Hasta el 27 de enero de 2019 se encuentra en la llamada sala IV, Sala de las Musas del Museo de la BNE
Una mesa redonda el jueves 13 de diciembre puso de nuevo sobre el escenario la exposición ‘AjedreZ. Arte de Silencio. Ocho siglos de cultura’, dedicada al más que milenario juego-ciencia, ubicada en la Biblioteca Nacional de España (BNE), en el madrileño Paseo de Recoletos.
La mesa redonda contó con la participación del comisario de la exposición, el artista Eduardo Scala, el catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Alcalá de Henares, Fernando Gómez Redondo y el crítico ajedrecista del diario El Pais, Leontxo García.
La exposición está compuesta por 32 títulos (mismo número que los trebejos del juego), dedicados al ajedrez y estructurada en cuatro secciones:
- Hitos de la historia Nacidos en la Península Ibérica,
- Nuestros célebres tratados. Ilustres ajedrólogos,
- Espiritualidad: libros y fragmentos de ajedrez a lo divino y
- Grandes autores de nuestra lengua: la infinita metáfora del juego.
La mayoría proceden de los fondos bibliográficos de la Biblioteca Nacional. Se muestran en un total de cinco vitrinas donde están los 32 libros. Hay respectivamente en cada sección, en la primera cinco libros, luego diez en la segunda, ocho en la tercera y trece en la cuarta, lo que suma 36 obras, ya que hay cuatro fuera de las citadas vitrinas figurando como un complemento.
Entre las obras que se exhiben se encuentran algunos de los incunables sobre ajedrez más relevantes de la literatura de habla hispana. Entre ellos, el primer libro en Occidente sobre los juegos de mesa, el Libro de los Juegos de Alfonso X el Sabio (1221-1284) –rey cuyo monumento preside la entrada a la BNE-.
El primer Reglamento del Ajedrez Antiguo, de estilo árabe, fue codificado hacia 1440 en forma de poema por el matemático, filósofo y astrónomo Abraham Ibn Ezra (1089-1167). Siglos más tarde aparece el Reglamento del Ajedrez Moderno Scachs d’Amor, poema escrito por Castellví, Fenollar y Vinyoles, que ocupa un espacio vacío ya que no hay libro físico “y nos impulsa a su inaplazable búsqueda”.
También se exhiben, entre otras obras, el primer diccionario de ajedrez o el Tractatus de ludo Scacorum, conocido como el Códice Zelada, una de las joyas bibliográficas de la Biblioteca Nacional. Se trata de un valioso tratado medieval decorado con quince miniaturas de brillante colorido, que había pertenecido al Cardenal Bibliotecario de la Vaticana Francisco Javier Zelada (1717-1801). Esta obra, del dominico lombardo Jacobo de Cessalis (1250-1322), se relaciona con ‘El juego de ajedrez o dechado de fortuna’, escrito a finales del siglo XIII y cuya primera traducción al español se tituló ‘Dechado de la vida humana. Moralmente sacado del juego de ajedrez’, hecha por Martín de Reina en 1549, que también está presente.
El tratadista Lucena, autor del segundo libro de ajedrez impreso en el mundo (Salamanca, 1497), proclamó el juego como arte en su Repetición de amores y arte de axedrez.
Casi un siglo después, el zafrense Rodrigo Ruy López de Segura (1540-1580), ilustre gramático y primer campeón oficioso del mundo, participó del mismo concepto en su obra Libro de la invención liberal y arte del juego de ajedrez, (Alcalá, 1561). Este clérigo legó a España algo por lo que es conocido internacionalmente, la llamada apertura española (1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5).
Asimismo se puede encontrar el manuscrito de ‘Flores del Ajedrez Español: ensayo histórico sobre el problema del ajedrez en España’, de 1924, escrito por José Paluzíe y Lucena (1860-1938) Otros autores fueron Jerónimo Borao (1089-1167) y Josep Brunet i Bellet (1818-1905).
BNE ajedrez, incunables expuestos en la muestra 2018No podía faltar, lógicamente, la patrona de los ajedrecistas españoles, santa Teresa de Jesús (1515-1582) y su conocida obra donde aborda el juego ‘Camino de perfección’: “…Quien no sabe concertar las piezas en el juego de ajedrez, que sabrá mal jugar y si no sabe dar jaque, no sabrá dar mate”.
