La Camilo José Cela hace públicos veintitrés manuscritos originales del escritor

La Cátedra de Estudios Hispánicos de la Universidad Camilo José Cela ha presentado, este 10 de diciembre de 2019, coincidiendo con el treinta aniversario de la entrega del Premio Nobel a Camilo José Cela, veintitrés manuscritos inéditos del escritor español que fueron publicados en el diario ABC.

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Los veintitrés manuscritos fueron adquiridos en enero de 2019 por la Universidad Camilo José Cela, de la que el escritor español es Rector Honorario y Vitalicio desde que el 16 de octubre de 1999 colocó su primera piedra junto a Felipe Segovia, primer rector y alma mater de la UCJC. El momento de no haber hecho pública hasta ahora su adquisición se debe a que, según explicó Adolfo Sotelo, director de la cátedra, el Estado tenía un derecho de retracto que duraba seis meses.

En la presentación intervino el equipo de investigadores de la Camilo José Cela: Raquel Velázquez, Alba Guimerà y el propio Adolfo Sotelo. Entre todos explicaron el valor de descubrir esta faceta periodística del escritor y detallaron el contenido de estos manuscritos cuya riqueza temática es fundamental para conocer la obra total de Camilo José Cela.

Dichos manuscritos suman un total de 250 textos redactados por el Nobel español entre 1993 y 2003. Camilo José Cela los escribió a mano en cuadernos escolares y demuestran la labor paciente de su autor, con una lengua precisa y rica, en la que aludía a la historia, la política, la sociedad y la cultura en los últimos años de su vida. En ellos se ve el denodado esfuerzo del autor por perfeccionar su expresión (las correcciones son constantes) así como la satisfacción que le proporcionaba el poder escribirlos. Los temas que se tratan son la política, lo social y los temas de sucesos que inspiraban al escritor.

Cela inició su última etapa periodística el 21 de noviembre de 1993, cuando se publicaron algunos de estos artículos en la serie El color de la mañana, del diario ‘ABC’. “Con la venia” es el título del primer artículo de la serie: “Aquí comparezco de nuevo para ser leído, señoras y señores, con la venia de todos ustedes, que para eso están, con permiso de la autoridad competente y si el tiempo y otros amargos desmanes no lo impiden. Amén”.

Estos cuadernos escolares contienen la tabla de multiplicar en su cubierta trasera, de 21 por 14 centímetros, constan aproximadamente de setenta páginas, y son fedatarios de su génesis y redacción.

La frecuencia inicial de los artículos era de cinco entregas semanales, pero a partir de mayo de 1996, cuando el escritor cumplió 80 años, la periodicidad fue de un artículo semanal que tenía por costumbre ver la luz los domingos. En total Cela escribió más de setecientos artículos, que convierten la serie El color de la mañana en la más extensa de la historia del periodismo de Cela desde sus inicios, tras la obtención del carné de periodista el 27 de mayo de 1943. El último artículo (póstumo) trata del escritor José María Sánchez Silva, quien falleció el 13 de enero de 2002, cuatro días antes de que lo hiciera Cela.

Como se desprende de la fecha de publicación del tomo (1996), en El color de la mañana sólo se agavillaron los artículos que van desde el inicio de la serie hasta el 13 de enero de 1995. Suman doscientos cincuenta textos.

Los manuscritos revelan la labor paciente de su redacción, con una lengua precisa y rica, y el trabajo que Cela hacía en torno a la historia, la política, la sociedad y la cultura en los últimos años de su vida. Coincidiendo con estos años, el autor publicó tres novelas, entre ellas, ‘Madera de boj’. Su lectura se enriquece a la luz de estos cuadernos, que son parte imprescindible del último Camilo José Cela.

El rector de la Universidad Camilo José Cela, Emilio Lora-Tamayo, ha subrayado que “dar visibilidad a la obra de uno de nuestros grandes escritores, máxime cuando llevamos su nombre, está dentro de los objetivos de esta Universidad” porque “los manuscritos que hoy podemos admirar son una ventana directa al conocimiento y al entendimiento, además de permitirnos disfrutar del cuidado y minucioso uso de la lengua de la que siempre hizo gala Camilo José Cela”.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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