Lecciones de surrealismos

Dos grandes exposiciones en Madrid muestran los orígenes del surrealismo y su relación con los sueños

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Herbet Bayer, naturaleza muerta,1936

Si el impresionismo, con sus orígenes y sus secuelas, protagonizó la pasada temporada de exposiciones en Madrid, ahora es el turno del surrealismo, del que la gran muestra dedicada a Dalí, clausurada en septiembre en el Museo Reina Sofía, puede considerarse un preámbulo. En la capital de España acaban de inaugurarse simultáneamente dos exposiciones que recorren los hitos más destacados del surrealismo, un movimiento del que nunca acaba de decirse todo.

GENEALOGÍA DEL SURREALISMO

La muestra de la Fundación Juan March, “Surrealistas antes del surrealismo”, recorre en más de 200 obras el árbol genealógico del surrealismo, la obra de los precursores de un movimiento que iba a revolucionar el mundo del arte. Dibujos, estampas, fotografías… que tratan de explicar los orígenes de una pasión artística que bebe de fuentes tan distantes como los grabados de Alberto Durero, la pintura de El Bosco o los Caprichos de Goya. La exposición plantea diálogos entre clásicos y surrealistas, como las conexiones entre “Melancolía I” de Durero y “El enigma de Isidore Ducasse” del fotógrafo y pintor Man Ray (Isidore Ducasse era el verdadero nombre de Lautréamont, quien inspiró el más conocido eslogan surrealista al comparar la belleza de un joven de su obra literaria “Les Chants de Maldoror”, de 1868, con el encuentro fortuito entre una máquina de coser y un paraguas en una mesa de disección). La muestra está inspirada en dos históricas exposiciones: la titulada “Fantastic Art, Dada, Surrealism”, celebrada en el MoMA de Nueva York en 1936, y la organizada por André Breton en enero de 1938 en la Galería Beaux Arts de París, con una inquietante puesta en escena que presagiaba los negros augurios que habrían de convertirse en realidad con el estallido de la Segunda Guerra Mundial al año siguiente. También, habría que añadir, la exposición “El sueño en el arte y la literatura. De la Antigüedad al surrealismo”, organizada en París por el pintor Frédéric Delanglade en 1939.

papa-asno-monje-ternero Lecciones de surrealismos

Estructurada en 11 secciones, se hace aquí un recorrido desde la Baja Edad Media, donde lo fantástico ilustra los miedos relacionados con el infierno y las amenazas de la religión católica, hasta la irrupción de lo irracional en la Ilustración y el Romanticismo, bases del surrealismo nacido en los primeros años del siglo XX. La mixtificación hombre-animal en el arte del Renacimiento, que fascinó a los surrealistas, ya fue utilizada por Lutero como instrumento en la disputa religiosa: dos criaturas mixtas de Lucas Cranach el Viejo (el Papa-asno y el Monje-ternero) fueron elementos fundamentales de la propaganda satírico-polémica de la Reforma para movilizar a la población contra el catolicismo.

El itinerario descubre también las asombrosas conexiones entre el surrealismo y las figuras grotescas y monstruosas de las ilustraciones de los libros miniados medievales, las gárgolas de las catedrales, las perspectivas manieristas y las ilusiones ópticas recogidas por el arte del siglo XVI (como la anamorfosis de “Los embajadores” de Hans Holbein) o cómo el deseo sexual como resorte de la fantasía, que sirvió de inspiración a los surrealistas para recrear las metamorfosis eróticas del cuerpo femenino, estaba ya presente en la Edad Media. Y también cómo el tema de la muerte en los surrealistas es deudor de las danzas macabras medievales y de los esqueletos y cadáveres momificados de todas las épocas. Demonios, monstruos quiméricos, criaturas extrañas que anuncian graves acontecimientos y provocan espanto, estaban ya presentes en el arte siglos antes de que los artistas del surrealismo los trasladaran a sus lienzos o los convirtieran en esculturas y fotografías.

Salvador Dalí, que tenía la intención de escribir una obra titulada “La pintura surrealista a través de los tiempos” ha estudiado en algunos de sus artículos publicados en revistas surrealistas (“Minotaure”, “La Révolución Surréaliste”), la influencia de artistas como los prerrafaelitas, Brueghel, Vermeer, Wateau, Arcimboldo o Millet, en la obra de los surrealistas y en la suya propia: el “Ángelus” de Millet fue para él una verdadera obsesión, y su método “paranoico-crítico” debe buena parte de su inspiración a “La batalla de Anghiari” de Leonardo da Vinci y a la obra pictórica de Joos de Momper (1554-1635).

