Según los datos del Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) que está llevando a cabo una auditoría para combatir la desertificación, (tierras que fueron fértiles y ya no lo son), se constata que España cada vez es más seca e improductiva, y ya hablamos de la mitad de la península ibérica.
La erosión del suelo, la escasez de agua, las altas temperaturas y la evaporación han favorecido la desertificación en el suelo español. Esta puede conducir a la reducción de la producción de alimentos, a la infertilidad del suelo, a la capacidad de almacenar carbono y por tanto a la pobreza y a problemas de salud por el polvo del suelo.
Las zonas que están gravemente afectadas en la UE, son, el 45 % España, el 33 % el sur de Portugal y de Italia, el 20 % el sudeste de Grecia, el 57 % Chipre y algunas zonas de Bulgaria y Rumanía. Existen proyectos contra la desertificación que proceden de diversas fuentes, tales como el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, el programa LIFE y otros programas de investigación pero no siempre los estados miembros han constatado la desertificación ante la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la desertificación (CNULD).
Según la definición que da la CNULD, la desertificación es el resultado y la causa del cambio climático y también se debe a las prácticas insostenibles de la gestión de la tierra. Al perder la tierra desertificada su capacidad de almacenar carbono, también disminuye la capacidad de absorción de gases de efecto invernadero..
En el día mundial contra el cambio climático en España se acusa este problema que hará en pocos años cambiar los hábitos de vida de determinadas comunidades autónomas así como los abonos y cultivos de tierras que ya han dejado de ser fértiles.