Cuba siempre ha estado relacionada con el ajedrez. El máximo exponente fue la figura de José Raúl Capablanca (1888-1942), poseedor del título de campeón mundial (1921-1927) y el verdadero ‘Mozart del Ajedrez’ como fue conocido en su época[1]. Por cierto que el día del nacimiento de Capablanca, el 19 de noviembre, fue el elegido por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE en sus siglas en francés), a partir de 1988, como Día Mundial ó Internacional del Ajedrez.
Un joven Fidel Castro jugando al ajedrez.Recientemente fue presentado en Cuba el soporte multimedia, basado en el libro ‘Fidel y el ajedrez’, del cubano Jesús González Bayolo, uno de los grandes periodistas deportivos e historiador del juego-ciencia. El autor lo consideró su regalo por el 90 cumpleaños del líder histórico de la Revolución.
González Bayolo cita: “Cuba tuvo la gloria de aportar al mundo una figura como José Raúl Capablanca, quien ostentaba el título de campeón mundial cuando nació Fidel, y para orgullo de los ajedrecistas su máximo líder también es un cultor del intelectual deporte”. El soporte multimedia fue presentado el pasado 19 de noviembre, Día Mundial del Ajedrez, apenas a una semana del fallecimiento del líder de la Revolución cubana.
La obra distribuye en 20 capítulos una historia que va desde la celebración, hace medio siglo, en 1966 de la Olimpiada Mundial de Ajedrez en La Habana hasta la actualidad.
Son muchas las partidas de ajedrez que disputó Fidel, las de mayor carácter oficial fueron con el campeón del mundo, el armenio Tigran Petrosian (1929-1984), en 1966 y con el gran maestro cubano, Silvino García en 2002, ambas en simultáneas que tuvieron por sede la Plaza de la Revolución de La Habana. Solo existen dos anotadas, en ambas jugó Fidel Castro con negras, enfrentándose respectivamente, a los ajedrecistas mexicanos Joaquín Camarena y Filiberto Terrazas. Ganó al segundo e hizo tablas con el primero.
Una de las partidas disputadas por Fidel Castro no recogidas tuvo lugar durante la Olimpiada de Ajedrez de 1966 cuando contó con el asesoramiento del entonces campeón mundial, Tigran Petrosian y que empezó con blancas con una apertura Peón de Rey, siendo la respuesta del mexicano Filiberto Terrazas, la defensa francesa. Al jugador mexicano le asesoró un joven Bobby Fischer (1943-2008), por lo que se propagó que el líder cubano venció al posteriormente campeón del mundo aunque nunca jugaran una partida directamente. El estadounidense Bobby Fischer siempre mostró admiración y respeto por la figura del líder cubano.
La Habana centro mundial del ajedrez
El sábado 19 de noviembre de 1966 se jugó la última ronda en la XVII Olimpíada Mundial de Ajedrez celebrada en La Habana, en concreto en el Salón de los Embajadores del hotel Habana Libre y por la noche comenzó en la Plaza de la Revolución la mayor sesión de partidas simultáneas en la historia hasta ese momento participando 6840 personas. Se cumplía el 68 aniversario del natalicio de Capablanca.
Posteriormente Cuba vivió otras dos simultáneas masivas de 5000 tableros, el 3 de abril de 1983 por el XXI Aniversario de la Unión de Juventudes Comunistas (UJC) y el 4 de junio de 1988, por el año del centenario del nacimiento de Capablanca, hasta que en el año 2000 en Ciudad de México se organizó una de 10 048 participantes.
Los récords actuales siguen siendo de Cuba. Se batieron en la tarde-noche del jueves 29 de abril de 2004 en la plaza Ernesto Che Guevara, de la provincia de Villa Clara, cuando 864 maestros enfrentaron a 13 000 contendientes, entre los que se encontraban 12 grandes maestros, 32 maestros internacionales y 57 maestros FIDE. Con la sesión gigante de partidas simultáneas quedó oficialmente clausurada la II Olimpíada del deporte cubano.
