Para la organización Médicos del Mundo, 2015 fue un año de grandes acontecimientos, oportunidades y no pocas frustraciones. Sin duda se enmarca en una década de principios de siglo XXI que podríamos denominar de cambio, de encrucijada, de agotamiento de un sistema capitalista y patriarcal que está dando cada vez más muestras de un fin de ciclo y donde, por lo tanto, se nos abren grandes oportunidades de trasformación. Oportunidades que no terminan de materializarse, eso sí, con la inmediatez con la que nos gustaría vivirlas.
Se ha hablado de muchas crisis, pero ellos, los de Médicos, hacen especial énfasis en la que dicen es la de más alcance de estos últimos años y en cierta manera, la madre de todas ellas: la de la desigualdad; una desigualdad que está adquiriendo cotas insoportables en todo el mundo. Credit Suisse ha revelado que el 1% de la población mundial acumula más riquezas que el 99% restante.
Según Oxfam, 62 personas acumulan la misma capacidad económica que 3600 millones (la mitad más pobre de la población mundial). Pero lo grave es que en el año 2010 eran 388 y en 2014, 83. Es decir, estamos asistiendo a una brecha de niveles de vida nunca antes conocida, que además sigue creciendo a una velocidad insostenible. Estas desigualdades afectan a toda la ciudadanía, ya que dificultan el crecimiento, excluyen a la población vulnerable y ponen en riesgo la cohesión social y por lo tanto, la seguridad. Como siempre, es la población más empobrecida la que sufre las peores consecuencias.
Así, estamos hablando de una crisis mundial que supone una enorme traba en el desarrollo de las sociedades, si pretendemos que éstas sigan basándose, al menos como horizonte, en los derechos humanos. Los especialistas identifican múltiples causas, pero Médicos del Mundo subraya tres de ellas: la desregulación de las actividades financieras, las evasiones fiscales y la enorme brecha salarial.
Aun estando demostrada esta correlación, la evasión fiscal se está convirtiendo en un magno negocio: la riqueza que se encuentra en paraísos opacos asciende a 7,6 billones de dólares, por encima del PIB de Reino Unido y Alemania juntos. En palabras del presidente del Banco Mundial, la evasión fiscal es “un tipo de corrupción que perjudica a las personas más pobres”.
La brecha salarial se ha incrementado incluso en los años de crisis, cuando los salarios de la mayoría se han estancado o disminuido mientras que los de quienes ostentan altos cargos ejecutivos se han disparado, aumentando de media un 20%. Hay ejemplos de empresas donde el salario de la presidencia es 439 veces el de una persona empleada media.
Con estos datos, no podemos quedarnos con la respuesta “no hay recursos”. Sí los hay, solo que están mal repartidos. Es por tanto una cuestión de prioridades políticas. Es la ciudadanía la que tiene que exigir que se establezcan como objetivos imprescindibles combatir la pobreza y la desigualdad a través de un gasto público progresivo, dando prioridad a los sistemas de salud y educación.
Objetivos del Milenio
En la esfera internacional, el año 2015 concentró acontecimientos importantes, como el final de los Objetivos del Milenio (ODM), la definición de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la conferencia internacional para su financiación y la cumbre del cambio climático. Respecto a los ODM, Médicos del Mundo cree que han sido un instrumento eficaz, pero de más corto alcance del esperado.
De los ocho objetivos, tres estaban directamente relacionados con la salud. Y solo en uno, el 6 (“combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades”), pueden considerarse parcialmente cumplidas las metas establecidas (excepto la de alcanzar el 100 % de cobertura en tratamientos de VIH/sida). Los relativos a la disminución de la mortalidad infantil y materna han avanzado, pero no han culminado.
La gran problemática de los ODM ha estado marcada por la desigualdad en su desarrollo: falta de equilibrio entre objetivos, entre regiones y entre géneros. Para las poblaciones más vulnerables, no se han cumplido los ODM. “Hoy sabemos”, dicen los de Médicos, “que ha sido debido a un déficit de financiación y también a una falta de estrategias basadas en la evidencia”.
Crisis humanitaria en aumento
En el panorama internacional seguimos asistiendo a un incremento de los conflictos y crisis humanas, especialmente en las regiones más empobrecidas; crisis que se ven intensificadas por una cada vez mayor complejidad y por las enormes trabas para el desarrollo de la Acción Humanitaria.
Estas situaciones están ocasionando grandes desplazamientos de población, que afectan ya, según Naciones Unidas, a 60 millones de personas en el mundo. La gran mayoría se encuentran en los países en desarrollo, en situaciones de gran vulnerabilidad, pero invisibilizadas para Occidente (Afganistán, República Centroafricana, Eritrea, Irak, Libia, Pakistán, Sudán del Sur, Siria, Yemen, Ucrania, Ruanda, RD Congo, Uganda, Zambia o Burundi). De ellas, solo un 1,7% llegaron en 2015 a Europa. Es una mínima parte del total, pero es un hecho que ha conseguido mover los cimientos y cuestionar los valores de la Unión Europea.
En 2015 han muerto en el Mediterráneo, según la Organización internacional de Migraciones, 3671 personas. Las rutas siguen estando en manos de mafias, se cierran cada vez más las fronteras, y se incrementan los riesgos y la violencia durante el trayecto.
Los datos del observatorio de Médicos del Mundo del año pasado 2015 reflejan que un 84,4 % de las personas migrantes han sufrido algún tipo de violencia a lo largo del proceso migratorio desde sus países de origen y, de ellas, casi un 10% lo han padecido en los países de acogida, es decir, en Europa. Especial vulnerabilidad presentan menores de edad y mujeres. Según datos del mismo observatorio, 1 de cada 4 mujeres ha sido violada a lo largo del trayecto.
El fenómeno se ha llamado crisis, pero en Médicos del Mundo aseguran que no es un tema puntual ni coyuntural, si no es estructural y fruto de muchos elementos, entre los que destacan el enorme crecimiento de las desigualdades en el mundo, el cambio climático y la nefasta política migratoria (o mejor, anti-migratoria) de la UE, basada en las necesidades del «mercado» y que ha demostrado ser un enorme fracaso. Una parte de la sociedad europea vive escandalizada ante la situación, y pidiendo a sus gobernantes un cambio de rumbo, pero otra parte lo vive desde el miedo relacionado con los últimos atentados terroristas y considera una amenaza a las personas que llegan.
La organización médica ha trabajado intensamente en muchas de estas crisis a lo largo del año. Con frecuencia de la mano de la Red Internacional, como en el caso de Grecia o Italia. Por lo que respecta a España, los datos de desigualdad han empeorado ostensiblemente durante la crisis -14 veces más que en Grecia- y existe un 29,2% de población en situación de pobreza y exclusión.