HFC: gran impulso en Kigali para reducir los gases de efecto invernadero

Un total de 197 países suscribieron el 15 de octubre de 2016 un acuerdo vinculante para reducir los gases de efecto invernadero, conocidos técnicamente como hidrofluorocarbonos (HFC) usados en refrigeradores y aires acondicionados, un paso importante según Greenpeace para combatir el cambio climático que da validez al Protocolo de Montreal[1].

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Sistemas de refrigeración que generan gases de efecto invernadero (HFC)

Greenpeace celebra este acuerdo «largamente esperado entre los gobiernos que firmaron el Protocolo de Montreal» para eliminar los HFC[2], unos gases de efecto invernadero muy potentes que tienen una amplia responsabilidad en el cambio climático, y valora especialmente que China haya adoptado la propuesta más ambiciosa entre las dos disponibles para los países en desarrollo.

Han sido necesarios ocho años para que el Acuerdo de Kigali se formalizará y su éxito será determinado por la rapidez con que los HFC se vayan retirando, así como en la medida en la que esto evitará un mayor calentamiento global. Los HFC son los gases de efecto invernadero que más han aumentado en los últimos años y la amenaza creciente que plantean estos super gases de efecto invernadero exige que su eliminación sea mucho más rápida de lo planteado. Es decepcionante que, en virtud de este acuerdo, algunos HFC aún estarán en uso en 2047.

El reto más inmediato es asegurar que estos compuestos químicos peligrosos, que han demostrado ser tan dañinos para la capa de ozono como para el clima, sean sustituidos por tecnologías sostenibles. Para ello los países en desarrollo deben recibir apoyo con fondos adecuados para que puedan dejar atrás los HFC al mismo tiempo que eliminan los gases que dañan la capa de ozono.

Paula Tejón Carbajal, portavoz de Greenpeace Internacional, ha declarado: “Kigali es un paso importante en nuestra lucha para limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC. Ahora las partes del Protocolo de Montreal deben mostrar un compromiso real para la salud de nuestro planeta, poniendo fin al uso de químicos de síntesis en los aires acondicionados, la refrigeración y otras aplicaciones, cuando hay gran cantidad de alternativas naturales y sostenibles”[3].

Los HFC son productos químicos de síntesis utilizados principalmente en refrigeración, aires acondicionados, espumas aislantes y aerosoles. Han sido comercializados por la industria química como “reemplazos” sostenibles de los CFC y los HCFC que dañan la capa de ozono.

Paula Tejón señala que «no podemos permitir que la industria química vuelva a determinar el futuro con sus alternativas tóxicas para los HFC. Está presionando para que las llamadas hidro fluoro olefinas (HFO) sean el nuevo sustituto para los HFC.»

Greenpeace fue uno de los primeros en advertir contra el uso de los HFC para reemplazar los CFC y los HCFC en la década de 1990 por ser gases de efecto invernadero. Ahora advierten contra el uso de las HFO para reemplazar los HFC, ya que se descomponen en la atmósfera para formar ácido trifluoroacético (TFA). Esta es una toxina persistente que se acumula en los humedales.

No se sabe con certeza cuánto TFA se libera a la atmósfera, ni el grado de tolerancia del medio ambiente a su acumulación. Las HFO también son entre 10 y 50 veces más caras que los HFC, por lo que su uso podría alentar un mercado negro de los HFC.

“El éxito de este acuerdo será determinado por cómo los países en desarrollo puedan saltarse los HFC, y por la cantidad de países que pueden evitar alternativas químicas tóxicas como las HFO, y adoptar los refrigerantes naturales. Esto será decisivo en los próximos meses y años”, ha añadio Paula Tejón.

Notas:

  1. El Protocolo de Montreal1 es un protocolo de la Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, diseñado para proteger la capa de ozono reduciendo la producción y el consumo de numerosas sustancias que se ha estudiado que reaccionan con el ozono y se cree que son responsables del agotamiento de la capa de ozono. El acuerdo fue negociado en 1987 y entró en vigor el 1º de enero de 1989. La primera reunión de las partes se celebró en Helsinki en mayo de ese 1989. Desde ese momento, el documento ha sido revisado en varias ocasiones, en 1990 (Londres), en 1991 (Nairobi), en 1992 (Copenhague), en 1993 (Bangkok), en 1995 (Viena), en 1997 (Montreal) y en 1999 (Pekín). Se cree que si todos los países cumplen con los objetivos propuestos dentro del tratado, la capa de ozono podría haberse recuperado para el año 2050. Debido al alto grado de aceptación e implementación que se ha logrado, el tratado ha sido considerado como un ejemplo excepcional de cooperación internacional, con el objetivo de la recuperación de la capa de ozono (Wikipedia)
  2. Los HFC son productos químicos de síntesis utilizados principalmente en refrigeración, aires acondicionados, espumas aislantes y aerosoles. Han sido comercializados por la industria química como «reemplazos» sostenibles de los CFC y los HCFC que dañan la capa de ozono. Pero Greenpeace lleva desde los años ‘90 defendiendo que no son sostenibles debido a que son potentes gases de efecto invernadero. Son peligrosos debido a su potencial de efecto invernadero y debido a que están aumentando a un ritmo del 10-15% al año. Su crecimiento está siendo impulsado por la adopción de los HFC en los países en desarrollo para la sustitución progresiva de los HCFC. A su vez los HCFC fueron adoptados como sustitutos de los CFC por los países industrializados.
  3. Alternativas a las HFO: hay refrigerantes naturales que Greenpeace ha apoyado desde principios de 1990. Estos incluyen el CO2, los hidrocarburos, el agua, el aire y el amoníaco. Las sustancias naturales están disponibles y son técnica y económicamente viables en casi todas las aplicaciones de refrigeración (tanto doméstica como comercial), aire acondicionado, sistemas móviles de aire acondicionado, procesos industriales y para las espumas aislantes.
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