El mundo del trabajo puede ser muy difícil. Los puestos son reducidos, y hay mucha competencia entre los profesionales. Esto lleva a que muchas personas no consiguen trabajo, o que no puedan desempeñar la tarea ideal para la que estén preparados y deban recurrir a un oficio muy diferente.
Una de las opciones que hay frente al estancamiento del mercado laboral es transformarse en autónomo. No es un paso del día para el otro, sino que debes aprender el marco legal y como es el proceso para darte de alta como autónomo.
Una vez que hayas pensado con claridad y tomes la decisión, encontrarás un mundo de posibilidades, con múltiples ventajas.
Las principales ventajas de ser autónomo
El trabajo por cuenta propia es una alternativa cada vez más importante. En lugar de perder tiempo con los CV y la búsqueda de un puesto, las personas se enfocan en crear su propio trabajo.
Veamos cuales son los principales beneficios que trae esta actividad.
Flexibilidad horaria
Cuando eres autónomo, eres tu propio jefe. No tienes que responder ante ningún superior ni ninguna autoridad. Tampoco tienes horarios fijos ni rutinas a cumplir. En cambio, todas las decisiones y responsabilidades corren por cuenta. Esto puede ser muy bueno, pero si no te sabes manejar, se transforma en un arma de doble filo.
Con un trabajo por cuenta propia, tienes libertad total para organizarte a tu placer. No solo en lo que refiere a horarios, sino también en qué lugares desarrollar tu oficio.
Por ejemplo, si te surge un trabajo que no te convence, o con personas que no inspiran confianza, estás en todo tu derecho de no aceptarlos. Lo mismo si es un trabajo muy urgente y consideras que no contarás con el suficiente tiempo para completarlo.
No tienes un tope de salario
Cuando trabajas en una empresa, hay un contrato firmado que indica tu salario a fin de mes. En la gran mayoría de los casos, no puedes ganar más dinero, incluso si quieres trabajar más. Hay algunas excepciones, como las horas extra o el trabajo a comisión, pero son las menos.
En cambio, con el trabajo autónomo, todo el dinero que generes será para tí. Obviamente deberás descontar los gastos, y sobre todo, los impuestos. Sin embargo, en base a tu ambición, la dedicación y el nivel de profesionalidad, podrás ganar mayor cantidad de dinero. Cuanto más decidas trabajar, más ingresos tendrás.
Trabajos con múltiples clientes en simultáneo
El trabajo autónomo te permite trabajar con muchos clientes al mismo tiempo, en lugar de estar centrado en un solo empleo. Nuevamente la decisión está en tus manos, en base al tiempo, ganas, etc.
Esto cobra aún más valor cuando tu oficio ofrece múltiples servicios. Por ejemplo, un editor profesional de audiovisual digital. Puede que un cliente requiera trabajos sobre edición de fotos, otros sobre edición de videos.
No hay límites predeterminados, sino que tu eres el encargo de elegir y definir tus capacidades.
Crecimiento profesional sin techo
En los trabajos de empresa, tienes tu puesto fijo, y el crecimiento está atado a un potencial ascenso. Esto puede llevar a largos años de estancamiento en el mismo lugar, con tus aspiraciones trabadas por los pedidos y deseos de tu jefe. La frustración de no poder crecer puede conllevar otros problemas.
En cambio, con el trabajo autónomo, hay un amplio abanico de posibilidades de crecer constantemente. No existe el ascenso como tal, sino que el crecimiento profesional está en uno mismo, con posibilidad de ampliar los servicios ofrecidos, capacitarse para adquirir nuevos conocimientos, perfeccionar tus habilidades, etc.
Incluso puedes manejar tu actividad en base a nuevos descubrimientos. Si comienzas enfocado en un sector en particular, pero descubres un nuevo perfil que te interesa, puedes cambiar el rumbo de tu trabajo sin problemas.
La decisión de empujar tu negocio a nuevos rumbos, o ir modificando el camino de tu carrera, está cien por cien en tus manos y las decisiones que vayas tomando.
No necesitas un capital inicial
Para dedicarte al trabajo por cuenta propia, puedes elegir entre ser autónomo, o la creación de tu propia empresa. La primera opción tiene la gran ventaja de no necesitar un capital inicial en su creación. Tampoco deberás presentar balances al cierre de cada año, ni las obligaciones típicas de las empresas.
La constitución de la empresa tiene costos adicionales, como las inscripciones en los diferentes registros, por lo que necesitas una inversión inicial y disponer de ese dinero en mano.
El trabajo autónomo no presenta estos gastos, costos y requisitos monetarios para empezar, sino que luego de registrarte como tal, puedes comenzar tus tareas y actividades de inmediato.
Otros beneficios
Además de las ventajas más importantes que mencionamos, hay otros puntos positivos que se pueden destacar.
Entre ellos está el acceso a la asistencia sanitaria como derecho obligatorio por ser un trabajador. También la posibilidad de desgravar el IVA, con el ahorro de hasta un 21 por ciento en base a gastos relacionados con tu trabajo, como la compra de equipos y herramientas, transporte u otros temas relacionados con oficio.
Sin embargo, no todos son puntos positivos. Antes de lanzarte como trabajador autónomo, debes tener en cuenta otras características que trae consigo, que tienen una connotación negativa. Por ejemplo, la ausencia de un salario fijo, la responsabilidad frente a las deudas, la carga fiscal más elevada o la dificultad para conseguir financiación. Muchos bancos no querrán prestar dinero a alguien que no tiene una nómina definida todos los meses, por lo que tendrás que construir un buen historial de crédito.
El trabajo autónomo como salida laboral
En conclusión, la posibilidad de trabajar por cuenta propia como autónomo está cada vez más presente frente a un mercado laboral estancado y de mucha competencia.
Con pocos requisitos iniciales, podrás inscribirte como tal y comenzar a trabajar, desarrollando el oficio que desees. La libertad es la principal virtud, con todas las decisiones en tus manos. Esto también conlleva grandes responsabilidades, ya que no hay nadie más en quien apoyarte.
