El Gran Hotel Budapest. Trepidante y nostálgico

¡Barbas del mundo, llega el look gentleman! Con este lema, abre sus puertas la Barbería de El Gran Hotel Budapest, la nueva cinta de Wes Anderson que se alzó con el Premio del Jurado en el pasado Festival de Berlín y que llega este viernes a Madrid.

cartel-El-Gran-Hotel-Budapest El Gran Hotel Budapest. Trepidante y nostálgicoWes Anderson, quien con Moonrise Kingdom consiguió su segunda nominación al Oscar, cuenta en El Gran Hotel Budapest la vida de Gustave H (Ralph Fiennes), conserje estrella de un famoso hotel europeo en el período de entreguerras.

Una vida llena de aventuras extraordinarias en las que estará acompañado de Zero Moustafa (Tony Revolori), el joven botones que se convierte en el amigo de confianza y que más tarde será su protegido. Pero entonces será la guerra. Antes de que ésta llegue, todo será decadentismo y buena vida.

La historia comienza en 1985, cuando un escritor consagrado (Tom Wilkinson) narra mirando a cámara cómo en su juventud se alojó en el Gran Hotel Budapest. A continuación, tomando los rasgos de Jude Law, muestra su llegada a este legendario Hotel, ya en decadencia, donde conoce al propietario (F. Murray Abraham), quien a su vez le cuenta la turbulenta historia del Hotel en los años 30, cuando disfrutaba de su mayor esplendor y era visitado por señoras adineradas en busca de su encantador conserje.

En medio de toda esta turbulencia, el ambiente que recrea El Gran Hotel Budapest recuerda mucho al de Muerte en Venecia, de Thomas Mann-Visconti, un hotel a medio camino entre balneario, casino y lugar de encuentros furtivos, con unos huéspedes que vuelven cada año, que se reconocen entre sí, que preguntan unos por otros a la llegada porque se necesitan tanto como se detestan… Unos huéspedes a los que nunca se les ve pagar porque son riquísimos y no se les exige que paguen. Ese ambiente anclado en lo rural y arcaico que tan bien describiera Marcel Proust y que, al mismo tiempo, comparte el ambiente tan distinto y distante de otra creación distribuida por la misma cadena Twenieth Century Fox, Gran Hotel Marigold: El hotel como lugar mágico y lleno de peripecias entre personalidades curiosas, de anécdotas divertidas donde lo humano y lo divino tienen cabida y donde es posible, en medio de la calma, esperar un cambio radical, un giro brusco e inesperado en la vida del individuo que ponga todo de nuevo a caminar. Esta función la desempeña aquí la guerra. Y en medio de la guerra, el arte y las grandes fortunas de los coleccionistas, todo ello en clave de humor frívolo y con una maldad propia del vaudeville.

El Gran Hotel Budapest conjuga todo eso en un nimio argumento. Al describirlo como simple, se diría que la película adolece de falta de fuerza narrativa, pero dicha carencia es suplida con creces por la fuerza de las imágenes; la superabundancia de personajes podría inducir a confusión entre ellos, pero tampoco es así. Como en los viejos narradores, nunca se pierde el hilo argumental y, al estar ambientada en un lugar de Centroeuropa en medio de esos años críticos, la película, con su nostalgia de un mundo perdido, se convierte en un canto de amor a la vieja Europa, a su devoción absoluta por el arte, a las vanguardias y, en resumen, a todo lo bueno y salvable que se desplazó de Europa a Norteamérica precisamente para salvarse.

Además de espectacular y divertida, la película cuenta con un reparto estelar dedicado a interpretar empleados del hotel y herederos de la rica dama. Un plantel en el que, a los citados Ralph Fiennes y Tony Revolori, se añaden Saoirse Ronan, Bill Murray, Jude Law, Willem Dafoe, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Edward Norton, Jeff Goldblum, Adrien Brody, F. Murray Abraham, Mathieu Amalric, Owen Wilson, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Léa Seydoux, Bob Balaban, entre otros.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

1 COMENTARIO

  1. Me interesó la película por esta reseña, pero creo que induce falsas expectativas. ¿Thomas Mann, Visconti, Proust? Podrían haberse ahorrado estas comparaciones. ¿Un canto de amor a la vieja Europa, a su devoción absoluta por el arte, a las vanguardias? ¿A eso se llama que se arme un thriller simplón alrededor de una pintura que no importa a nadie salvo por su posible valor comercial? No sé, creo que yo vi otra película. Es un producto de entretenimiento de la industria del cine, que como tal está bien, con muy buena producción y buenas imágenes, con alguna que otra línea inteligente por parte del protagonista, pero que la mayoría de las veces cae en lo predecible de los estereotipos y no va mucho más allá.

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