Juan Antonio Bardem: Hay que dejar testimonio del momento presente. El cine será ante todo testimonio o no será, decía el cineasta hace 58 años en el estreno en Francia de “Muerte de un ciclista”.
Cincuenta y ocho años después de su paso por el Festival de Cannes, la película “Muerte de un ciclista” de Juan Antonio Bardem acaba de ser reestrenada en Francia, con copia restaurada y coincidiendo con la aparición de un DVD de este clásico del cine español editado por Tamasa difusión. Como los buenos clásicos del cine “Muerte de un ciclista” ha resistido la cruel prueba del tiempo, y sigue siendo lúcido testimonio de una época.
“Hay que dejar testimonio del momento presente. El cine será ante todo testimonio o no será. Queremos luchar por un cine nacional, con amor, sinceridad y honor –decía Juan Antonio Bardem en el momento de su estreno- España está en nuestro corazón, a través de nuestro cine queremos entrar en contacto con los hombres y las regiones de España, con los hombres y las regiones del mundo entero”.
Después de “Esa pareja feliz” codirigida con Luis Garcia Berlanga, “Muerte de un ciclista” será el segundo largometraje de Bardem en solitario, después de “Cómicos”. En su presentación en Francia, fue acogido con entusiasmo por críticos de cine tan célebres como Marcel Oms o Georges Sadoul, que saludaban la renovación del cine español en esta fábula sobre las oscuras sombras de la sociedad madrileña de aquellos años cincuenta.
Poco después de su éxito en el festival de Cannes, Bardem pronunciaba en la Universidad de Salamanca sus propuestas para la construcción de un nuevo cine español, y refiriendose al cine bajo el régimen franquista afirmaba su célebre pentagrama: “El cine español es politicamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico”. Un manifiesto en el que se apoyó toda una generación de cineastas españoles. Un nuevo cine español muy influenciado en sus comienzos por el neorealismo italiano.
Coproducción hispano italiana dirigida por Juan Antonio Bardém en 1955, “Muerte de un ciclista” obtuvo el premio de la Fipresci, Federación de la crítica internacional en el festival de Cannes, siendo una de las películas claves y emblemáticas del nuevo cine español durante el franquismo. Utilizando la metáfora como lenguaje para escapar a la censura, Bardem apostaba por una mirada crítica sobre nuestra sociedad en esa España de la postguerra .
La película fue un proyecto montado por el productor Manuel Goyanes, a partir de un argumento que le presentó el antiguo censor y guionista Luis Fernando de Igoa. Cesáreo González y una productora italiana participaron también en el proyecto, cuyo guión escrito por Bardém, fue sometido a numerosos cortes. Las escenas de cama y de intimidad entre los amantes fueron severamente recortadas, asi como el final abierto en el que Lucia Bosé se iba en coche, que fue remplazado por un final moralizante. Contaba el propio Bardém que escribió en total once finales, hasta que la censura aceptó el definitivo. En el guión inicial la mujer gozaba de total impunidad al final de la película, mientras que la censura obligó al cineasta a que incluyera el castigo de la mujer adúltera.
No obstante la presencia agobiante y omnipresente de la censura franquista, Juan Antonio Bardém consiguió con «Muerte de un ciclista» hacer pasar a través del relato de Igoa, su propio mensaje ideológico. Su película aborda el doble sentimiento de culpabilidad de esa pareja adúltera que ha atropellado a un taxista, deteniéndose en la observación del medio social al que pertenecen cada uno de sus personajes.
Bardém describe con trazo fino los círculos del poder y de la alta burguesía, representados en la ficción por Lucia Bosé y su marido, pero tambien la burguesia de clase media representada por Alberto Closas en el papel del profesor de universidad, amante de Lucia Bosé, que ha conseguido su puesto gracias a las influencias de su poderoso cuñado falangista. Los objetivos de la crítica social de Juan Antonio Bardém aparecen así de forma evidente, al describir los temores de los amantes y su doble culpabilidad. La clase obrera está metafóricamente representada por la víctima: ese ciclista, obrero metalúrgico, que vivía en unas casas baratas, a donde acude Alberto Closas para visitar a la viuda.
Como lo señaló en su día la crítica de la época, la pelicula de Bardém recordaba por su estética al cine del italiano Michelangelo Antonioni, pero mas allá del sentimiento de culpa y de los problemas de la pareja, Bardém buscaba mostrar con sus imágenes un retrato social de la España de esos oscuros años cincuenta. La película tuvo una formidable carrera internacional, recibiendo un vigoroso apoyo en Italia, mientras que en España era elogiada por la prensa especializada y por algunos críticos de la prensa nacional.
Cabe recordar que «Muerte de un ciclista», con Alfredo Fraile como director de fotografía, es la primera película española de la actriz Lucia Bosé, y marca también el retorno a España del exiliado actor espanol Alberto Closas. En su reparto recordemos así mismo actores como Carlos Casaravilla, Bruna Corrá, Alicia Romay y Otello Toso.
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