Si hay un tema cultural del que se hayan escrito más libros durante los últimos cincuenta años ese es el de la historia de la música pop-rock. Y más que seguirán publicándose, porque se trata de un filón inagotable que además va añadiendo cada año nuevos estilos y nuevos protagonistas a un mercado que resiste el paso del tiempo a pesar de las muchas competencias que lo asedian.
El rock and roll irrumpió en un contexto social en el que, superadas las mayores dificultades económicas de la postguerra, se vivían unos años de prosperidad económica en los que la radio, el cine y las juke-boxes facilitaban la difusión de las canciones de los nuevos ídolos de la música. Un estilo que, además de romper estéticas anteriores, era la forma en la que las nuevas generaciones manifestaban su inconformismo, exigían libertades y reivindicaban cambios sociales.
Como música no era una gran novedad. Se trataba de una mezcla de géneros y estilos que tenían vida autónoma (el rithm and blues, el country, el boogie-woogie) una de cuyas novedades más interesantes fue la de ser en algún caso músicas de origen negro interpretadas ahora por cantantes blancos.
Un recorrido completo
Uno de los libros más interesantes sobre el tema es el que acaba de publicar la editorial Lunwerg con el título “It’s only rock and roll. Una historia del rock ilustrada” de Susana Monteagudo, con unos dibujos muy originales de Marta Colomer. Se trata de un recorrido por la historia de esta música (habría que decir de estas músicas, pues no habla sólo de rock) desde sus orígenes en los años 50, cuando vinieron a sustituir a las baladas de crooners como Frank Sinatra y Nat King Cole, a los blues de Billie Holiday y a las big bands de jazz que acompañaban los éxitos de Louis Armstrong, hasta las actuales manifestaciones de los estilos que tienen como base el rock. Se trata de un manual muy útil y muy conciso para conocer el desarrollo de esta música desde su nacimiento hasta las últimas expresiones del siglo XXI, con detalles puntuales de canciones e intérpretes.
El libro comienza en los años de los pioneros (Fats Domino, Chuck Berry, Bill Haley, Elvis Presley) y de las canciones que revolucionaron el panorama musical en los años 50. Es de agradecer que se reivindique a mujeres que también tuvieron un papel importante en el rock and roll: Big Mama Thornton, Janis Martin o Wanda Jackson, ignoradas en casi todas las historias sobre el tema. En paralelo, las canciones de música soul interpretada por negros (Ray Charles, Sam Cooke) recogían en sus letras la protesta por la discriminación racial y exigían igualdad de derechos. El ocaso del rock and roll coincidió con la llegada de una nueva oleada de novedades, esta vez procedentes de Europa, cuyos intérpretes se habían inspirado en el género. Beatles, Rolling Stones, Animals, Kinks… ocuparon las listas de ventas, los programas de televisión y los escenarios que antes habían monopolizado las estrellas del rock and roll, con un éxito nunca alcanzado por nadie hasta entonces.
En esos mismos años la costa oeste americana vivía su época dorada musical con la efervescencia del movimiento hippie cuya banda sonora protagonizaban grupos como Jefferson Airplane y los Doors de Jim Morrison, que exportaron a Europa su estética y su música a través de figuras como Jimi Hendrix y Janis Joplin. El folk, que nació como expresión de compromiso político, tenía sus mejores representantes en Bob Dylan, Joan Baez y Joni Mitchel. Sucedió en los años sesenta, una década que conoció un panorama musical irrepetible.
En los setenta el rock iba a ser la base de nuevos movimientos iniciados por grupos que habían nacido en la década anterior pero que alcanzaron entonces una presencia importante e influyeron en estilos posteriores. Who y Small Faces dieron paso al Heavy Metal de Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath mientras otras corrientes proponían un regreso a las raíces: Credence Clearwater Revival, The Band o Crosby, Stills, Nash & Young. Una novedad de estos años fue la aparición del rock progresivo o rock sinfónico, que pretendía integrar la música clásica en el rock, con formaciones como Procol Harum, Moody Blues, Yes o Pink Floyd. Simultáneamente las reivindicaciones sexuales eran la base de estilos como el glam rock de Marc Bolan y David Bowie.