Man-Ray_objeto-matematico Lecciones de surrealismosEl mérito está también en el rescate que los surrealistas llevaron a cabo de obras ignoradas y artistas olvidados. Fueron los surrealistas quienes rescataron las Extravagancias de Gianni Battista Bracelli (1600-1650), las pinturas de Matthias Zündt (1498-1572) en las que se inspiró Man Ray para su serie fotográfica “Objeto matemático”; la obra de Hendrick Goltzius (1558-1617) de la que son deudoras las fotografías de Pierre Boucher…

La exposición dedica también una mirada al papel fundamental del sueño en los surrealistas, un papel que ya tuvo un importante protagonismo en la Biblia (los sueños de Jacob y de José) y que se utilizó tradicionalmente en la instrucción moral de los ciudadanos de todos los tiempos. Goya (“El sueño de la razón produce mosntruos”) y Odilón Redon (“Sueño de Calibán”) fueron los más cercanos precursores del tema para los surrealistas.

SURREALISMO Y EL SUEÑO

Allí donde la exposición de la Fundación March termina su trayecto, el museo Thyssen inicia el suyo. El sueño es el tema central de una muestra que reúne 163 obras que exhiben toda la estética multimedia del movimiento (pinturas, esculturas, fotografías, cine, videoinstalaciones…) y que pone de manifiesto que, junto a la escritura automática y el automatismo síquico, el sueño es el otro gran tema del surrealismo. Para el grupo surrealista de 1924 el sueño no era nada sobrenatural o artificial sino justamente la otra mitad de la vida. Para André Bretón el mundo real y el mundo del sueño son el mismo mundo y así figura ya en el primer Manifiesto surrealista. A través del sueño los surrealistas pretendían transmitir la liberación plena de la mente.

Para los surrealistas el sueño se manifiesta y se concreta en imágenes. El sueño es un espacio privilegiado de imágenes porque soñar es una actividad plástica, visual: cuando soñamos, vemos. Tanto si se trata de un sueño o de una ensoñación, de una pesadilla o de una fantasía, o de las visiones hipnagógicas del duermevela y la vigilia, el sueño siempre se manifiesta en imágenes. De ahí la variada iconografía de los sueños en el arte surrealista, aunque los artistas de este movimiento insisten en que no se trata de copiar los sueños sino de inspirarse en sus imágenes. Una dimensión plástica, la del sueño, que también le atribuye Sigmund Freud en su obra “La interpretación de los sueños”, que los surrealistas veneraban, a pesar de los desencuentros entre Bretón (y también Dalí) y el descubridor del sicoanálisis.

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Jean Arp, Head and Shell, 1933

Estructurada en secciones, la exposición se inicia con los precursores más cercanos al movimiento, “Los que abrieron las vías”, aquellos antecesores más significativos, los surrealistas “avant la lettre” como Goya, Grandville, Víctor Hugo, Lewis Carroll, Henri Rousseau ‘el Aduanero’ o Giorgio de Chirico. “Yo es otro”, sobre las metamorfosis de la identidad, recoge esculturas de Jean Arp, fotografías de Brassaï y Claude Cahun y pinturas de Dalí, Oscar Domínguez, Ángeles Santos y Leonora Carrington (el surrealismo dio una gran importancia a la mujer no sólo como musa sino también como artista). En “La conversación infinita”, donde todos los lenguajes son el mismo, están presentes los cuadros de Óscar Domínguez y Magritte y las fotografías de Man Ray. Es aquí donde se puede contemplar la enigmática obra de Joan Miró “Photo: Este es el color de mis sueños”. En la sección “Más allá del bien y del mal”, un mundo donde no rigen la moral ni la razón, están las obras de Antonin Artaud, nuevamente Dalí y Max Ernst, fotografías de Dora Maar y esculturas de la etapa surrealista de Giacometti. El sueño como territorio es el contenido de “Donde todo es posible”: obras de Paul Delvaux, Remedios Varo, fotografías de Paul Nougé. “El agudo brillo del deseo” recoge las obras relacionadas con la pulsión de Eros sin las censuras de lo consciente: esculturas y pinturas de Hans Bellmer, y las obras de Dalí, Delvaux y Domínguez relacionadas con el tema. También fotografías de Dora Maar y Man Ray, del que también se muestra su cuadro “Piscis. La mujer y su pez”. El universo alternativo de los surrealistas, los “Paisajes de una tierra distinta”, están representados, entre otras, por obras de Leonor Fini, Yves Tanguy o Raoul Ubac. Termina el recorrido con “Turbaciones irresistibles”, imágenes de pesadilla, enigmáticas, perturbadoras, inquietantes, de Antonin Artaud, Salvador Dalí, Max Ernst, René Magritte, Yves Tanguy…

Enlaces:

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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