No sé si en España o en algún país de Hispanoamérica ocurra algo similar; pero en Venezuela, pese a las advertencias sobre el uso inadecuado de palabras y expresiones, tanto en el habla cotidiana como en los medios de comunicación, la situación es como sentarse a llorar.
Agrada saber que muchas personas que emplean la redacción de textos como herramienta básica de trabajo han tomado conciencia sobre la importancia de escribir con propiedad; pero desconsuela el hecho de que de modo casi paralelo surgen situaciones que rayan en el disparate.
A diario se emplean palabras con significado diferente del que registra el DLE, letras mayúsculas inadecuadas, se omiten tildes y signos de puntuación, se emplean mal verbos en gerundio y se abusa con palabras extranjeras, especialmente del inglés. Esto último es lo que el connotado ensayista venezolano Mario Briceño Iragorry llamó “pitiyanquismo”.
Sobre cada unos de los puntos mencionados he dedicado infinidad de artículos a lo largo de los casi veinticinco años en los que me he dedicado a escribir sobre los errores frecuentes, especialmente el de los medios de comunicación, y muchas veces ha sido necesario volver sobre ellos, con un nuevo enfoque, en función de disipar las dudas.
Es justo reconoce que a la luz de las de las observaciones que he mostrado, muchas personas han adquirido relativa facilidad en la escritura y lo han agradecido de manera pública; pero lamentablemente existen los que aún se mantienen en la oscuridad. Ante esto último es necesario insistir, pues cuando se escribe, algo queda, como lo dijo en su oportunidad el periodista venezolano Francisco José “Kotepa” Delgado.
Comodines periodísticos
Sin dudas que “a nivel de” se ha vuelto un comodín para los que escriben a diario, tanto de manera profesional, como espontánea. La frase en cuestión está en boca de locutores, animadores y periodistas, y se ha vuelto tan común, que hoy día todo es “a nivel de”.
Ha dado pie a expresiones como: “La tienda con el mayor surtido en electrodomésticos está “a nivel de” la avenida principal”; “El asunto del asilo será tratado a nivel de embajadas”; “Venezuela puede competir a nivel de modas con los países más avanzados del mundo”. Y hasta se habla de “a nivel de perfume” y “a nivel de programas de televisión”.
El meollo del empleo inadecuado de “a nivel de” está en que muchos redactores ignoran el significado del vocablo nivel, que si revisaran un buen diccionario, sabrían que es “una relación entre dos o más cosas en cuanto a su situación en un mismo plano de horizontalidad”.
Estar a nivel de, estimados colegas periodistas y amigos lectores, es estar a la par de algo, tanto en sentido físico como figurado. La RAE registra otras acepciones que guardan relación con cantidad, categoría, escalafón o rango; pero eso de atribuirle significado de ámbito o de espacio, físico o figurado, es una ridiculez en la que no debería incurrir todo aquel que se precie de comunicador social, de educador o de profesional en otra rama del saber.
En los medios impresos y en las redes sociales es frecuente la aparición de la expresión “a nivel nacional”, que guarda una estrecha relación con “a nivel de”. No siempre está bien utilizada, y solo unos pocos la empelan de forma adecuada.
Cuando se habla de “a nivel nacional” se alude al espacio geográfico, y por eso es frecuente leer u oír que “el apagón fue a nivel nacional” o que “la huelga fue a nivel nacional”, para indicar que la interrupción del fluido eléctrico o la protesta afectaron a todo el país. En este caso lo adecuado sería hablar de ámbito o escala, aunque hay muchas formas de decir lo mismo sin incurrir en error. Si no se está seguro de su pertinencia, lo mejor es no usarla.
La expresión “a nivel nacional” tiene validez cuando hace referencia a las jerarquías dentro de la organización del Estado o de cualquier entidad gubernamental o privada. Un decreto a nivel nacional no significa que tiene o tendrá validez en toda la nación, sino que ha sido dictado en el nivel nacional de la estructura de poder, que acuerdo con el artículo 136 de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se distribuye en municipal, estadal y nacional.
Apreciado Sr Figueroa,
¿Hace estos análisis también en el uso del correcto lenguaje castellano en otros países hispanohablantes, incluso, en España? Estuve leyendo el ABC, diario español, y encontré errores de ortografía y de redacción. Escucho hablar a los periodistas en radio y en TV y muchas veces NO se les entiende, porque hablan muy rápido. No tienen dicción. Escucho el lenguaje del español y usan muchas groserías al hablar. Repito, muchas veces, No se les entiende por lo rápido que hablan … Me gustaría saber si ya ha hecho un análisis del caso España y de Latinoamérica, no sólo de Venezuela …
Muchas Gracias !
Exelente, como lucutor y también como ingeniero civil, siempre me ha interesado el correcto uso del lenguaje, tanto en la comunicación radial, como en la redacción de informes y David Figueroa siempre ha sido de gran ayuda, ya que de el he aprendido muchas cosas, gracias por el artículo y los que vengan.