En las décadas finales del siglo XX el rock va a estar presente en muchas manifestaciones de la música popular, la más destacada de las cuales fue el punk-rock, una expresión estética de violencia y excesos desde la música, una actitud desafiante ante el sistema, que dio lugar a la aparición de bandas como los Sex Pistols, Ramones y The Clash.
A partir del punk, el libro de Susana Monteagudo y Marta Colomer va recogiendo minuciosamente todos los estilos, los grupos y los discos derivados de éste (el post-punk) y también las nuevas manifestaciones musicales que van enriqueciendo un panorama que cada año suma nuevos nombres, nuevos estilos, nuevas estéticas: Rock gótico, New Wave (Blondie, Pretenders), Synth Pop (Depeche Mode), Noise (Sonic Youth), Hip-Hop (Rage Against the Machine), Grunge (Nirvana, Pearl Jam), Brit Pop (Oasis), Post Rock…
Sociología del Rock and Roll
Una mirada más sociológica que musical es la que lleva a cabo Adrián Vogel en su “Rock’n’Roll. El ritmo que cambió el mundo” (Foca), con prólogo de Miguel Ríos, presentado por la editorial como la primera historia del rock and roll escrita por un autor español (aunque ya Diego A. Manrique en los setenta publicara una historia en varios cuadernos editados por Vibraciones).
Vogel se ciñe aquí sólo a los primeros años, los cincuenta y los sesenta, los más importantes en la historia del rock and roll. El autor bucea en los orígenes de este estilo musical y en su relación con el blues, el jazz y el country, pero también con géneros aparentemente tan alejados como el mambo, el tango y las habaneras. Analiza los orígenes del nombre del nuevo ritmo, que comenzó a utilizarse como eufemismo para referirse a la música negra que gustaba a los blancos y antes, en el blues, aludía a las relaciones sexuales. La aparición de los radiotransistores y las máquinas de reproducción de discos en los bares fueron muy importantes para la consolidación de esta música entre los jóvenes, que empezaban a tener capacidad adquisitiva después de la crisis tras la guerra y que frecuentaban las tiendas de discos, entonces centros neurálgicos y de reunión entre fans y músicos. Además de revolucionar los gustos musicales, el rock and roll vino a romper las barreras raciales que dividían a los jóvenes americanos.
En una relación y ordenamiento temático un tanto caóticos, son numerosas las anécdotas que se cuentan y los datos que se barajan en el libro: el primer disco de rock and roll (“Freight Train Boogie, de Delmore Brothers en 1946), la primera película con una canción de rock and roll en su banda sonora (“Semilla de maldad”), el primer rock and roll que entró en las listas de ventas (“Crazy Man, Crazy”, de Bill Haley, quien también fue el primero que alcanzó un número 1 con “Rock Around the Clock”), el primer rock and roll que llegó al número 1 cantado por un negro (“Maybellene” de Chuck Berry)… Las biografías que se repasan tienen todas ellas un punto de originalidad y revelan aspectos inéditos o poco conocidos de la vida de las estrellas más destacadas (Fats Domino, Elvis Presley, Chuck Berry, Little Richard, Bill Haley, Jerry Lee Lewis) y de otras menos conocidas (Larry Williams, James Burton, Bo Diddley) incluyendo también a las mujeres que contribuyeron al auge del rock and roll: Sister Rosetta Thorpe, Mamie Smith, Maybelle Carter, Janis Martin, Wanda Jackson…
Adrian Vogel, quien trabajó como ejecutivo de una discográfica y conoció a importantes productores y artistas, analiza la evolución del mercado discográfico también desde la óptica del marketing y los negocios musicales, los intereses de productores y artistas, los asuntos marginales a la música e incluso las interferencias de la mafia a través de la payola, una palabra utilizada para denominar las presiones y sobornos a medios de comunicación y disc-jockeys para que se promocionasen determinados discos.