Óscar Conde, académico: el lunfardo es otra manera de vivir el español

Estoy en el bar Montecarlo, en Buenos Aires. Leo una placa que dice que es lugar histórico y que el bar fue creado en 1922. Es un bar tradicional de Palermo, un barrio con mucha historia, por aquí anduvieron en el siglo diecinueve los temibles mazorqueros del caudillo Juan Manuel de Rosas. Por estas calles, caminó el poeta Jorge Luis Borges, cuya casa paterna está a pocas cuadras.

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Oscar Conde en el bar Montecarlo de Buenos Aires ©ABianco

En este bar, me citó Óscar Conde, profesor, académico, poeta, estudioso y defensor del «lunfardo».

«Percanta que me amuraste» … suena un tango en una radio cercana. Y bien… si no entendió es porque es «lunfardo» y por eso me encuentro con Oscar, para que me explique, ya que es uno de los mejores especialistas del tema. Comienzo con la pregunta de rigor:

Adriana Bianco: ¿Qué es el lunfardo?

Óscar Conde: Mira Adri, el lunfardo es un vocabulario popular, surgido en la década de 1870, en el Río de la Plata, en las grandes ciudades de Buenos Aires, Rosario, Montevideo, un triángulo de ciudades y de influencias, y allí se produjo el nacimiento del lunfardo, por la llegada de la inmigración europea, especialmente italianos. Fíjate, que en pocos años llegaron alrededor de dos millones de italianos a la Argentina, fue una fuerte inmigración europea…
Influyeron en todos los rubros agropecuario, industrial, cultural y por supuesto en el lenguaje, los primeros aportes de palabras extranjeras que contribuyen a la conformación inicial del lunfardo son palabras tomadas del genovés, del véneto, del napolitano, del lombardo…
Con el aluvión migratorio europeo aparece el Lunfardo.
Desde el punto de vista lingüístico es un «argot», una «jerga». Los argots son vocabularios de extensión popular propio de las grandes urbes.

AB: Hay también una connotación social porque el lunfardo está vinculado a las clases bajas, a la delincuencia…

OC: Esa discusión lleva ya setenta años, desde que José Gobelo publicó su libro «Lunfardia». Y Gobelo no inventó el lunfardo como dice Borges, pero si inventó la «Lunfardologia», el estudio del Lunfardo. Luego, continuo Mario E. Teruggi en su libro «Panorama del Lunfardo», donde da toda clases de datos para demostrar que no hay técnicamente una relación entre el lunfardo y el mundo delictivo.
El lunfardo era un habla popular, muchos ladrones que pertenecían a la clase popular usaban el lunfardo, pero no hay que confundir el lunfardo con la «jerga carcelaria», que es más cerrada y muy conservadora.
Algunas palabras de la jerga carcelaria salen de la cárcel y se incorporan al lunfardo, así como unas pocas palabras del lunfardo entran a la jerga carcelaria, aunque no siempre con el mismo significado.

AB: Creo que el Tango ha dado una gran difusión al lunfardo y lo populariza y de alguna manera lo promueve. Explícanos esa relación.

OC: Por supuesto, el Tango es muy importante, pero el lunfardo tuvo primero al Sainete, luego a las revistas ilustradas como Caras y Caretas, Pebete, Fray Mocho y a los diarios como Crítica, La razón, Última Hora; gracias a todo eso, en la década del veinte, el lunfardo estaba escrito y ya lo conocía la clase media y a fines del veinte lo conocía y lo usaba la clase alta.
La relación del tango y el lunfardo es muy grande por dos razones: Primero, porque el lunfardo y el tango surgieron al mismo tiempo, también el tango es hijo de la inmigración igual que el lunfardo. Los compositores y músicos de tango son en su mayoría italianos, hubo criollos, músicos afrodescendientes, como Rosendo Mendizábal, pero la gran mayoría eran italianos: Canaro, Julio de Caro, Agustín Barbi; entre los letristas Homero Mansi era Manzione, Discépolo. Esa es la primera razón, tango y lunfardo nacieron juntos, producto de la inmigración que se aglutino en Buenos Aires y que en treinta o cuarenta años triplicó la cantidad de habitantes en el país.
La segunda razón es que el lunfardo le hizo un gran servicio al tango, porque cuando Pascual Contursi junto con Gardel inventan «el tango canción», Contursi tiene un gesto que parece consciente, yo no sé si lo fue, haber incluido el lunfardismo en las letras de los tangos, esto generó en el público una sensación de sentirse representados en el tango, el tango hablaba como hablaban ellos y contaba las cosas que les pasaban a ellos. Ese servicio se lo hace el lunfardo al tango, pero el tango le hace un gran servicio al lunfardo porque lo difunde por todas partes.

