Esta si que es una excelente compañía de baile, cante, toque, compás, puesta en escena, coreografía, diseños de iluminación, de sonido, gráfico y fotografía, músicas con letras de poetas, asesoría literaria y producción. Detrás de todo ello está la bailaora, coreógrafa y productora de sus espectáculos, Fuensanta La Moneta.
Esta producción, “Granada”, en horario nocturno, fue un auténtico regalo visual y acústico. Fuensanta forma parte del no muy numeroso elenco de artistas versátiles que saben crecer y gestionar sus carreras profesionales.
Y menudo elenco: Con ella al baile Raimundo Benítez y José Cortés El Indio según programa; en la realidad actuaron únicamente de palmeros, la jefa decide que baila sola. Guitarras, Álvaro Martinete, Víctor Tomate y la colaboración especial de Paco Cortés; al cante la extraordinaria Mercedes Cortés, Ismael de la Rosa El Bola y Tomás García.
Título completo de este estreno absoluto en la presente Bienal, “Granada solo tiene salida por las estrellas”. Como todo estreno tiene cosas que pulir, pero en su conjunto no solo es una buenísima producción y desarrollo artístico, deja como es lógico un camino abierto a mejorar algunas cosas que seguro se plasmarán en representaciones sucesivas, porque “Granada” es un proyecto de largo recorrido.
El arranque es por la “Habanera Imposible” de Carlos Cano. Ella se viste de habanera para un baile muy especial que trata de establecer contacto con el desaparecido cantautor y poeta, al compás de su música y letra tan sentida y representativa de Granada: “Granada vive en si misma tan prisionera / que solo tiene salida por las estrellas”. Prisionera de su historia nazarí, lejana en el tiempo, cercana en espíritu y sentimiento y así será siempre. Por ahí aunque invisible andaba Carlos Cano para quien el sur era una forma de sentir, cuyo epicentro era Granada y su síndrome el de Boabdil, triste desterrado, tan presente que duele. La Moneta lo ha entendido en su raíz y así lo expresa con su baile, haciendo posible la imposible habanera.
El espectáculo está estructurado alrededor de seis movimientos, con letras de Federico García Lorca para las Bulerías, de Luis Rosales para las Alegrías, José Heredia Maya para los Abandolaos, Juan de Loxa para la Soleá y de Mercedes Elorza para los Tangos.
Baile por bulerías, difícil y lucido a las que la bailaora imprime además de su sello personal, intimidad y libertad. Unas bulerías albaicineras, corazón del flamenco granadino y un homenaje al maestro Mario Maya, porque justamente este 27 de septiembre se cumplen diez años de su muerte.
El maestro invitado de la guitarra Paco Cortés hace una introducción por unas Granaínas que no podían faltar aunque no estuvieran programadas, -el invitado hace lo que quiere y él puede- a las Alegrías. Decir alegrías en Granada es mucho decir, pero La Moneta fue maestra en identificarlas con el territorio e improvisó –es un decir- un baile que era al mismo tiempo alegre y melancólico, algo como cuadrar el círculo, pero lo hizo. Unas alegrías con sello personal, que deberían pasar a la historia del flamenco como las alegrías de La Moneta.
Hizo cambio de trajes para cada palo y ahora para los Abandolaos se puso un traje con resonancias campesinas. Aquí las guitarras se van por unos cerros no previstos en forma de Malagueña por el maestro Álvaro Martinete y luego por otros cerros que construye el cante por fandangos verdiales, siempre en sintonía con la tierra y la tradición, siempre en sintonía con la memoria nazarí y en conjunción profunda de todos los artistas, con complicidades quizá no ensayadas pero que surgen en un momento de sentimientos y esto es lo extraordinario del arte jondo. Que la estructura prevista se torna en mero soporte, pero lo que sucede en escena es imprevisible y unas veces sucede y otras no. Aquí pasó, ese fue nuestro privilegio, quizá de una sola noche. Porque el fluir del arte es como el fluir de un río, que nunca se repite, siempre es distinto. Por eso es complicado hablar de corregir aspectos después de un estreno. Lo que irá cambiando todo será el duende, por donde y cuando aparezca.
Por soleá y tangos con bata de cola, una cola rara, como si estuviera cosida al bies, por lo que el movimiento era diferente al habitual, supongo que consensuado por La Moneta con el jefe de vestuario, José Tarriño. El remate por tangos de Granada, tangos de gitanos del Sacromonte, con historias de cuitas, de altibajos, de penas y glorias. Quizá este número se extendió demasiado en el tiempo. El porvenir dirá si fue cosa de la estructura o del duende de la noche.
Pero la sala del Central, con entradas agotadas, aplaudió largamente por bulerías y eso si que significa algo tan serio como el disfrute total en una noche de estreno.