Víctor Vasarely, considerado como el padre del Op Art (Optical Art), fue el creador de este breve e impactante movimiento artístico a mediados de los años 60 del siglo pasado, sin duda el más genuinamente científico del siglo XX, basado en la abstracción geométrica de estructuras dinámicas con fuertes efectos en la percepción visual.
Vasarely, como tantos artistas húngaros adoptó Francia como patria, el país ideal para desarrollar y llevar a cabo sus estudios sobre la geometría aplicada a la ilusión óptica.
Una exposición de seis de sus obras en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1965, The Responsive Eye, tuvo un efecto fulminante en el público, prácticamente de la noche a la mañana. Nada extraño. Algo tan nuevo e impactante como el Op Art, que convierte en realidad las ilusiones en base a un tratamiento científico de la geometría, llevada a sus límites más extremos, captó al público de entonces y sigue haciéndolo ahora, muchos años después de su desaparición como movimiento artístico.
Por primera vez en España, se puede disfrutar ahora en Madrid, de junio a septiembre 2018, una exposición monográfica en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza, Víctor Vasarely. El nacimiento del Op Art, compuesta por más de ochenta obras organizadas en ocho secciones que siguen un orden cronológico excepto la primera, Estructuras Vega, quizá su serie más emblemática, realizada en la cumbre de su carrera.
¿Antecedentes del Op Art? Por supuesto muchos, desde remotos mosaicos de la antigüedad con dibujos geométricos organizados según determinados algoritmos; el historiador alemán Max Imdahl lo asoció al orfismo de Robert Delauney y al neoplasticismo de Piet Mondrian e incluso a la Mechano – Faktura de Henryk Berlewi.
El antecedente más directamente importante en la trayectoria inicial de Vasarely fue la llamada Bauhaus Húngara, la Escuela Mühely fundada en 1928 por Sándor Bortnyik, de la que fue alumno desde principios de septiembre de 1929. La escuela enseñaba a sus alumnos todas las técnicas posibles aplicadas a la pintura, escultura, arquitectura, urbanismo, decorados teatrales, ilustración, fotomontaje, diseño, publicidad. Vasarely optó por los carteles, lo que más tarde en París le permitió ganar prestigio en esa rama de las artes aplicadas así como ingresos abundantes.
A los inicios de su nuevo estilo, Vasarely lo llamó Arte Cinético y lo consideró más importante que el Cubismo en la línea de los movimientos rompedores con la tradición. Estaba convencido de que por primera vez desde el Renacimiento había creado una síntesis de las artes y las ciencias, las dos “expresiones creativas del ser humano”, más allá del constructivismo de los años veinte y su representación simultánea del movimiento, espacio y tiempo. El Op Art generaba una impresión distinta, el efecto espacial sobre una superficie bidimensional, creando la ilusión de movimiento en el macro-tiempo, de forma que la imagen creada en la retina fuera modificable en la percepción del espectador, en otras palabras, convertía al ojo en el órgano activo capaz de eliminar el estatismo de la obra, como basándose en un alfabeto visual previo.
Las relaciones húngaras del Thyssen – Bornemisza
La relación entre la colección Thyssen-Bornemisza y el Museo de Bellas Artes y Galería Nacional de Budapest empezó hace más de tres décadas, facilitada por la nacionalidad húngara de la aristocrática familia Bornemisza. En 1985 el Barón Hans Heinrich Thyssen – Bornemisza expuso cuarenta y siete obras de su colección en la Galería Nacional de Hungría y desde entonces ambos museos se han prestado cuadros para varias exposiciones. Este vínculo se consolidó en 2017 cuando el Thyssen recibió en préstamo una gran cantidad de obras de la Galería Nacional para la exposición Obras maestras de Budapest. Del Renacimiento a las vanguardias. De aquel proyecto nació el actual dedicado al op art, con obras cedidas generosamente por el Museo Vasarely de Budapest, una sucursal del Museo de Bellas Artes.
La exposición
Está situada en el espacio sótano del museo por lo que ese encuentro directo con Feny 1973, el cuadro principal de las Estructuras Vega causa un gran impacto visual. Casi no resulta creíble que los dos grandes volúmenes frente al ojo del espectador sean un efecto óptico donde solo hay una superficie plana.
Vega es la estrella más brillante de las noches de verano en el hemisferio norte. Vasarely era un estudioso de la estructura geométrica del universo y se interesaba por toda información que se produjese sobre señales recibidas de otras galaxias. Los cuadros de esta sección pueden definirse como distorsiones cóncavo – convexas que parten de una retícula invisible, una definición del espacio cósmico según la ciencia moderna.
