Una encuesta europea contradice la insistente propaganda mediática sobre la falta de representatividad de los sindicatos en España
La Encuesta Europea de Empresas, elaborada por la agencia Eurofound de la Unión Europea, refleja que los sindicatos españoles dan un nivel de cobertura en la representación sindical que los sitúa en el grupo europeo de cabeza. Sólo son superados en Finlandia y Dinamarca, pese a contar con menos recursos materiales, formativos y de tiempo legal para representar a los trabajadores.
En realidad, las campañas de deslegitimación de los sindicatos están relacionadas con los procesos de desrregulación laboral y aumento de la desigualdad social. Son constantes y calan incluso en círculos de la izquierda, en trabajadores que acuden normalmente a pedir ayuda sindical en caso de problemas o que no atienden los discursos conservadores en otros aspectos. Sin embargo, los sindicatos españoles, con menos medios que la mayoría del resto de los europeos, consiguen dar cobertura y representación sindical a más trabajadores, alcanzando el 57,1 por ciento de las empresas. Este porcentaje sólo es superado en Dinamarca y Finlandia y por delante de países como Francia, Alemania, Italia e Inglaterra.
“Por más que se repitan las campañas de hostigamiento antisindical, los sindicatos españoles son representativos y demuestran cada día que con menos medios que sus homólogos europeos, consiguen dar protección y defender a más trabajadores”. Ésta y otras afirmaciones se ponen en evidencia en la Encuesta Europea de Empresas, realizada por el Instituto Gallup para la agencia Eurofound de la Unión Europea y que sirve de base para un estudio de Pere J. Beneyto, profesor de Sociología del Trabajo de la Universidad de Valencia y director de Estudios e Investigaciones Sociológicas de la Fundación 1 de Mayo, centro sindical de estudios vinculado a la Confederación Sindical Comisiones Obreras (CCOO).
Además de los datos sobre la representación y cobertura en cada país, el estudio señala que “la campaña de desprestigio contra el sindicalismo español no se corresponden con los datos reales”. Además, lo que sí pone de manifiesto la citada encuesta -realizada en muy diversas empresas europeas- es que los trabajadores españoles sí tienen una menor protección legal en diversos aspectos. Su situación es “claramente inferior en la regulación legal y en lo que se refiere al aporte real de recursos materiales, formativos y de tiempo (que reciben los sindicatos) para el ejercicio de las funciones de representación”.
Según los datos de la Encuesta, el 32,1% de las empresas europeas tienen representación sindical estable (secciones sindicales, delegados, comités de empresa). Este porcentaje es más elevado cuanto más grande es el número de trabajadores y diferente, según el sector. En empresas de más de 250 trabajadores y del sector industrial la representación puede alcanzar el 82% de las empresas; mientras que en empresas del sector servicios, con plantillas entre 10 y 50 trabajadores apenas llega al 26,5%. Pues bien, cuando estos datos se refieren a España la media de la representación sindical en las empresas pasa del 32,1% al 57,1%, sólo superado en Dinamarca (80%) y Finlandia (70%)
Por otra parte, esas cifras y estadísticas son coherentes con la realidad certificada por el Ministerio de Empleo español, cuyos últimos datos oficiales afirman que hay registrados 303.622 representantes sindicales elegidos directa y legalmente por los trabajadores, de los que el 37,5% corresponden a CCOO y el 35,4% a la UGT.
Los datos referentes a los derechos y garantías de los representantes sindicales europeos son igualmente significativos. Todos los países cuentan con legislación que garantiza recursos materiales, formativos y de tiempo para que los representantes sindicales puedan llevar a cabo sus obligaciones y funciones de representación de los trabajadores. Eso forma parte del llamado «modelo social europeo».
Según la encuesta propiciada por la Unión Europea, el 37% de los representantes de los trabajadores europeos tienen acceso a financiación de las propias empresas para costear el asesoramiento jurídico, económico o técnico necesario para garantizar el correcto desempeño de sus funciones, mientras que en España esta circunstancia se reduce prácticamente a la mitad. Sin embargo, las diferencias y limitaciones de los representantes de los trabajadores son mayores cuando se comparan datos sobre el tiempo efectivo del que disponen para el desarrollo de sus funciones, las llamadas ‘horas sindicales’, contradiciendo en la práctica uno de los tópicos antisindicales más difundidos por gran parte de los medios de comunicación. Los sindicalistas españoles se sitúan en la cola de la Unión Europea. Únicamente el 28,3% de sus representantes dispone del crédito horario necesario para el ejercicio de sus funciones, mientras que la media de la Unión Europea es el doble, el 56,2%.
Estos datos permiten afirmar a Rodolfo Benito, Secretario Confederal de Estudios de CCOO, que “el sindicalismo es España es claramente representativo, ya que su legitimidad procede del voto directo de los trabajadores a través de las urnas, en las elecciones sindicales, en cada centro de trabajo –con más de seis trabajadores–, que se renuevan cada cuatro años”. El presidente de la Fundación 1º de Mayo señala que “por más que se repitan las campañas de hostigamiento antisindical, los sindicatos españoles son representativos y demuestran cada día que con menos medios que sus homólogos europeos, consiguen dar protección y defender a más trabajadores”.
Y hay algo que parece claro y “es lo que más molesta –señala Rodolfo Benito–, que donde hay sindicatos, donde hay sindicalistas, los derechos y las conquistas son más fáciles de defender: el poder contractual de los sindicatos es una trinchera contra la injusticia”. Precisamente, la negociación colectiva, acabar con ella o reducirla a la mínima expresión, es una de las obsesiones políticas de neoliberales y predicadores del «mercado».
Para Pere J. Beneyto, el significativo desajuste –el doble de representatividad y la mitad de recursos– pone de manifiesto lo infundado de las críticas que reciben los sindicatos españoles “que carece de evidencia empírica y responde a intereses ideológicos de deslegitimación del sindicalismo, como estrategia complementaria a los procesos de desrregulación laboral y desigualdad social».
O por decirlo de otro modo, y no por parte de un sociólogo, ni tampoco por un sindicalista, recordemos una cita de Honoré de Balzac: «El derecho, que fue inventado para proteger a las sociedades, se basa en la igualdad. La sociedad, que no es otra cosa que un conjunto de hechos diversos, se basa en la desigualdad. De modo que estamos ante un desacuerdo entre los hechos y el Derecho». La propaganda insistente contra los sindicatos europeos, y entre ellos los españoles, destruye ese puente que sirve para reducir la distancia entre la desigualdad social y la aspiración a la igualdad de la mayoría, que debe construir la ley.