Lo que el futurismo debe a los divisionistas

En la línea de divulgación de movimientos artísticos poco conocidos en España, la Fundación Mapfre acoge estos días en su sede madrileña una exposición de los pintores divisionistas italianos, que siguieron la estela de los Macchiaioli, que esta misma sala acogió en 2013, y alumbraron el camino a los primeros futuristas.

La luz y el color

Signac-desayuno Lo que el futurismo debe a los divisionistas
Signac: el desayuno, 1886-1887

 

El divisionismo fue un movimiento de pintores italianos (se autodenominaban neoimpresionistas) que hacia 1886 introdujeron en el mundo del arte una técnica que consistió en utilizar colores de pigmentos puros separados cuyo efecto óptico daba como resultado la conformación de figuras y paisajes. Al yuxtaponer colores distintos en líneas continuas o punteadas, contempladas una cierta distancia, las tintas se mezclan en la retina y producen nuevos colores. Con esta técnica, tomada del puntillismo francés, conseguían una deslumbrante luminosidad y una armonía que dotaba a sus cuadros de un equilibrio especial.

El divisionismo tuvo su origen en Francia, practicado por pintores de diversas intenciones estilísticas, como Georges Seurat, Henri Edmond Cross, Paul Signac y Camille Pissarro. En su obra “De Eugenio Delacroix al neoimpresionismo” Signac señala la deuda del movimiento con Delacroix. Muchas de sus obras se inspiran en el puntillismo francés pero van más allá al tratar la luz y el color, y sobre todo la división de las tonalidades, no con fines puramente estéticos sino como medios sometidos al mensaje de la obra.

Morbelli-alba-dominical Lo que el futurismo debe a los divisionistas
Angelo Morbelli, Alba domenicale, 1890

 

El paisaje fue uno de los temas más repetidos en la obra de los primeros divisionistas, pues el principio de la descomposición de los colores tenía una aplicación muy eficaz en el género paisajístico, que establecía una relación más directa con la naturaleza, en cuya representación influían desde las condiciones atmosféricas y la hora hasta el estado de ánimo del artista. “Alba”, de Morbelli, es una investigación casi científica de los efectos lumínicos sobre el paisaje, mientras que los de Segantini se nutren de un claro simbolismo cuyo objetivo es indagar en el misterio de la naturaleza.

En unos años en los que se comenzaba a reivindicar el mantenimiento de una naturaleza incontaminada, los Alpes nevados de Emilio Longoni, Cesare Maggi y Carlo Formara querían trasladar al espectador a ámbitos de paz y de silencio.

Simbolismo y denuncia social

Los temas de los cuadros de los divisionistas se nutren del simbolismo, que triunfaba en Europa en aquellos años (en Bélgica Theo van Risselberghe, en Alemania Max Klinger, en Holanda Henry van der Velde), pero sobre todo de la denuncia social, ya que prestaban una gran atención a la situación de los más desfavorecidos.

En algunos de los pintores divisionistas (Giovanni Segantini, Giuseppe Pellizza da Volpedo, Angelo Morbelli) están presentes estos dos aspectos (el simbolismo y la denuncia), a veces de manera simultánea, mezclando en una misma obra lo real y lo simbólico.

En relación con este compromiso social y político, Angelo Morbelli, Giuseppe Pellizza, Emilio Longoni y Giovanni Sottocornola representaban cada vez más en sus obras a las clases marginadas y desfavorecidas, ocupando sus preocupaciones temas como la mortalidad infantil o la represión de las huelgas.

Morbelli-Per-ottanta-centessimi Lo que el futurismo debe a los divisionistas
Angelo Morelli: Per-ottanta-centessimi

 

En “Reflexiones de un hambriento” Longoni expresa dramáticamente la realidad más dura de la vida moderna, hasta el punto de que la obra fue acusada por las autoridades de instigar al odio entre las clases sociales, después de ser publicada en el periódico socialista “Lotta di clase”. Por su parte Angelo Morbelli retrata el trabajo de las mujeres explotadas en “Per ottanta centessimi!”. En obras posteriores ambos artistas mostraron la dureza de la vida cotidiana de las clases humildes y de los ancianos abandonados en el hospicio de Milán (“Día de fiesta en el albergue”, de Morbelli).

Los divisionistas italianos se fueron acercando cada vez más al simbolismo, siguiendo la moda europea. En este estadio, su obra fue calificada como “pintura de ideas”, con especial atención a temas como el tiempo, la vida, el amor y la muerte. Lo hacían a través de maternidades (“Le due madri” y “L’Angelo della vita” de Segantini), el sueño y el inconsciente (“Il sogno” de Previati) y los temas fantásticos y visionarois de Plinio Nomellini y Giuseppe Mentessi.

Hacia el futurismo

El divisionismo marcó el camino al futurismo de Marinetti, que surgió a partir de 1909 como uno de los más importantes movimientos de las vanguardias de los primeros años del siglo. Giacomo Balla encontró en las obras de los divisionistas italianos las bases para representar mejor la vida moderna, pues la descomposición de la luz y el color en la que habían investigado los divisionistas fue fundamental para reflejar en los cuadros de los futuristas el dinamismo de la modernidad.

Balla-Sera-d-aprile Lo que el futurismo debe a los divisionistas
Giacomo Balla: Sera d’aprile

 

Balla había practicado el puntillismo francés a raíz de su estancia en París en 1900, pero manteniendo el interés por la captación de la luz natural, como se aprecia en “Artemisia (fanciulle) contraluce” y en los retratos de su madre Cecilia. A su regreso a Milán descubre el desarrollo industrial, que será a partir de entonces un tema recurrente en sus obras: las chimeneas de las fábricas (“Sera d’aprile”) o la ciudad nocturna iluminada por la luz eléctrica. Balla se sumó a la llamada de Marinetti (comenzó a firmar sus cuadros como Futur-Balla), en cuyo manifiesto futurista se decía que “un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia”.

Junto a Balla estuvieron Boccioni, Carrá, Severini y Russolo, quienes firmaron el “Manifiesto técnico de la pintura futurista”, en el que reclamaban los orígenes divisionistas del futurismo. Boccioni y Severini experimentaron con el cubismo de Picasso y Braque (“Construzione spiralica”, “Ritatto di Madame S.”). Y todos ellos investigaron la descomposición del movimiento y la desmaterialización de los cuerpos a causa de la velocidad (“Velocità d’automobile”).

  • TÍTULO. Del divisionismo al futurismo. Arte italiano hacia la modernidad
    LUGAR. Sala de Exposiciones Mapfre. Paseo de Recoletos, 23. Madrid
    FECHA. Hasta el 5 de junio de 2016
Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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