Béla Hamvas (1897-1968) fue un escritor y filósofo húngaro, víctima del régimen comunista por sus ideas y por su defensa del arte abstracto. El gobierno de su país prohibió la publicación de sus escritos durante los últimos veinte años de su vida.
Después de la Gran Guerra la familia de Béla Hamvas se trasladó a Budapest desde Presov, el pueblo en el que había nacido.
Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en el frente ruso y ayudó a la huida de judíos hasta que desertó y se ocultó en la capital. En enero de 1945 perdió su biblioteca y parte de sus escritos en un bombardeo que destruyó la vivienda familiar en la zona de Remete-hegy, hoy Buda.
Durante muchos años trabajó en la Biblioteca Municipal de Budapest, hasta que en 1948 el régimen lo destituyó por sus ideas anticomunistas, forjadas durante su juventud en el círculo Sziget (Isla), nombre de una revista fundada por Hamvas.
Privado de su puesto de trabajo y de la posibilidad de publicar sus escritos, tuvo que trabajar como campesino en el huerto de su cuñado en Szentendre, cerca de la capital. Posteriormente fue empleado de unos grandes almacenes y obrero en varias centrales térmicas de Hungría.
Entre sus obras destacan «A magyar Hiperion» (El imperio húngaro), «Patmosz», «La Historia invisible» y la novela «Carnaval». En «Scientia Sacra», su obra cumbre, integra las tradiciones de Oriente y Occidente a través de los clásicos orientales y los místicos europeos.
En los años cuarenta inició una aproximación a la religión cristiana y al pensamiento oriental y se interesó vivamente por la filosofía existencialista.
De Béla Hamvas hemos hablado en estas mismas páginas con ocasión de la publicación de su ensayo «La filosofía del vino» (Acantilado), una sátira social que se apoya en el elogio al vino para mostrar su creencia en la existencia de Dios, sin nombrarlo nunca, a Quien sustituye por mujer, ebriedad, beso… y sobre todo vino, conceptos todos ellos con los que, según Hamvas, también se puede identificar al Supremo.
Nos llega ahora «La obra de una vida», un volumen publicado por «Ediciones del subsuelo» que trata de condensar el pensamiento filosófico de Béla Hamvas a través de una serie de escritos publicados entre 1932 y 1966 en revistas especializadas y en capítulos de algunas de sus obras.
«La obra de una vida» es el título del que cierra el libro, un texto en el que el autor define la vida como obra personal de cada uno. Obra sería, según Hamvás, aquello a lo que hay que entregarse, algo relacionado con la idea de la inmortalidad personal y que es en realidad lo que da sentido a la vida.
La idea de Dios y de la religión están presentes en los escritos de Béla Hamvas como una presencia permanente, ya sea cuando habla de la música (excelentes los capítulos dedicados a Schumann, Liszt y Bartok), del concepto de poder, que ilustra con sus interpretaciones de los personajes shakesperianos de «Hamlet», «Romeo y Julieta», y sobre todo Macbeth y Ricardo III, o de los ensayos de Montaigne, de los que lamenta el olvido en el que han caído: «Nunca fue leído ni lo será, pero siempre ha sido leído y lo será», dice del autor francés.
Hay aquí reflexiones sobre la muerte («¿Quién sabe si lo que llamamos muerte no es sino vida y la vida, en cambio, muerte?»), sobre la soledad en referencia a la del poeta Wordsworth, sobre la literatura, recogiendo la pregunta de Clemente de Alejandría «¿Debe el hombre escribir libros?», sobre la belleza de la mujer a raíz de su ensayo sobre el templo de Afaya o sobre aspectos tan materiales como el de la cama, «última estación de la intimidad», o la cuchara, de la que elogia «tus líneas delicadas, tu querida cabeza ovalada que es como una flor».
La naturaleza, «tras la cual se halla el Creador», es otra de las preocupaciones de Béla Hamvas, (no hay que olvidar que una parte de su vida fue hortelano) en cuyas metamorfosis contempla el cambio de los seres humanos: la transfiguración del brotar, el madurar y el morir.