Feny, Manipur en negativo y Nora-Dell, tres de las obras expuestas de las Estructuras Vega, insertas en el periodo expansivo – regresivo, recuerdan a los púlsares que se crean cuando mueren estrellas de gran densidad, emitiendo durante millones de años una radiación periódica. Vasarely llegó a afirmar que “ese nacimiento es constante, no tiene fin y constituye el tejido del universo”.
Secciones
El resto de secciones, Periodo gráfico, Estudios precinéticos, Belle Isle, Arte cinético, Sistemas universales, Algoritmos y permutaciones, Folklore planetario y Múltiples siguen la cronología de su trayectoria. El Periodo Gráfico, cubre los años 1929 – 30 cuando el artista fue alumno de la Escuela Mühely de Budapest y que se prolongó hasta los años cuarenta, cuando ya llevaba más de una década viviendo en París.
Son los años en que se revela como maestro del dibujo y empieza a interesarse por los criterios formales de la geometría como arte. Es aún arte figurativo, pero que ya anuncia el ilusionismo espacial en sus paradojas ópticas. Adopta como mentores a Mondrian, van Doesburg, Málevich, El Lissitzky y Moholy – Nagy La obra más representativa expuesta data de 1943 y es un estudio del movimiento humano que titula El hombre. Llama la atención Danza diábolica porque curiosamente recuerda mucho la estructura de movimiento de La danza de Magritte de 1909. Los diseños para estampación en telas y tapices comienzan en esta época temprana, otra rama del diseño gráfico que le permitió vivir más que holgadamente desde sus primeros años en París.
Los Estudios precinéticos nacen de la observación de elementos lineales, tales como la ilusión de movimiento de raíles vistos desde un tren en marcha o las imágenes estereoscópicas que se producen sobre un cristal empañado. Son los elementos lineales los que ilustran sus cebras, arlequines y marcianos, en los que por primera vez se perciben las retículas en las que se basa toda su producción posterior. La obra de la serie Naissances en la muestra, en homenaje a J.S. Bach, pone de relieve la técnica de superponer los negativos fotográficos de sus dibujos, lo que crea visualizaciones ilusorias cambiantes, según el ángulo de visión, con un cierto toque surrealista.
En el Arte cinético o Periodo blanco y negro se observan características que suponen un avance lógico de sus periodos anteriores, conservando sus elementos nucleares. Avanzan sus experimentos ópticos al contrastar el negro y el blanco, la oscuridad y la luz, como procesos que se mueven en el espacio – tiempo y se trasladan a la superficie bidimensional de un cuadro. Ciencia pura. Hay una cierta inspiración en el suprematismo de Málevich en Afa III, un cuadrado que gira hasta parecer un rombo, con efectos visuales de vibración, considerado el punto de partida de sus obras cinéticas.
Sin duda las obras más espectaculares en la muestra están en las secciones Sistemas universales y Algoritmos y permutaciones, op-art en su máxima expresión. En ellas la interacción de la forma y color se interpretan como las moléculas con las que se construyó el universo. Citando a Vasarely: “La unidad de forma-color es a la plasticidad lo que la onda-partícula es a la naturaleza”. En Algoritmos avanza hasta la expansión múltiple de cualquier conjunto de elementos gracias a su multiplicabilidad y permutabilidad a partir de un algoritmo. Aquí, años cincuenta, está hablando de cibernética y tecnología de futuro, ahora muy presente. Él imaginó códigos de color y forma definidos mediante datos alfanuméricos con los que cualquier composición podría recrearse en cualquier momento y lugar por cualquier persona.
Particularmente notables de estas secciones en la exposición, Doupla que crea una sensación real de infinito y Zint-MC, un laberinto infinito puro. Bi-Octans, Marsan-2 y Eroed-Pre entre otros muchos, ya que estas secciones son las más abundantes en obras tan espectaculares como incitantes a nivel individual.
Muy interesante Múltiples, la última sección. Vasarely quiso acabar con el elitismo de la obra única, dando vida a múltiples objetos basados en un solo prototipo, la forma de arte más democrática. El artista supervisaba su proceso de fabricación hasta el más mínimo detalle.
Los niños disfrutarán muchísimo con los objetos de esta sección, auténticos legos. Destaca un juego de ajedrez de 1980 de plexiglás sobre superficie acrílica. Una tentación no solo para los fans de este juego, también para cualquier amante de la belleza.
Ficha de la Exposición.
- Título: Víctor Vasarely. El nacimiento del Op-Art.
Organiza: Museo Nacional Thyssen Bornemisza
Fechas: 7 de junio a 9 de septiembre 2018
Comisario: Márton Orosz, conservador del Museo de Bellas Artes de Budapest y director del Museo Vasarely.
Obras: 88 y dos películas
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