Ocho años después de «Jauja», el cineasta argentino Lisandro Alonso vuelve ahora con otra coproducción internacional: «Eureka» de estreno este mes de febrero en Francia, tras su presentación el pasado mes de mayo en el festival de Cannes.
Y como en aquella ocasión, le ha acompañado en esta nueva aventura su amigo y cómplice Vigo Mortensen, el célebre actor americano danés, quien vivió su infancia en Venezuela y Argentina, antes de instalarse en los Estados Unidos.
Lisandro Alonso, cineasta autor argentino, se dio a conocer en 2001 en el festival de Cannes con su película «La libertad», en donde filmaba la vida cotidiana de un leñador en plena selva. Después vinieron «Los muertos», «Fantasma» y «Liverpool», seleccionadas también en Cannes y en otros festivales, y muy bien recibidas por la crítica internacional.
Su cine en esa difusa frontera entre la ficción y el documental, con ritmo lento y largos planos secuencia, es una interesante invitación al viaje y reflexión sobre el tiempo y la existencia humana.
La mirada de Lisandro Alonso es siempre original, cruda y poética, sus personajes solitarios aventureros huyen de la civilización y van a menudo en busca de un ser querido.
Lisandro Alonso es de esos cineastas para los que el rodaje en sí mismo constituye ya una fuerte experiencia vital. Un cine de autor que hasta ese momento había sido muy confidencial y reservado para cinéfilos y festivaleros.
El encuentro de Lisandro Alonso con el afamado actor Vigo Mortensen permitió al cineasta argentino dar un salto cualitativo en su obra cinematográfica, con una coproducción internacional de más elevado presupuesto: «Jauja» (2014). Un cuento mágico que evocaba el exterminio de la población indígena en Argentina, en un pretendido paraíso que nunca existió. Una obra mucho más ambiciosa que sus películas anteriores, y que resultó un excelente compendio de todas sus obsesiones como autor, guionista y realizador de sus propias películas.
Sobre el tema del exterminio de las poblaciones indígenas en el continente americano vuelve ahora Lisandro Alonso con su película «Eureka[1]». Brillante coproducción internacional entre Francia, Argentina, Portugal, Alemania y México, que ha contado en su reparto de actores con Vigo Mortensen y con la actriz francesa Chiara Mastroianni.
La idea de realizar «Eureka» surgió años después de «Jauja», según lo cuenta Lisandro Alonso, de una conversación con Vigo Mortensen, quien en 2016 le invitó a descubrir durante varios meses la vida de los indios en la reserva sioux de Pine Ridge en Dakota Sur.
Por otra parte, la lectura de la novela «Meridiano de sangre» de Cormac McCarthy sobre la violencia que acompañó la conquista del oeste, fue también fuente de inspiración para este guion, en el que el cineasta argentino muy atraído por el género del western nos ofrece un nuevo cuento mágico que, por su claro mensaje anticolonialista, como lo dice él mismo, «se sitúa más cerca de un Glauber Rocha que de los westerns de John Ford».
Tres partes bien diferenciadas y con formatos de imagen diferentes componen el guion que va del western paródico (en blanco y negro), al drama de una comunidad autóctona en los Estados unidos, y a un extraño relato en el que el vuelo de una misteriosa ave nos conduce al Brasil de 1974, en donde los indígenas sobreviven en una jungla invadida por buscadores de oro.
Esas tres películas están por así decir hilvanadas en una sola, Eureka, con el símbolo del ave y los encantamientos indígenas como hilo conductor. El western inicial, con un pistolero cruel que mata a diestro y siniestro para buscar a su hija, está marcado por la sólida presencia de Vigo Mortensen y por un ingenioso recurso de guion que no revelaremos aquí.
Chiara Mastroianni, quien aparece en la primera historia, vuelve a aparecer en la piel de otro personaje en la segunda historia, que es a mi juicio la más lograda en esta cinta de dos horas y medio de metraje.
Con un tratamiento dramático y realista, de tono muy documental y documentado, el cineasta argentino nos muestra la decadencia de una comunidad autóctona india en Dakota del sur, víctima del alcoholismo, la droga y la creciente tendencia al suicidio.
En pleno invierno, en áridos paisajes nocturnos, asistimos a la actividad cotidiana de Alaina, una mujer policía indígena, que es llamada para detener a los autores de un tiroteo en el casino local, para evitar una pelea con arma blanca entre dos mujeres, o socorrer a un conductor alcohólico al volante. Su sobrina la joven Sadie la llama, pero Alaina ha cortado su conexión. Tras una larga secuencia de dialogo con su abuelo sobre esa comunidad en decadencia, Sadie decide escapar a esa sórdida realidad.
La metáfora de las aves migratorias, que no conocen fronteras ni muros, ni alambradas, es aquí el símbolo de esos otros indígenas que viven en la selva amazónica en contacto directo con la naturaleza, como contrapunto de la decadencia de esa reserva india en América del norte.
En esa jungla amazónica que constituye la tercera parte de la película, en los años de la dictadura militar en Brasil, coexiste lo mejor y lo peor del ser humano, los que desean vivir lejos de la denominada civilización y los buscadores de oro que contribuyen a destruir el ecosistema planetario.
- Estreno en Francia el 28 de febrero 2024