Greenpeace ha lanzado la campaña ‘Mejor sin plásticos’ cuyo objetivo es visibilizar la problemática en mares y océanos y demandar soluciones a este grave problema.
Como parte de esta campaña la organización ha hecho público el informe Plásticos en el pescado y el marisco 1, que reúne las últimas investigaciones científicas e identifica los riesgos de los microplásticos de desprender tóxicos, de ser ingeridos por animales marinos e incluso de viajar por la cadena trófica desde los pescados y mariscos hasta nuestros platos.
«Los oćeanos se están convirtiendo en el vertedero del plástico que inunda la sociedad actual, de cualquier país del mundo. Unos 8 millones de toneladas de plástico entran en nuestros océanos cada año, y ya sea en forma de microesferas o de envases de plástico, la ciencia nos demuestra que se están incorporando a la cadena trófica. Es un bomba de relojería tóxica», ha declarado Elvira Jiménez, responsable de océanos de Greenpeace.
La presencia de plásticos en los océanos es un problema que crece a gran velocidad a la vez que aumenta vertiginosamente su producción global. Se estima que en 2020 esta producción superará los 500 millones de toneladas anuales, lo que supondría un 900 % más que los niveles de 1980. Si los residuos plásticos no son correctamente gestionados o directamente se abandonan pasan a contaminar el medio terrestre y muchos llegan a los océanos a través de las vías fluviales.
Debido a que es muy persistente y se dispersa fácilmente, se pueden encontrar plásticos en todos los océanos del mundo, desde el Ártico hasta la Antártida. Sin embargo, se han identificado cinco zonas de concentración conocidas como “islas” o “sopas” de plásticos en las zonas subtropicales: una en el Índico, dos en el Atlántico y dos en el Pacífico.
Una vez en el medio marino, los procesos de degradación son mucho más lentos que en tierra lo que agrava su impacto ambiental debido a su persistencia en el ambiente. Además el plástico no llega a desaparecer del todo ya que finalmente se descompone en sus componentes más básicos y que no forman parte del ciclo natural de nutrientes marino. Durante todo este largo proceso se liberarán sustancias tóxicas.
Por ello, cada objeto o pieza de plástico que entra en el océano permanecerá por mucho tiempo degradándose en trozos más pequeños. Se desconoce la cantidad exacta de plásticos en los mares pero se estiman unos 5-50 billones fragmentos de plástico, sin incluir los trozos que hay en el fondo marino o en las playas, que pueden tardar en degradarse entre seis meses y varios cientos de años.
Plásticos en el pescado y los mariscos
Desde hace tiempo se han documentado los impactos que las piezas de plástico tienen en la vida marina: enredos, asfixia, estrangulación o desnutrición (tras ser ingeridos y bloquear el estómago o intestino del animal). Recientemente, se ha puesto especial foco en la problemática particular de los microplásticos (fragmentos inferiores a 5 mm). Estos pueden proceder de objetos de mayor tamaño que al degradarse van dando lugar a fragmentos cada vez menores, o ser directamente fabricados en este tamaño, como por ejemplo las microesferas empleadas en productos cosméticos 2. El informe Plásticos en el Pescado y el Marisco, elaborado por el laboratorio de investigación científica de Greenpeace 3, revela que las consecuencias potenciales de ambos tipos de residuos plásticos para la salud humana están, en gran medida, poco investigadas.
Una vez en el oćeano, los microplásticos pueden tanto atraer como desprender químicos tóxicos y ser ingeridos por la vida marina. Se ha demostrado que, en algunos casos, los peces jóvenes prefieren estos plásticos como su fuente natural de alimento. El informe expone la evidencia científica que existe en la actualidad presencia de microplásticos en pescados y mariscos 4. Aunque los efectos en la salud humana aún no están claros y se requiere más investigación, es fundamental optar por la precaución. Sin embargo, resulta alarmante la carencia de medidas ante la magnitud del problema.
«El actual sistema de gestión de residuos ya no es capaz de dar respuesta al creciente abandono de plásticos. Simples medidas como prohibir las bolsas de un solo uso o volver a vender con depósitos los envases de bebidas tendría efectos positivos inmediatos tanto para el entorno como para la economía», ha declarado Julio Barea, responsable de campaña de Greenpeace.
De este modo, Greenpeace España demanda al Gobierno que actúe para
- Eliminar el abandono de envases y garantizar su correcto reciclado mediante la implementación de sistemas de retorno de envases.
- Prohibir el uso de microesferas de plástico.
- Establecer las medidas necesarias para implantar la Directiva Europea sobre las bolsas de plástico de un solo uso para noviembre de 2016.
- Fomentar medidas basadas en la economía circular, que apuesten la reutilización de la materia prima y nuevos materiales con menor impacto ambiental.
Notas:
- El informe completo, Plásticos en el pescado y el marisco, elaborado por el laboratorio de investigación de Greenpeace, se puede obtener en este enlace:
- Un informe reciente de Greenpeace Asia clasifica a las 30 compañías de cosméticos y cuidado personal más grandes y sus compromisos con las microesferas, concluyendo que no tenían un plan satisfactorio para tratar este tema
- El laboratorio de investigación de Greenpeace forma la unidad Científica de Greenpeace Internacional. Con base en la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, los laboratorios proporcionan asesoramiento científico y apoyo analítico a las oficinas de Greenpeace en todo el mundo, a través de una gran gama de disciplinas.
- El informe identifica la creciente evidencia de los daños causados por el plástico en los océanos, incluyendo :
a) Un estudio realizado en 2008 encontró mejillones comunes que retiene microplásticos en el intestino, que luego se transfiere en el sistema circulatorio del animal (pág. 11)
b) Una muestra de 2013 mostró que 1 de cada 3 peces capturados en el Canal de la Mancha contenía microplásticos en su intestino (pág. 9)
c) En 2015, se observaron microplásticos en el intestino del mújol que se movían desde el tracto gastrointestinal hacia el hígado (pág. 11)