El escritor Robert Louis Stevenson nació el 13 de noviembre de 1850, hace 170 años, en Edimburgo, Escocia, en el seno de una familia de ingenieros de faros. Escribió siempre enfermo, entre toses y fiebres y fue amado por sus libros de viajes, como la famosa novela de aventuras La isla del Tesoro (1883) y por la novela psicológica de terror El extraño caso del Dr. Jekill and Mr. Hyde (1886), entre muchos otros trabajos literarios que influyeron en autores posteriores.
Jorge Luis Borges fue uno de esos escritores que amaba a Stevenson, lo nombraba en sus clases; cuando yo era su alumna en la Universidad recuerdo que contó su felicidad de niño al leer La isla del Tesoro. Por ese interés de Borges en el escritor escocés, algunos nos acercamos a la vida y obra del enfermizo pero fascinante Stevenson.
A duras penas acabó sus estudios de abogacía pero, con ahínco, escribía permanentemente historias, ensayos, artículos, cuentos. Tal vez, escribir era una manera de olvidar las molestias de su enfermedad, enfermedad que lo llevaba a moverse de lugares en busca de climas más benignos.
Así, viajando por Alemania, Suiza, Francia, conoció a su mujer, la norteamericana Fanny, con dos hijos y divorciada. ¡Todo un escándalo! Pues, con escándalo y todo siguió a su enamorada al Nuevo Continente. En Estados Unidos se relacionó con otro gran escritor, el periodista y aventurero Mark Twain y también conoció a Henri James y al pintor John Singer Sargent que haría memorables retratos de Stevenson.
Con su aire de bohemio aventurero vive un tiempo en California donde escribe sobre el lejano oeste pero, siempre en busca de una mejoría para su precaria salud, ya con una tuberculosis declarada, se embarca por el Océano Pacífico y recorre varias islas: Hawaii, Las Marquesas, Tahiti, Australia y escribe sobre esos viajes.
Finalmente, llega a Samoa, en 1889. En esta isla, compra una casa en Apia, capital de Upolu, donde vive con su madre, esposa e hijos, recoge historias de los nativos de quien se hace amigo y escribe artículos periodísticos para The Times, enrolándose en la causa de los polinesios, defendiendo sus derechos, en contra de la colonización germana.
Stevenson había incursionado en la política y tenía ideas socialistas que luego se fueron diluyendo, pero que influyeron en su activismo en la isla de Samoa. Sin embargo, no es la actividad política lo que lo domina sino la literatura que es el eje de su vida.
En el ambiente natural de las islas termina sus escritos: The Beach of Falesa, The Ebb-Tide, Catriona, El diablo de la botella, relato que dio origen al film argentino El gaucho y el diablo de 1952. Cabe destacar que varios de sus relatos fueron llevados al cine, en diversas versiones. Aunque sorprenda, El extraño caso del Doctor Jekyll y el señor Hyde. tuvo una versión fílmica en Argentina, en 1951, interpretada por dos actores españoles: Ana María Campoy y José Cibrián. En 1997, fue un suceso el Musical Jekill and Hyde, estrenada en Broadway, entre muchas otras ediciones que se hicieron en cine, video y televisión.
Retomando su esencia literaria, Stevenson muere el 3 de diciembre de 1909, justamente mientras le dictaba a su mujer su novela inconclusa Weir of Hemiston o El embarcamiento inmaduro. Por deseo personal y con la aprobación de los nativos, lo entierran en el monte Vaea, en Samoa.
Deja un legado literario considerable donde destacan igualmente relatos como La flecha negra y El señor de Ballantrae de 1888, varios libros de cuentos entre ellos Nuevas noches árabes y poesía. Sus libros de no ficción han tomado nuevo interés: libros de viajes como En los mares del Sur donde relata sus experiencias en las Islas Marquesas, Pomotu y Gilbert y Descripciones de Edimburgo: Edimburgo, notas pintorescas (1879), donde hace un retrato del paisaje natal.
¿Por qué este autor le gustaba tanto al escritor argentino Borges? Sospecho que le gustaba porque reivindicaba el género de Aventura, (género que ya Daniel Defoe había evidenciado en su famoso libro Robinson Crusoe), tal vez, porque la trama de sus novelas estaba sujeta a una incógnita, además de escribir en un inglés sencillo, un estilo de equilibrio entre acción y razón.
¿Por qué en la actualidad hay reediciones, especialmente en español? Tal vez, por las mismas razones, por la aventura, la intriga y esa facilidad que tenía el escocés para «contar cuentos», una suerte de obsesión compulsiva por «fabular». Este hecho de narrar historias acompaña al hombre desde sus orígenes, el arte de «contar cuentos» es viejo como el mundo y donde hay alguien que cuenta, siempre hay alguien que escucha. Así lo apreciaban los aborígenes de Samoa, que lo llamaban «Tusitala, el que cuenta historias».
Por otra parte, Stevenson, fue un alma aventurera que se desplazaba por la lucha contra su enfermedad o por sus desesperadas ansias de vivir, ya que la muerte le pisaba los talones, o porque era amigo de los mares, recordando las navegaciones con su padre cuando visitaban los faros en barco.
¿La literatura no es acaso otro faro en la vida de Stevenson? Cada novela es una nueva luz en el horizonte, cada artículo una alerta a la sociedad europea, cada cuento una manera de aferrarse a la vida entre palabra y palabra…
Stevenson asumió con seriedad su condición de escritor, sabiendo que el discurso se teje, justamente, palabra por palabra, de allí, la importancia de la armonía entre la lógica y la sensualidad:
«Una malla es algo sensual y lógico a un tiempo, una textura elegante y plena. Eso es el estilo: el cimiento del arte de la literatura».
Dignifica su labor y considera que escribir exige un compromiso no para ganar dinero sino reflejando la vida sin imposturas, con sinceridad y talento.
Una de sus obras remarcables, la novela psicológica El extraño caso del Dr. Jekill y el señor Hyde, desarrolla el trastorno psiquiátrico disociativo de la identidad o trastorno de la personalidad múltiple, adelantándose a los diagnósticos que se comprobaron posteriormente. Sin duda, la novela sufrió influencia del mundo científico del siglo diecinueve con nuevas teorías, experimentos y descubrimientos, pero también hay que considerar la educación religiosa del escritor, donde el bien y el mal están en lucha dentro del hombre. La eterna dualidad de bien-mal de nuestra condición humana, es el sustento de esta novela.
En su vida real, Stevenson, va de una isla (Gran Bretaña) a otra (Samoa) y con la imaginación, Stevenson, nos lleva a otra la isla en su libro La isla del Tesoro, isla que existió realmente en el Caribe y que inspiró su relato.
El escritor nos entretiene mientras leemos el argumento pero además, nos revela que cada uno de nosotros es un buscador de tesoros; no todos llegan a la isla soñada, no todos descubren el tesoro. Y a veces, el tesoro se encuentra en nosotros mismos, que somos una bella isla humana…
¡Gracias Stevenson!
Excelente articulo. Elaborado, como todos los que lei de la periodista Bianco.