Fidel tenía un estilo de juego muy agresivo, emotivo, temperamental. Respecto a su opinión del ajedrez decía: “después de la Revolución, en algunas ocasiones yo dedicaba algún tiempo a jugar el ajedrez. Ahora, no lo quise estudiar y deliberadamente me abstuve de jugar ajedrez, porque es tan absorbente que uno podía estar seis, ocho, diez horas jugando, y realmente yo no me podía dar ese lujo”.
“A veces en viajes largos, en el avión nos ponemos a jugar ajedrez. Hay que dedicarle mucho tiempo. Cometo errores, pero no los repito. Es un juego interesante y en Cuba ha tomado un auge tremendo”, afirmaba.
Fidel Castro también declaró: “Mire, yo he descubierto que lo único que me hace estar toda una tarde tranquilo, sin moverme de un lado para otro, es el ajedrez. Me paso ocho o diez horas. Aprendí muchas cosas, sobre estrategia, dominio de la línea central, las diagonales, etcétera”.
En 1987 el periodista italiano Gianni Miná publicó el libro ‘Un encuentro con Fidel’, en el que le pregunta “Su país es también patria de grandes jugadores de ajedrez ¿Usted jugó alguna vez ajedrez con Camilo o con el Che? ¿Quién ganó?
Fidel le respondió que con Camilo no, pero con el Che sí, y le cuenta: “A un grupo de nosotros nos arrestaron en México (…..) nuestro entretenimiento eran los libros y el ajedrez. Allí Che y yo jugábamos ajedrez…”
Gianni Miná le interrumpe: ¿Y quién ganaba? La respuesta es sincera: “Bueno, el Che sabía más que yo, porque realmente Che había estudiado algo el ajedrez y yo jugaba más bien por intuición. Era un poco guerrillero y algunos partidos se los gané, pero él ganaba la mayor parte de las veces porque sabía más ajedrez que yo. Y realmente le gustaba el ajedrez. Aun después de la Revolución él siguió estudiando el ajedrez”.
Efectivamente, Che Guevara (1928-1967) fue un gran aficionado al juego llegando a disputar partidas con grandes maestros de la época pero sería cuestión de otro artículo. No obstante, sí destacar que se le confirió en el año 2000 a título póstumo, la más alta distinción: la Orden Caballero de la FIDE, único cubano que la ha recibido.
Posteriormente Miná hace la siguiente pregunta a Fidel Castro: “Mao Zedong decía que el verdadero revolucionario se parece más a un jugador de ping-pong que a un jugador de ajedrez. ¿Qué opina usted?” Fidel le responde: “A lo mejor sacó esa conclusión a partir de su experiencia política en la práctica diplomática, porque dicen que en un juego de ping-pong se iniciaron las relaciones con Estados Unidos. Yo realmente no he pasado por esa experiencia, pero creo que el trabajo, por lo menos si no del revolucionario, el trabajo del político, del estadista, se parece más al ajedrez”. Y sentencia: “El ajedrez es un gran instrumento para desarrollar el hábito de utilizar la inteligencia”.
Su último acto relacionado con el ajedrez fue la participación mediante un teléfono móvil en una conferencia en Venezuela en 2012 que fue titulada, ‘Fidel, el Che y el ajedrez’.
- Ahora y proveniente del mundo anglosajón, de forma petulante, quieren hacer creer que la historia nació con ellos y cambiar ese apodo a Magnus Carlsen, desconociendo la historia del juego de los 64 escaques.
- http://periodistas-es.com/donald-trump-ignora-ajedrez-propio-pais-76965
[…] la isla se presentó recientemente un soporte multimedia fundamentado en el libro “Fidel y el ajedrez”, escrito por Jesús González Bayolo. [Armando Nerio Guédez Rodríguez […]