El director general a Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado finalizada, a instancias del Comité de Emergencias de la OMS, la pandemia internacional de salud pública por la enfermedad de la COVID-19, que comenzó el 30 de enero de 2020, informa la IPS desde Ginebra.
Sin embargo, agregó, «este virus está aquí para quedarse. Sigue matando y sigue cambiando. Sigue existiendo el riesgo de que aparezcan nuevas variantes que provoquen nuevos repuntes de casos y muertes».
De acuerdo con las estadísticas de la estadounidense Universidad Johns Hopkins, el coronavirus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad infectó hasta la fecha a 687.601.000 personas y ha causado la muerte de 6.869.839, pero la OMS estima que el número de fallecidos podría ser superior, hasta veinte millones.
La amenaza de la covid sobre la salud pública continúa «y lo peor que podría hacer ahora cualquier país es utilizar estas noticias como motivo para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su población de que la COVID-19 no es nada de lo que preocuparse», alertó Tedros.
La semana pasada, la enfermedad se cobró una vida cada tres minutos, y miles de personas están hoy ingresadas en las unidades de cuidados intensivos, tratando de superar la covid, recordó la OMS.
Tedros recordó que hace 1121 días la OMS tuvo conocimiento de un conglomerado de casos de neumonía de causa desconocida en Wuhan, China, y «el 30 de enero de 2020, por consejo de un Comité de Emergencia, declaré una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote mundial de covid-19».
En aquel momento, fuera de China se habían notificado menos de mil casos y ninguna muerte, señaló el responsable de la OMS, y la caracterización como pandemia llegó más tarde, el 11 de marzo de 2020.
Tedros comentó, al presentar la decisión de la OMS en su sede en Ginebra, que «en los tres años transcurridos desde entonces, la COVID-19 ha puesto nuestro mundo patas arriba».
Además de los fallecimientos, recordó, los sistemas de salud se han visto gravemente perturbados y millones de personas no han podido acceder a servicios sanitarios esenciales, como las vacunas infantiles, vitales para salvar vidas.
También la pandemia ha causado graves trastornos económicos, borrando millones de millones de dólares del producto interno bruto, perturbando los viajes, el turismo, el comercio, cerrando empresas y sumiendo a millones de personas en la pobreza.
Otros graves trastornos sociales se produjeron con el cierre de fronteras, la restricción de movimientos, el cierre de escuelas, y otros muchos continúan, como los millones de personas que sufren soledad, aislamiento, ansiedad y depresión, además de un covid prolongado.
La covid «dejó al descubierto y ha exacerbado las divisiones políticas dentro de las naciones y entre ellas. Ha erosionado la confianza entre las personas, los gobiernos y las instituciones, alimentado por un torrente de desinformación. Y ha dejado al descubierto las desigualdades más acuciantes de nuestro mundo», comentó Tedros.
«Las comunidades más pobres y vulnerables han sido las más afectadas, y las últimas en recibir acceso a vacunas y otras herramientas», aseguró.
Según la OMS, durante más de un año la pandemia ha seguido una tendencia descendente, con un aumento de la inmunidad de la población gracias a la vacunación y la infección, una disminución de la mortalidad, y una reducción de la presión sobre los sistemas sanitarios.
En todo el mundo se han administrado 13.300 millones de dosis de vacunas contra la covid, y 89 por ciento de los trabajadores de la salud y 82 por ciento de los adultos mayores de sesenta años han completado la serie primaria, una o dos dosis iniciales de vacunas.
La decisión de la OMS, divulgada este viernes 5 de mayo 2023, significa que llegó el momento de que los países pasen, del modo de emergencia, a la gestión de la covid junto con otras enfermedades infecciosas, explicó Tedros.
La OMS hizo varias recomendaciones a los países para seguir el combate contra el coronavirus, la primera de las cuales es sostener las ganancias de capacidad nacional, prepararse para futuros brotes y evitar ciclos de pánico y negligencia.
Luego, integrar la vacunación contra la COVID-19 en los programas de vacunación a lo largo de la vida, y apoyar el establecimiento de la red mundial de laboratorios de coronavirus de la OMS.
También, prepararse para la autorización de contramedidas médicas dentro de los marcos regulatorios nacionales, y continuar trabajando con las comunidades y sus líderes para lograr comunicaciones de riesgo y participación comunitaria sólidas, resilientes e inclusivas, y programas de gestión de la infodemia.
Se aconseja levantar las medidas de salud relacionadas con los viajes internacionales en función de las evaluaciones de riesgo, y no exigir ninguna prueba de vacunación contra la COVID-19 como requisito previo para los viajes internacionales.
Finalmente, se plantea seguir apoyando la investigación para mejorar las vacunas que reducen la transmisión y tienen una amplia aplicabilidad; comprender el espectro completo, la incidencia y el impacto de la condición postcovid, y la evolución del coronavirus en poblaciones inmunocomprometidas.
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