Rumbo a Mondiacult 2022: la diversidad cultural

Días atrás, el 15 de mayo, decíamos que la Declaración de Mondiacult 1982, orientó los trabajos posteriores de la UNESCO y de otros organismos que, en términos generales, vinculaban cultura y desarrollo sostenible, en una línea del tiempo que llega hasta Mondiacult 2022, que se celebra a finales de septiembre en Ciudad de México.

Así nos podemos referir, entre otros, al Decenio Mundial para el desarrollo cultural (1988-1997) y a la publicación del Informe Nuestra diversidad creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo en 1996, presidida por Javier Pérez de Cuellar, político y diplomático peruano y el quinto secretario general de Naciones Unidas entre 1982 y 1991. En el prólogo, Pérez de Cuellar señala como en noviembre de 1992 Boutros Boutros-Galli (ONU) y Federico Mayor Zaragoza (UNESCO) le nombraron presidente de aquella Comisión, que trabajó para situar la cultura en un primer plano señalando sus interacciones con el desarrollo, dado que los factores culturales «moldean la manera como las sociedades conciben sus propios futuros y eligen los medios para alcanzarlos». El Informe recomendaba acciones, que todavía tienen una gran actualidad:

  1. Publicación anual de un Informe Mundial sobre la cultura y el desarrollo.
  2. Preparación de nuevas estrategias del desarrollo que tengan presentes los aspectos culturales.
  3. Movilización internacional de los Voluntarios del Patrimonio Cultural.
  4. Un plan internacional en pro de la igualdad de género.
  5. Facilitar el acceso, la diversidad y la competencia en el sistema internacional de medios de comunicación.
  6. Los derechos y la autoreglamentación de los medios de comunicación.
  7. La protección de los derechos culturales en tanto que derechos humanos.
  8. Una ética global para el buen gobierno del mundo.
  9. Una Organización de las Naciones Unidas centrada en los pueblos y
  10. Hacia una Cumbre Mundial sobre Cultura y Desarrollo.

Pero no se quedaron aquí las actividades de la UNESCO y de otras instituciones en la línea del tiempo que nos lleva hasta Mondiacult 2022, y hay que referirse necesariamente a la Conferencia Intergubernamental sobre políticas culturales para el desarrollo (Estocolmo, 1998), a la Conferencia Intergubernamental «La cultura cuenta…» de la UNESCO y el Banco Mundial (1999) y a la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural de la UNESCO (2001), en cuyo preámbulo se considera la definición de cultura de Mondiacult 1982, señalando la Declaración que la diversidad cultural es patrimonio común de la humanidad, indispensable para la creatividad que, a su vez, es un factor de desarrollo.

Los derechos culturales, parte integrante de los derechos humanos, son el marco para la diversidad cultural, siendo necesario desarrollar políticas culturales que garanticen la circulación de los bienes y servicios culturales, forjando relaciones de colaboración entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil. En un Anexo la UNESCO recomienda una veintena de orientaciones para su aplicación.

España ratificará la Declaración el 20 de octubre de 2005.

Y tampoco se quedaba atrás Naciones Unidas con la organización de la Cumbre del Milenio (6 a 8 de septiembre de 2000), que emitió la Declaración del Milenio de Naciones Unidas que considera que hay una serie de valores esenciales para las relaciones internacionales del siglo veintiuno, como son la libertad, la igualdad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto de la naturaleza y la responsabilidad común. De acuerdo a los mismos era necesario alcanzar en 2015 los objetivos siguientes:

  • Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
  • Alcanzar la enseñanza primario universal.
  • Igualdad entre los géneros.
  • Reducir la mortalidad de los niños.
  • Mejorar la salud materna.
  • El VIH/Sida, la malaria y otras enfermedades.
  • Sostenibilidad del medio ambiente.
  • Fomentar la Alianza Mundial para el Desarrollo.

La mayoría de los países no fueron capaces de poner en marcha políticas para alcanzarlos.

No obstante, la UNESCO seguirá trabajando: Convención sobre el patrimonio cultural subacuático (2001), Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial (2003), Declaración relativa a la destrucción del patrimonio cultural (2003), Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales (2005) y los Indicadores de la UNESCO de cultura para el desarrollo (2009), lo que seguirá teniendo una influencia importante en el mundo de la cultura.

Sirvan también estas líneas para conmemorar el 21 de mayo, el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo.

Ver también:

Rumbo a Mondiacult 2022: cultura y desarrollo en España

Tomás Mallo Gutiérrez
Americanista. Investigador en instituciones como Asociación de Investigación y Especialización sobre Temas Iberoamericanos, Comisión Europea, UNESCO y Fundación Carolina. Autor de numerosos libros y artículos sobre América Latina y sus relaciones con España.

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