En lo que hace referencias a las obras literarias, además de Miguel de Cervantes (1547-1616) aparece Lope de Vega (1562-1635), quien curiosamente, en la planta superior de la BNE tiene una exposición propia bajo el título ‘Lope y el teatro del Siglo de Oro’. Se abordan sus obras ‘La dama boba’ y ‘Rimas Sacras’, pero se olvidan de ‘La famosa comedia del genovés liberal’ (1601) y sobre todo, ‘El primer Fajardo’ de 1617, basado en el conocido Romance de Fajardo o Romance del Ajedrez.
En los poetas también hay ausencias, se cita a Gerardo Diego (1896-1987) pero se olvidan de dos escritores y poetas vivos que han aludido al ajedrez, Carlos Murciano ‘Donde el poeta juega con su amada’ y Manuel Rivas, ‘Corpo de xadrez’.
También se puede encontrar en fotos a dos grandes aficionados, Jacinto Benavente (1866-1954) y Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Hay ausencias, sin duda, de destacados aficionados ajedrecistas citemos, por ejemplo, a Javier Krahe (1944-2015).
No podía faltar sin duda Miguel de Unamuno (1864-1936) y su conocida novela, publicada en 1930, ‘Don Sandalio, jugador de ajedrez’, ahora que se cumple el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca que acaba de celebrar un torneo ajedrecístico y publicar un libro al efecto.
En otro apartado se encuentra Leonardo Torres Quevedo (1852-1936) quien inventa la primera máquina ajedrecista en 1912, cuyo prototipo se puede contemplar y a quien Manuel Machado (1874-1947) tras ocupar su puesto en la Real Academia Española de la Lengua (RAE) dedica su discurso de entrada, ‘Unos versos, un alma y una época’.
Además de la mesa redonda también hubo otras actividades paralelas como talleres de iniciación de ajedrez para adultos, para escolares, familiares así como cinco sesiones de visitas guiadas.
La muestra de la BNE está comisariada por Eduardo Scala. Tiene un horario de lunes a sábado de 10 a 20 horas. Domingos y festivos de 10 a 14 horas. La entrada libre y gratuita. El catálogo tiene un coste de 12 euros aunque hay un folleto gratuito.
La Biblioteca Nacional de España no ofrece datos
La cruz de esta magnífica exposición no se encuentra en su interior sino en la manera de ubicarla y de informar de la Biblioteca Nacional. A pesar de ser requeridos de forma personal y dos veces por escrito, la BNE se ha negado a ofrecer datos de esta muestra. Incluso, se han extrañado por querer, desde este periódico digital, hacer preguntas y requerir datos.
Lamentable la opacidad de este organismo público que vuelve a poner en el disparadero a una institución ya tocada por la polémica con la muestra de Leonardo, totalmente publicitada, sin duda gracias a su comisario, el presentador de televisión Christian Gálvez, quien, por ejemplo, ve destacadas sus obras sobre el genio italiano y su obra en la librería de la BNE.
Como se recordará el Comité Español de Historia del Arte (CEHA) criticó la muestra y expertos recuerdan la dificultad de comisariar exposiciones y más en la BNE, así como los intereses comerciales y de imagen que se esconden tras la muestra del presentador televisivo.
Hay que señalar, entre otras cuestiones, la mala ubicación de la muestra de AjedreZ que, además, no está bien señalizada. Al contrario que otras, no está publicitada en el exterior en la fachada de la BNE y, además, para llegar hasta ella hay que pasar por otras salas, no mostrando un espacio aparte como ‘Lope y el teatro del Siglo de Oro’ o la de ‘¡Beatos, Mecachis y Percebes! Miles de años de tebeos en la Biblioteca Nacional’ que coinciden en el tiempo.
Para completar el panorama junto a la exposición ajedrecística hay en la misma sala otra sobre fondos bibliográficos y no están separadas físicamente. En resumen, pésima disposición la desarrollada por esta institución pública, cuyo nombre, una vez más, sale manchado.