AB: Por un lado, la identificación del público con el tango y el lunfardo, por otra la difusión del lunfardo, Gardel lo lleva a Europa a Estados Unidos. Además, el tango se convierte en el alma nacional, y ese proceso de identificación conduce al sentido de identidad nacional…
Mi padre conoció a Gardel, quien hablaba con lunfardismos, conoció a la madre, doña Berta, quien se enojaba cuando decían que Gardel había nacido en Tacuarembó, en Uruguay. Gardel era de origen francés y nadie lo discutía, y vivían en el barrio del Abasto, cuando todavía era un mercado.

OC: Si, conocí el barrio. Gardel divulgo enormemente el tango.

AB: Parece que el Rock también introduce lunfardismos.

OC: Ya desde el primer rock argentino, las canciones de Moris, de Tanguito, Charlie García con su grupo, Spinetta, Tito Páez, son todos letristas que utilizan el lunfardo.

AB: O sea que ese léxico de lunfardismo se expande…

OC: ¡Claro! Mira, desde la década del setenta, el lunfardo ya no es un argot, ni porteño ni del Río de la plata, es un argot argentino, difundido por todas partes. Comparable al argot francés, al caló, al slang, tiene esa dimensión y es transnacional. En Chile usan muchas palabras del lunfardo argentino, en Paraguay, Bolivia, Perú y en el sur del Brazil.
Todos los argots tienen dos funciones principales, además de su aspecto originario. Los argots son una forma lúdica del lenguaje, el argot nace por rebeldía, por ironía, por confrontación, por dolor, por «yo sé que se dice así», pero al usar la palabra de otro, le doy una carga emocional.

AB: El «vesre» o hablar al revés, es propio del lunfardo…

OC: Sí claro. Totalmente.

AB: Alberto Castillo, el cantor de tango con quien filmé, me hablaba al «vesre». No entendía nada y se reía. O sea, hay una intencionalidad cuando lo usas…

OC: Seguro, es intencional y esa carga marca la diferencia, el poder sobre la lengua, Yo lo digo así y me siguen los que están en sintonía. Hay un uso del lenguaje propio y un sentido de pertenencia porque el otro lo entiende. Hay un sentido de afirmación de una identidad propia. El lunfardo ha sido fundamental para darle identidad al español rioplatense, es decir, mostrar la manera de hablar de los argentinos.
Creo que el lunfardo tiene una estética y una ética. El lunfardo, sin duda, es crucial para dar identidad al español que hablan los porteños, en Buenos Aires, pero también en Rosario, en otros lugares. Y así, el lunfardo se suma a otras características léxicas, fonéticas, morfológicas, que le dan una identidad propia a nuestra manera de hablar, de escribir y de «vivir» el español.

AB: Sin duda la identidad juega un rol muy importante y la creación de la Academia del Lunfardo confirma esa necesidad.

OC: La Academia Porteña del Lunfardo se fundó el 21 de diciembre de 1962, por iniciativa de José Gobello, Nicolás Olivari y Amaro Villanueva. Tenés que visitarla, al cumplir sus bodas de plata en 1987. Se inauguró el edificio en la calle Estados Unidos 1379.

AB: La Academia trabaja en la investigación lingüística y difunde el lunfardo. Cóntanos, porque vos sos académico.

