descrita en los temas que suscitan un gran interés para los periodistas y el público en periodos de crisis. Para este propósito, hemos escogido tres periodos significativos de las relaciones hispano-marroquíes en la última década:
- Crisis migratoria (o de pateras) en el verano de 2001.
- Crisis diplomática provocada por la llamada a consultas del embajador de Marruecos, Abdeslam Baraka, el 27 de octubre de 2001.
- Crisis territorial como consecuencia del incidente en torno del islote Perejil/Leila, en julio de 2002.
Constatamos que la prensa española, en estos tres momentos, registró un alto nivel de producción de elementos informativos, interpretativos y gráficos relacionados con Marruecos. Descubrimos, en un análisis preliminar, que los temas tratados son los que tuvieron más interés para los periódicos durante los últimos cuatro decenios: Sahara, pesca, posesiones territoriales españolas en el Norte de África, inmigración, religión, monarquía y sistema político. Son también las mismas cuestiones que son consideradas como focos de tensión por ocupar amplios espacios en la prensa en los momentos de crisis. Durante los tres momentos escogidos, constatamos que se publicó el mayor número de artículos y elementos gráficos sobre Marruecos en comparación con otros periodos de las relaciones bilaterales.
Los periodistas españoles afirman respetar el principio de objetividad y cumplir el deber de informar a sus lectores sobre todo lo que ocurre en Marruecos. No obstante, en el país vecino su labor se entiende como un discurso monológico y estereotipado.
Esta vecindad conflictiva ha sido con el paso del tiempo, un recurrente tema en los comentarios, crónicas y editoriales de la prensa española ocupando. La misma tendencia se observa en los barómetros de centros demoscópicos y durante las crisis migratoria (septiembre de 2001), diplomática (octubre/noviembre de 2001) y territorial (julio de 2002).
Es aún difícil disociar en el subconsciente colectivo español, Marruecos del resto de los países del Magreb o del mundo árabe. Aunque la amenaza islamista afecta por igual a toda la región, los esfuerzos de Marruecos por presentarse en las negociaciones políticas con España y la Unión Europea como una barrera contra el islamismo no son asimilables ni comprendidos por la opinión pública. Esta confusión tiene el riesgo de desanimar a los empresarios para invertir en el país vecino e influye en el planteamiento que se hace en los medios de comunicación cuando narran una parte subjetiva de los elementos informativos. Según las encuestas sociológicas, Marruecos no está visto de la misma manera en todas las comunidades autónomas. Tampoco las percepciones son idénticas.