El 6 de febrero se conmemora el día internacional de tolerancia cero contra la mutilación genital femenina. Esta práctica implica la lesión, alteración o corte de los genitales femeninos y atenta gravemente contra los derechos humanos, la salud y la integridad de las niñas y mujeres que actualmente lo siguen sufriendo.
La filosofía y la concienciación social comenzó un 6 de febrero; una jornada en la que se promovieron conceptos y movimientos en torno a esta práctica. La tolerancia cero para la mutilación genital femenina ha tenido un crecimiento significativo entre la población joven y la movilización de este grupo social ha permitido detener algunas prácticas nocivas contra las niñas y mujeres en el mundo.
Solo en 2020, 4,1 millones de niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital femenina.
Bajo el lema, el poder juvenil desatado, una década de acciones aceleradas para cero genitales femeninos, las Naciones Unidas luchan por su erradicación plena para el año 2030 siguiendo con la filosofía del Objetivo de Desarrollo Sostenible. La organización cuenta desde 2008 con el mayor programa mundial para acelerar la eliminación de la MGF dirigido por el Fondo de Población de las Naciones Unidas y UNICEF.
Ese programa se centra en la actualidad en 17 países africanos principalmente. A día de hoy esta colaboración ha conllevado importantes logros. Por ejemplo, se ha prestado atención a más de 3 millones de niñas y mujeres y se ha conseguido que 13 países establezcan un marco legal para la prohibición de esta práctica y han dedicado dentro de sus prespuestos partidas para financiar programas que ayuden a su erradicación.
La mutilación genital femenina puede causar diversas complicaciones de salud a corto y a medio plazo, aparte de los daños morales, psíquicos y otras patologías que conllevan sangrados, dolor crónico, infecundidad, partos complicados, transmisión del VIH, e incluso, en los casos más agudos, la muerte de la persona.
La práctica actualmente se concentra en treinta países entre Asia meridional, África y Oriente Medio, aunque también se realiza en algunas comunidades de Latinoamérica. Hay que destacar que en poblaciones emigrantes de Australia, Nueva Zelanda, Europa occidental y Norteamérica, pueden verse casos aislados que permanecen como costumbres sociales de dichas comunidades desplazadas.
Promover su erradicación supone realizar esfuerzos coordinados en torno a la concienciación de derechos humanos, educación sexual, conceptuar qué es la ablación y promover la igualdad de género entre la población.