La historia de la Historia (toma tres)

Ya en la Edad Moderna, la historiografía sigue siendo esencialmente narrativa y continúa estando dotada de una función ética que ofrecía buenos ejemplos.

Aunque regresa la Historia cíclica, de mano de historiadores como el italiano Giambattista Vico, uno de los primeros pensadores propiamente de la filosofía de la Historia, autor de Scienza nuova (‘Ciencia nueva’), publicada por vez primera en 1725; sigue utilizándose la lineal y aparece un concepto básico, el de revolución, así como la idea de un motor de la historia, que, si para unos es la decadencia, para otros es el progreso.

Los historiadores de aquellos tiempos narraban “sucesos políticos por razones políticas”, como recoge Peter Burke. Con el Renacimiento tiene lugar un regreso a las fuentes y una atención específica a descubrir las falsificaciones documentales.

historia-jean-mabillon La historia de la Historia (toma tres)
Jean Mabillon

Del erudito benedictino francés Jean Mabillon, quien en 1681 publicaba De re diplomática (‘Sobre la diplomática’), se dice que fue el Newton de la Historia porque en esa obra establecía las normas que habrían de seguirse para autentificar las fuentes históricas, los documentos a los que por aquel entonces se encuadraba en el general nombre de diplomas.

Si en el siglo XVII surgía la llamada Historia de la sociedad, un tipo de Historia civil que se ocupaba “de los civiles y del civismo”, en palabras de Burke, así como se procedía a establecer la periodización de resultas de la cual aparecen las fases Antigüedad, Edad Media y Edad Moderna; en el siglo XVIII ya se mezclan las perspectivas estructurales con las de la narración individual. De hecho, ambas tradiciones, la narrativa que viene de la Antigüedad y la erudita que desde el Renacimiento se venía haciendo un hueco entre la historiografía, acabará en dar en la centuria siguiente en la que se dirá de sí misma Historia científica, mientras poco a poco se iba sustituyendo a los designios de Dios como motor de los tiempos históricos por la invencible idea del progreso impulsada cual vector, cual flecha, a lo largo de los días de los hombres desde que habitan la Tierra.

Y es que en la Edad Moderna quedan prendidos tres canales interpretativos del pasado que llegarán a la Edad Contemporánea: la citada idea del progreso infinito que “establecía un idilio con el futuro”, como dice el historiador español Marc Baldó Lacomba; la idea de que la investigación de los documentos permite hallar la verdad; y la de que la Historia debía servir para ser útil a los ciudadanos.

Continuará…

José Luis Ibáñez Salas
Editor de material didáctico para diversos niveles educativos en Santillana Educación, historiador y escritor. Director de la revista digital de divulgación histórica Anatomía de la Historia, es autor de El franquismo, La Transición, ¿Qué eres, España?, La Historia: el relato del pasado y La música (pop) y nosotros (publicados los cinco libros por Sílex ediciones), fue socio fundador de Punto de Vista Editores y escribe habitualmente relatos (algunos de los cuales han aparecido en el blog literario Narrativa Breve, dirigido por el escritor Francisco Rodríguez Criado) y artículos para distintos medios de comunicación, como la revista colombiana Al Poniente o las españolas Nueva Tribuna, Moon Magazine y Analytiks. Tiene escrita una novela y ha comenzado a escribir otras dos.

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