Así como el 175 aniversario del nacimiento de Benito Pérez Galdós en 2019 apenas tuvo eco en los medios culturales españoles, el 2020, en el que se cumple el centenario de su muerte (el 4 de enero) ya se ha bautizado como el año Galdós por las numerosas conmemoraciones que se preparan.
La Biblioteca Nacional se ha adelantado a la fecha y acaba de dar el pistoletazo de salida con una gran exposición que abarca todas las facetas de este escritor canario que se estableció en Madrid desde su llegada a la capital en 1862. Una exposición organizada también por Acción Cultural Española y por el Gobierno de Canarias, que se podrá ver en Santa Cruz de Tenerife y en la casa natal del escritor, en Las Palmas.
Son más de doscientas obras, entre las que hay manuscritos, libros, pinturas, esculturas y objetos personales del escritor.
El subtítulo de la exposición, “La verdad humana” alude a la imagen moderna que en sus obras literarias Galdós forjó del ser humano español, una imagen que intentaba superar los arquetipos que dominaron en la sociedad española durante siglos.
Su modelo literario estaba en sintonía con la contemporaneidad sin renunciar a la herencia de Cervantes y del siglo de Oro, convirtiendo en Quijotes a los ciudadanos comunes de la sociedad de los siglos XIX y XX: empleados, médicos, comerciantes, profesores y obreros.
Galdós es conocido sobre todo por ser uno de los escritores más importantes y prolíficos de los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX. Ciertamente fue la labor más importante de su vida, la más reconocida y por la que pasó a la posteridad. Su obra es aún leída y estudiada y los “Episodios Nacionales” y algunas de sus novelas han sido canonizadas como de las mejores obras de la historia de la literatura española. Esta labor de escritor ha opacado, no obstante, otras facetas que Galdós practicó a lo largo de su vida y que esta exposición trata de recuperar.
Por supuesto que su obra literaria es la que ocupa la mayor parte de esta exposición, con antiguas ediciones de sus novelas y obras de teatro y con biografías y ensayos de autores sobre su actividad de escritor. Se pueden ver ediciones de sus obras en otros idiomas y carteles de las películas que fueron adaptaciones de algunas de sus novelas.
Y se cierra con un montaje audiovisual de Arantxa Aguirre en el que varios escritores galdosianos (Andrés Trapiello, Elvira Lindo, Care Santos, Antonio Muñoz Molina y Almudena Grandes) explican su pasión por el autor de “Fortunata y Jacinta”.
Galdós periodista y político
Ya en Las Palmas, Galdós había colaborado con sus artículos en la revista “El Ómnibus”, pero fue desde su llegada a Madrid cuando intensificó su faceta periodística en revistas como “El Debate”, “Las Cortes” y en los diarios progresistas “Las Novedades” y “La Nación”, una experiencia que le permitió conocer en profundidad la convulsa vida social y política de aquellos años y vivir con intensidad los acontecimientos de los que fue testigo.
Llegó a dirigir “Revista de España” y a colaborar en “La Ilustración de Madrid” y también fue durante algún tiempo corresponsal de “La Prensa” de Buenos Aires.
Galdós llegó a publicar más de medio millar de artículos durante los más de cincuenta años en que ejerció el periodismo, además de los folletines que publicaba en “La Guirnalda” y “El Océano”. Muchos de estos periódicos y revistas se pueden ver en las vitrinas de esta exposición.
La literatura de Galdós evolucionó paralelamente a su ideario político hasta el punto en que algunos de sus personajes son trasunto del propio escritor (el Augusto Miquis de “La desheredada” y “Ángel Guerra”, el Evaristo Feijoo de “Fortunata y Jacinta”). Desde un inicial apoyo al régimen monárquico, evolucionó primero hacia la militancia en el grupo progresista republicano para más tarde afiliarse al Partido Socialista.
Fue testigo del destronamiento de Isabel II a consecuencia de la Revolución de septiembre de 1868, del golpe del general Pavía en las Cortes de 1874 que dio paso a la Restauración en la persona de Alfonso XII, y del Desastre de 1898.
Fue, desde la literatura y el periodismo, el mejor cronista de esos años de transición entre los siglos XIX y XX y trató siempre de introducir su sistema de valores entre la ficción de sus novelas. Participó en la vida política defendiendo las ideas republicanas, aunque desencantado del republicanismo burgués terminó por acercarse al PSOE. La clase media urbana, a la que dedicó toda su obra, nunca llegó a refrendar la ideología progresista de su narrativa y de su teatro.
El arte y la vida
La exposición se inicia con la escultura que Victorio Macho hizo de Pérez Galdós en 1915. También están aquí los dos retratos realizados por Sorolla (hay una fotografía de Sorolla pintando uno de ellos). Pero lo más interesante, por desconocida, es su faceta de coleccionista de arte, y sobre todo su propia obra pictórica, que aquí está representada por su paleta de pintor y por obras que van desde dibujos de juventud hasta paisajes y barcos de Santander, ciudad en la que vivió diecisiete años, y objetos ilustrados, como una pandereta sobre cuya piel pintó una marina.
Las aficiones musicales de Galdós están aquí representadas por el piano que tocaba en su casa, por bustos de Beethoven y Mozart de su propiedad, por programas de conciertos a los que había asistido y que coleccionaba y por partituras de obras de Zarzuela de Federico Chueca y Ruperto Chapí.
Se recogen también en esta exposición objetos y documentos relacionados con su vida privada. Con Emilia Pardo Bazán, el gran amor de su vida, y con sus amantes Lorenza Cobián (madre de su única hija), Teodosia Gandarias y la actriz Concepción Ruth Morell Nicolau.
- TÍTULO. Benito Pérez Galdós. La verdad humana
- LUGAR. Biblioteca Nacional. Madrid
- FECHAS. Hasta el 16 de enero de 2020
Buen artículo, estimado Francisco, sobre nuestro querido Galdós, que nunca pierde su actualidad. Me permito aportar el enlace a otro artículo del 5 de diciembre y que titulado «La rabiosa modernidad de Galdós» afirma que «Es la mirada de Galdós sobre la realidad lo que el poder no puede aguantar».
deverdaddigital.com/la-rabiosa-modernidad-de-galdos/