La poeta ha publicado un volumen con una amplia sección de toda su obra
El pasado domingo (12 de junio de 2016) leyó por fin su discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE) la poeta y traductora Clara Janés (Barcelona, 1940), quien fue elegida para acceder esta institución en mayo de 2015.
El texto versó sobre “El Cantar de los Cantares” del rey Salomón, que Janés tituló “Una estrella de puntas infinitas”. Para la nueva académica, que ocupará el sillón U que fue del jurista Eduardo García de Enterría hasta su muerte, lo más importante de la obra poética (y de todo en la vida) es la búsqueda de la belleza.
Además de recordar la obra de su antecesor, Clara Janés hizo en su discurso un recorrido por su obra poética, inspirada en los clásicos Juan de la Cruz, Arias Montano y Fray Luis de León, sobre los que gira su trabajo, a los que añade Teresa de Jesús, Quevedo, Góngora y Lope de Vega.
La poeta señaló que los versos del “Cantar de los Cantares” y el mismo personaje de Salomón “cruzaron tiempo y espacio con extraordinario vigor” porque “algunas de sus palabras y conceptos eran tan fuertes que saltaron por encima de las dificultades de traducción y quien los recibía no quedaba impasible”.
En nombre de la RAE, la escritora Soledad Puértolas, encargada de dar la bienvenida a Clara Janés, destacó la necesidad de la escritora de ampliar su mundo, de traspasar límites, de beber en fuentes situadas en lejanos y misteriosos parajes, que ha llevado a Clara Janés efectuar una labor de difusión literaria de incalculable valor.
“Movimientos insomnes”: epifanías de Clara Janés
Con una cuidada selección y la excelente presentación a la que nos tiene acostumbrados, la editorial Galaxia Gutenberg ha convertido sus ediciones de poesía española en una colección canónica. Bajo el título “Movimientos insomnes” publica ahora una amplia antología de la poesía de Clara Janés (Barcelona, 1940) que abarca desde sus inicios en 1964 con “Las estrellas vencidas” hasta su último libro “Movimientos insomnes”, del que toma su título (se incluye un libro inédito, “Estructuras disipativas”, con caligramas y poemas dedicados a la obra escultórica de Martín Chirino). La edición ha estado a cargo de Jaime Siles, poeta él mismo y uno de los mejores conocedores de la obra de la escritora catalana. En la introducción a esta antología Siles interpreta algunas de las claves de la poética de Clara Janés.
Entre el misticismo, el arte y la física
En la nota introductoria de su obra “Huellas sobre una corteza” (2005), Clara Janés escribía: “Tal vez lo que anhelamos, ante todo, es conocer el sentido de la vida, y esto es lo que nos lanza una y otra vez al poema. Y la vida no es solamente nuestra vida, sino toda la vida que late en derredor, vinculada a la nuestra por el mismo aire que respiramos… en cada palabra intentamos afianzar el edificio de la fe contra el sinsentido de la existencia, contra esa comunión imposible con el otro”. En toda la poesía de Clara Janés late este esfuerzo por buscar ese sentido de la vida que la poeta relaciona con la que fluye a su alrededor.
Jaime Siles establece algunos momentos de la infancia de Clara Janés como una suerte de epifanías que decidieron los caminos de su obra. A los cinco años ya habría accedido a un mundo mental dotado del elemento simbólico que le puso en contacto con “una vida fuera de la vida”, con la “anulación del tiempo y del espacio”, con “el dónde sin donde y el cuándo sin cuando”. Las reflexiones sobre la muerte a raíz de la de su padre en un accidente de tráfico, una muerte que cortó el paraíso de su infancia en Pedralbes, sería uno de los momentos fundacionales de su obra poética, que describió así: “aquel instante terrible que no sé calificar porque, siendo una muerte, fue también un nacimiento: estructuró el resto de mi vida y me estructuró a mí modificada por esa muerte”. Entonces descubre en la escritura un modo de seguir dialogando con su padre, un “canto de supervivencia”, un diálogo entre la eternidad y la temporalidad. Ese momento la aproximó a los dos ejes fundamentales de su obra, lo místico y lo sensorial. Transformó su inicial lirismo trágico, que le ayudó a dar cauce a sus sentimientos, en lirismo místico y ascético, ayudada por las lecturas de los místicos españoles.
Pero sería a partir de su encuentro con el checo Vladimir Holan que su poesía alcanzó una nueva y definitiva dimensión y la reafirmación en ella de lo simbólico. Holan, el poeta al que más admiraba, vivía solo y aislado en la isla de Kampa. Clara Janés le envió un poema y, para sorpresa de la escritora, en una carta dirigida a su casa de Barcelona (Clara Janés vivía entonces en París), le decía haber presentido ese poema. Sorprendentemente también (Holan vivía entonces aislado de todos y no recibía visitas: se dice que sólo vivía por las noches) la invitó a su enigmática casa en la isla de Kampa. Durante su encuentro, Clara Janés se dio cuenta de que ese presentimiento que Holan decía acerca del poema abarcaba también a su persona e incluso a su ciudad natal, lo que la poeta identificó con esa sincronicidad que genera conocimientos inexplicables y que, en el campo sicoanalítico Jung interpretó como percepciones subliminales del inconsciente. Con Holan Clara Janés recuperó aquel instante perdido en Pedralbes. Siete años después de este encuentro trató de explicar y explicarse esa entrevista con Holan. Lo hizo en su obra en prosa “La voz de Ofelia” (Siruela).
Tampoco hay que ignorar el componente erótico de su poesía en la que, en conexión con lo sagrado, la sexualidad se vuelve trascendente. Para Clara Janés la mística necesita alma, pero sobre todo necesita cuerpo, y el misticismo religioso tiene un fuerte componente erótico-carnal, como se aprecia en las obras de san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús.
Clara Janés acude a la música y a la física en sus últimas obras. Hay una simbiosis entre la palabra y la música en los poemas de “Kampa”. Y, para descifrar el enigma del ser, se apoya ahora en la ciencia como antes se había apoyado en la mística. Son el Principio de incertidumbre de Heisenberg y la Teoría de la relatividad de Einstein los que la ayudan a aproximarse a lo desconocido, al enigma, para intentar revelarlo. En 2014 tiene una de las experiencias más deslumbrantes de su actividad creativa: “en cuatro días y medio, en un estado que puede calificarse de mediúmnico, escribí un libro del que no sabía nada excepto el título [se trata de “Psi o el jardín de las delicias”] … transcurridas unas semanas comprendí que cuanto había pasado a los poemas estaba en mí de un modo u otro sin que yo tuviera conciencia de ello”.
Hay que destacar también la relación de la poesía de Clara Janés con el arte pictórico, que se refleja en sus poemas visuales, bien representados en esta edición antológica.