OC: Si, soy Académico de la Academia Porteña del Lunfardo y de la Academia Nacional del Tango y el 8 de junio de 2023 me incorporé a la Academia Argentina de Letras, ocupo el sillón de Juan Cruz Varela.

AB: Académico por todos los flancos. Además, sos el autor de varios libros y del importante «Diccionario etimológico del Lunfardo».

OC: Ese libro surgió en realidad cuando estaba investigando sobre Enrique Santos Discépolo, al leer sus tangos, tenía que recurrir al diccionario lunfardo, porque él usa mucho el lunfardo. Me di cuenta de que los diccionarios no tenían un conocimiento lingüístico, de las reglas de la lexicografía. Eso me motivó a proyectar mi «Diccionario etimológico del lunfardo», que hice entre 1991 y 1992 y se editó en 1998, con bastante éxito, se agotó. En el 2011 publiqué un libro que se llama «Lunfardo»; un estudio sobre el habla popular de los argentinos, editorial Taurus, y allí pretendí hacer varias cosas: contar la historia del lunfardo, segundo, contar la historia de los estudios del lunfardo y tercero hacer una especie de manual del lunfardo. Se puede comprar como libro electrónico.

AB: ¡Libros de consulta, bravo! Además, sos docente y realizaste un gran cambio para poner en relevancia el Lunfardo.

OC: Si. Fui profesor de la Universidad de Buenos Aires durante veinticinco años enseñando griego antiguo y latín, me gustaba, pero en las horas libres, me dedicaba al lunfardo.
Te cuento, en este mismo bar, me encontré con mi mejor amigo Jorge Fernández Diaz, y le dije que yo necesitaba más tiempo para dedicarme al lunfardo. Y Jorge me dijo: «Vos tenés que lograr que en las universidades te paguen por enseñar e investigar Tango y Lunfardo».
Y lo logré. Estoy en la Universidad Pedagógica Nacional, allí doy una materia que se llama Literatura y Culturas populares, donde incluyo Tango y doy seminarios sobre Historia del Tango; a su vez, soy el titular de la Cátedra del Lunfardo, la única cátedra que existe en el mundo, en la Universidad Nacional de las Artes.

AB: ¡Eureka, Profe! (Risas). Supongo que los españoles también tienen un argot…

OC: ¡Sí! El argot español, tengo diccionarios de comienzos de siglo y actuales y los uso. Hay palabras que se usan en el lunfardo y se usan en el argot español: «Porro», por ejemplo, por cigarrillo de marihuana. No queda claro si se usó en España primero y después acá. España ha tomado lunfardismos en los últimos años. La mayoría del léxico lunfardo son palabras españolas transformadas, o bien en su significado o bien en su forma.
Una palabra puede transformarse formalmente si le falta el principio, el final, o el medio. La palabra argentino, hacemos una contracción en la mitad de la palabra y decimos «argento». La palabra «argentino» es española, pero al decir «argento» estamos creando una palabra. Si vos cortas una palabra o la pones al «vesre», o haces una metátesis que es un cambio de consonante dentro de la palabra, en vez de decir: vereda, decís «vedera», como la milonga del 900 de Mansi y Piana, esa ya es una palabra lunfarda.

AB: Me sorprende, actualmente, por ejemplo, el uso del lunfardo en el discurso político es disonante.

OC: No lo veo así. Sabes cual es el lema de la Academia del Lunfardo: EL PUEBLO AGRANDA EL IDIOMA, nunca lo achica. A mí no me parece mal que aparezca en el discurso presidencial: «Vos no laburaste nunca». A mí no me parece que se menoscabe la lengua. No creo que el argot menoscabe el español. ¡Y te lo digo como académico!
Mira, yo definí el lunfardo en una conferencia así:
«Les puedo decir que el lunfardo es un vocabulario popular y explicarles que es el argot. Pero, miren, yo también podría decirles así: El lunfardo es un glosario de términos afectivos».

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