Los neofascistas del RN de Marine Le Pen con 31’5 por ciento de votos obtienen más del doble que el partido del gobierno (14’7 por ciento), poniendo de relieve la primera y más importante lección de este escrutinio: una flagrante derrota del presidente monarca Emmanuel Macron y de su política autoritaria y antisocial.
La estrategia de Macron de aplicar una política de extrema derecha en el tema de la inmigración, en la represión del movimiento social, sindical y ecologista, dando carta blanca a los sectores ultraderechistas de la policía nacional, y permitiendo el desarrollo de una prensa radio y televisión neofascista en Francia, el grupo Bollore en particular, o con su apoyo al genocida Netanyahu, mano a mano con la ultraderecha europea, ha fracasado.
Visiblemente, el electorado derechista ha preferido el original a la copia.
Macron se había convertido en rehén y aliado de esa ultraderecha que pretendía combatir. Y ha gobernado impidiendo el normal funcionamiento del Parlamento con el apoyo explícito o tácito del RN.
Como habíamos subrayado en numerosas ocasiones, el RN tenía en sus manos la posible disolución de la Asamblea Nacional, pero estaban esperando el momento más oportuno para ello. La ocasión ha sido su victoria en estos comicios europeos.
Desde la reelección de Macron, la prensa dominante a su servicio ha desplegado la alfombra roja a la «normalización» de la apología del fascismo y del racismo en Francia, a pesar, conviene recordar una vez más, que la apología del racismo sigue siendo un delito y no una simple opinión, al menos mientras perdure aquí el Estado de derecho.
La prensa dominante ha buscado presentar estas elecciones europeas como un duelo entre el neoliberalismo de derechas de Macron y la extrema derecha, normalizada como principal oposición.
La derecha francesa antaño republicana ha girado hacia la ultraderecha para evitar que llegue al poder una izquierda parlamentaria de ruptura con las políticas neoliberales de la Comisión Europea.
La rapidez con que Macron ha aceptado la disolución propuesta anoche por Jordan Bardella, deja pensar que esa hipótesis ya estaba prevista por ambas partes en caso de flagrante derrota macronista.
Al convocar elecciones legislativas anticipadas para el 30 de junio primera vuelta y 7 de julio segunda vuelta, Macron persiste en su estrategia de «yo o el caos».
Pero el problema es que es él, precisamente, el principal responsable del caos actual y de la amenaza antidemocrática en Francia. Desde su reelección Macron y su ministro del interior, Gerald Darmanin, han aplicado ya una represión política policial y jurídica ultradererechista.
La apresurada convocatoria de elecciones anticipadas, que parece casi concertada con el RN, va dirigida evidentemente a tomar por sorpresa al electorado y evitar un acuerdo político entre esa fragmentación de los partidos que componían la Nupes.
El caso más patético es el del «comunista» Fabien Rusell, quien con un 2’5 por ciento de votos sigue atacando esa Nupes a la que se adhirió a regañadientes en las legislativas.
La Unión Popular, con Francia insumisa como principal eje ha desarrollado una excelente campaña de oposición parlamentaria y su posición contra el genocidio en Palestina ha salvado el honor de este país, que fue antaño patria de los derechos humanos. Sus esfuerzos no han sido sin embargo suficientes para superar la fragmentación del voto del electorado de izquierdas.
El único por cierto, además, que tiene la capacidad de pararle los pies al fascismo en este país, a condición de atraer al centro izquierda en el parlamento.
Una última precisión para los que por incultura e ignorancia o mala intención denominan a la Unión Popular como extrema izquierda. La Nupes, como hoy la Unión Popular, no es una organización o alianza de extrema izquierda, sino simplemente una izquierda parlamentaria que propone un programa de ruptura frente a las políticas neoliberales. La extrema izquierda, muy presente en Francia en las luchas sociales, sindicales o ecologistas, siempre fue y sigue siendo extraparlamentaria.
La izquierda francesa fragmentada ha perdido la fuerza que tuvo la Nupes en las pasadas elecciones legislativas.
El sabotaje a la Nupes ha impedido una mejor representación de la izquierda en estos comicios: PSF Glucksmann 14 por ciento, Unión Popular FI 9,5 por ciento, Ecologistas 5,5 por ciento y PC 2’5 por ciento, al cierre de este artículo.
Esas fuerzas unidas hubiesen podido recoger 30 por ciento de votos, pero el oportunismo político y un plato de lentejas en el Parlamento Europeo han impedido la unión.
Los que aprobaron el programa de la Nupes para no desaparecer en las pasadas legislativas, han preferido la desunión en esta elección a la proporcional y una sola vuelta que permite la visibilidad política a partir de cinco por ciento de sufragios.